El simple hecho de que sea su guitarrista y bajista, William Cashion, quien nos atienda por Zoom – junto a su gato, que se cuela más de una vez frente a la pantalla del PC– desde su casa de Baltimore, y no su carismático frontman, Samuel T. Herring, puede ser un síntoma de que este es un trabajo muy colaborativo, de rúbricas compartidas entre todos, autoproducido por ellos mismos, y quizá también por eso más heterogéneo y (sorprendentemente para lo que estilan) algo huérfano de hits y canciones de calado inmediato. Es tan sólido como cualquiera de los anteriores, en cualquier caso.
Tuve la oportunidad de ver la entrevista que Matt Berninger os hizo hace unos días por Zoom, y en ella decía que este disco es como vuestro particular “In Rainbows” (07), en el caso de que fuerais Radiohead, claro. Un disco sin hits potenciales, a diferencia de los anteriores. ¿Estás de acuerdo?
Sí, sé por qué lo decía. Yo no estoy muy familiarizado con ese disco de Radiohead, en realidad es Mike (Lowry, batería) quien más los controla, yo era muy fan de ellos en los tiempos de “OK Computer” (97), “Kid A” (00) y “Amnesiac” (01), sobre todo de “Kid A”. No sé. A la gente le gusta “In Rainbows” también, ¿no?
Sí, era solo una analogía, que podría haber trazado con cualquier otro grupo. Yo creo que se refería, al menos lo veo así, en el sentido de que habéis reducido el tempo de las canciones, que no tiene melodías tan vitalistas y, desde luego, tampoco singles claros. De hecho, uno de los avances, “Thrill”, es una balada, con un videoclip que es solo un plano fijo de Samuel (T. Herring) mirando a cámara.
Creo que es un reflejo de cómo estábamos cuando lo estuvimos grabando. Las vibraciones que teníamos entonces. Un momento muy tranquilo y libre en nuestras vidas, porque no teníamos una fecha de entrega prevista, y eso nos evitó cualquier tensión. La comunicación era clara y abierta entre nosotros como banda y también con Steve (Wright), el ingeniero de sonido con el que trabajábamos, y queríamos comprobar con qué texturas podíamos trabajar y llevarnos al límite como banda. Es algo que hablamos desde un principio: experimentar, ver cómo las canciones que teníamos ya escritas crecían en el estudio con todos tocando a la vez… Hay canciones como “For Sure”, que había escrito Gerrit (Welmers) en 2015 y recuperamos, y otras como “City’s Face” o “Moonlight”, que eran dos viejas ideas mías que también rescatamos. Durante 2018 y 2019 dimos nueva vida a algunas de esas ideas.
"Está bien desafiar esa idea tan instalada en la sociedad de que los hombres que son fuertes no pueden mostrar sus sentimientos y no deben llorar ni sentirse deprimidos".
Habéis tenido más tiempo para prepararlo que anteriores discos, ¿no?
Sí, los dos anteriores salieron como un tiro del estudio. Estuvimos entre tres y cinco semanas trabajando en ellos, tanto con “Singles” (14) como “The Far Field” (17), fue todo muy rápido. Nos frustró un poco no haber pasado más tiempo en el estudio. En ambos teníamos fechas de entrega pendiendo sobre nuestras cabezas, que respondían a la necesidad de que nuestro nombre fuera confirmado por algún gran festival. Nos hacíamos a la idea de que teníamos que tenerlo listo para entonces, para presentarlo en directo en el festival de turno. Con este disco, nos negamos a hablar de ninguna gira futura, ni siquiera le preguntamos a nuestro sello si barajaba alguna fecha de salida hasta que no tuvimos el noventa y cinco por ciento del trabajo hecho. Una vez lo tuvimos en ese punto, estaría fuera en uno o dos meses. En enero ya lo teníamos así, y acabamos el trabajo de mezclas comunicándonos por Zoom, porque el confinamiento entró en vigor en marzo.
Hace tres años que Samuel (T. Herring) vive en Suecia, tú sigues viviendo en Baltimore y no sé dónde lo hacen ahora mismo Gerrit (Welmers) y Tom (Lowry). ¿Os resulta igual de sencillo trabajar ahora que estáis tan lejos? ¿Influye de alguna manera en vuestra música?
No ha sido tan difícil, en realidad. Sam aún tiene casa en Baltimore, aunque pasa la mayor parte del tiempo en Suecia, y el año pasado estuvo cuatro semanas aquí para completar el trabajo del álbum en el estudio. Nos dio tiempo a trabajar en los arreglos, en ideas que teníamos en mente, y él nos dio tiempo también a que escribiéramos material cuando no estaba. “Born In A War” viene de uno de esos periodos. Gerrit aportó la idea que es el germen de “Thrill” … Cuando vivíamos todos en Baltimore tampoco estábamos ensayando juntos a diario. Es importante encontrar tiempo entre los ensayos y la grabación. Es algo que echamos de menos en los dos anteriores discos: tener tiempo para entender lo que estamos creando. Lo ves todo mucho más claro cuando te das tiempo para reflexionar sobre lo que has hecho.
¿Dirías que es el disco más colaborativo, más de banda, en el que más habéis aportado cada uno de vosotros al resultado final?
Sí, creo que también porque esta vez nos hemos producido nosotros mismos. Todos nuestros discos son muy colaborativos, en realidad. Trabajamos muy bien juntos. Sam, Gerrit y yo llevamos diecisiete años haciendo música juntos, siempre hemos tenido una química muy natural entre nosotros, y se traslada a la forma en la que afrontamos la escritura de canciones. Mike (Lowry) lleva tocando con nosotros desde 2014, pero es la primera vez que grabamos con él, con un batería de verdad. La comunicación fue muy abierta en este disco, todos nos dejamos los egos en casa a la hora de ir al estudio, y tener control del proceso y de la grabación, y la libertad de probar cualquier idea para una canción, incluso si luego no funciona –porque en ese caso, te sirve para aprender–, es algo que ayuda. A veces vas demasiado lejos con las mezclas y has de volver a la versión inicial de una canción, o a veces no estás convencido, pero has de confiar en Steve (Wright) y en el criterio de tus compañeros, como me ocurrió en un par de canciones.
"Creo que todos, individualmente, aprendemos de las experiencias trabajando al margen de Future Islands. Y nos traemos esa experiencia cuando nos volvemos a juntar".
Gerrit Welmers definió vuestro sonido como post wave. ¿Era una forma de no tener en consideración las etiquetas habituales?
Eso empezó en 2003, cuando empezamos a hacer música juntos. Lo del post wave. Nos gustaba esa idea de ser como pioneros del post wave. Pero me parece bien cualquier otra definición que los periodistas puedan aplicar. Tampoco nos vemos como una banda de synth pop, pero si alguien quiere utilizar la etiqueta para describirnos, me parece bien. No es ofensivo, aunque no esté de acuerdo. También se nos ha dicho que éramos revivalistas de los ochenta, y no creo que sea eso lo que intentamos hacer. Tocamos con los instrumentos que tenemos a nuestro alcance. Yo era guitarrista y siempre quise tocar teclados, Gerrit fue guitarrista, Sam era rapero, tuvo que aprender a cantar, así que básicamente yo aprendí a tocar el bajo mientras Gerrit aprendía con el teclado, a la vez que Sam encontraba su voz como cantante, y el hecho de haber aprendido todo eso juntos, durante tantos años juntos, creo que es lo que hace que tengamos un sonido único.
Uno de los rasgos más acentuados de vuestra música es la forma en que Samuel (T. Herring) interpreta en directo las canciones, con una mezcla de fuerza y de vulnerabilidad, de vigor y de fragilidad al mismo tiempo, que rompe con muchos estereotipos asociados a la masculinidad en el rock. ¿Lo ves así?
Sí, es algo que Sam siempre ha explorado, esa fuerza que se puede extraer de mostrar tu propia vulnerabilidad sobre el escenario. Está bien desafiar esa idea tan instalada en la sociedad de que los hombres que son fuertes no pueden mostrar sus sentimientos y no deben llorar ni sentirse deprimidos.
Como decías antes, Sam, Gerrit y tú lleváis juntos desde los tiempos de Art Lord & The Self-Potraits, pero durante todo este tiempo habéis ido llevando carreras paralelas por vuestra cuenta. ¿Os resulta oxigenante de cara a volver a trabajar juntos con ánimos renovados?
Hace poco publiqué mi primer álbum en solitario, este mismo año (ndr: se refiere a “Postcard Music”, publicado en junio), Gerrit sigue con su proyecto Moss Of Aura y Sam sacó el suyo el año pasado: es bueno trabajar fuera de Future Islands. Para mí era importante ver si podía hacer un disco por mi cuenta, una carta de amor al océano, en mi caso. Un disco que inspira a meditar, en el que trabajé mucho, en el sentido de que por primera vez no colaboraba con nadie y me encargaba de tomar todas las decisiones. Me gusta mucho colaborar con otros músicos, me encanta, pero esto fue una forma de ver hasta dónde podía llegar yo solo. A veces me he topado con discusiones, en mis proyectos paralelos, que eran muy frustrantes, porque se supone que esto es algo divertido, al menos ha de serlo para mí, y cuando se convierte en una lucha continua pierde eso y acaba siendo como cualquier otro trabajo. Creo que todos, individualmente, aprendemos de las experiencias trabajando al margen de Future Islands. Y nos traemos esa experiencia cuando nos volvemos a juntar. Es importante explorar otras facetas de tu creatividad, al menos para mí.
¿Cómo estáis de ánimos en este momento, teniendo en cuenta que estrenáis disco, pero no sabéis cuándo ni cómo lo podréis presentar en directo?
Teníamos previsto empezar a tocar este mes, con gira norteamericana y europea, que por supuesto ha tenido que ser pospuesta hasta 2021 o más tarde. Por suerte, estamos dando muchas entrevistas, y teniendo una especie de brainstorming sobre cómo podemos conectar con la gente a través de nuestra música. Incluso con gente nueva. Hacerlo sin conciertos convencionales es todo un desafío. Tenemos un livestream, lo vemos como una oportunidad porque será un solo concierto. Tendrá una producción más sofisticada de lo habitual en nosotros, más grande, y si todo sale bien, quién sabe si puede servir para dar pistas de cómo llevaremos más adelante el disco a los escenarios. Teniendo en cuenta que la fecha más temprana que podríamos tener en directo es sobre agosto de 2021, podríamos hacer algún livestream más a principios del año que viene. También tenemos algunas canciones que no superaron el corte para entrar en “As Long As You Are”, y una de ellas es muy potente, podría estar en nuestro siguiente disco. Así que seguimos escribiendo, con vistas a que parte de ese material nuevo pueda engrosar otro disco, pero sin ponernos ninguna presión.
En cualquier caso, el contacto directo con el público es insustituible, supongo que lo echaréis de menos, ¿no?
Totalmente. Es descorazonador no poder hacerlo. Nos encanta tocar en directo, es una forma de liberación para nosotros. Sé que Sam es muy emotivo, pero el resto de la banda también lo disfrutamos muchísimo. Es muy gratificante. Somos muy afortunados de viajar por todo el mundo y poder vivir de la música. Es el trabajo soñado. Y apesta el que no podamos girar en este momento.
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