“Me estoy haciendo mayor y cínico, y eso no me gusta, no es un buen lugar en el que estar”
Es el primer álbum después de la famosa actuación del programa de David Letterman, que os ayudó a llegar a nuevos oídos. ¿Habéis sentido algún tipo de presión?
William: Hubo momentos, claro, pero siempre hemos compuesto a nuestra manera y el proceso de Singles fue una continuación de los anteriores: juntarnos, improvisar, escribir canciones, elegir nuestras favoritas y grabarlas. Funcionó con Singles y no queríamos cambiar nada, queríamos seguir. Además, siempre nos presionamos mucho a nosotros mismos cuando entramos en el estudio, pero para refinar la manera de hacer las cosas. Nuestra composición está mejorando, espero que también la producción, los directos… siempre queremos evolucionar y mejorar nuestro arte. Con este disco queríamos continuar con eso y no queríamos ponernos demasiado nerviosos.
Samuel: Fue más bien una cuestión de asegurarnos de que no afectara a la composición. De entrada ya nos estresamos mucho y nos presionamos mucho a nosotros mismos con cada actuación y cada álbum. Intentas aprender con cada disco, aprender de tus errores, de lo que no funcionó y lo que sí y trabajar sobre ello. Creo que la presión es mayor mientras espera a que salga el disco.
William: Este álbum ha sido el menos tenso entre nosotros. Mantuvimos una agenda muy estricta, trabajábamos desde por la mañana hasta media tarde. Compartíamos casa, pero por la noche nos separábamos y cada uno se iba a hacer lo que quería, menos hablar del disco. A la mañana siguiente, volvíamos a ello. Antes trabajábamos hasta la noche, cuando la gente ya había dormido poco, salía el mal humor, y nos cabreábamos entre nosotros. Esta vez ha habido menos tensión, lo cual es bueno. Creo que estamos mejorando en eso.
"The Far Field" retoma las cosas donde las dejó "Singles" y expande los sonidos, con la entrada de arreglos de cuerdas y vientos en temas como Aladdin. ¿Ha habido alguna fuente de inspiración en particular al decidir hacia dónde queríais llevar vuestro sonido?
Samuel: Creo que no ha habido nada en particular. Como contaba William, siempre hemos creado de la misma manera y hemos intentado eliminar la parte racional. Creamos sonidos, y si conectan con nuestros corazones y nuestros oídos, trabajamos sobre ellos. Pero, por supuesto, somos unos enamorados de la música y cogemos influencias de muchos lugares diferentes. Además, todos sacamos proyectos paralelos el año pasado mientras componíamos este disco, y todo eso acaba entrando a formar parte de Future Islands. William explora por su cuenta con Peals y Gerrit con Moss of Aura y luego traen sus ideas a nuestro proyecto común. Intentamos no pensar en lo que estamos buscando, vemos qué va surgiendo, por eso hay una continuidad. No teníamos intención de cambiar o revolucionar nuestro sonido. Queríamos continuar puliendo aquello en lo que llevamos trabajando tanto tiempo.
Precisamente os iba a preguntar por vuestros proyectos paralelos: The Snails, Peals, Moss of Aura y el alias rapero de Sam, Hemlock Ernst. Además de lo que comentáis, ¿qué aportan a Future Islands como banda?
Samuel: Para mí, Hemlock Ernst me permite desarrollar aún más mi voz y decir cosas que igual no puedo decir con ellos. Y es importante para un artista encontrar distintas facetas dentro de lo que te gusta y de lo que quieres ser. Es una salida para que yo me pueda explorar un poco más.
Gerrit: No es tanto el proyecto en sí, sino el poder explorar el camino. Y, por mi parte, sobre todo, tener una vía de escape para descubrir y experimentar con los sonidos.
William: Future Islands existe desde hace 11 años, y previamente tuvimos otro grupo en la universidad, Art Lord & The Self-Potraits, así que llevamos 14 años componiendo juntos y tenemos unos roles establecidos. Tener otros proyectos nos permite experimentar y divertirnos (no ha parado de gesticular con las manos y las acaba guardando bajo las piernas).
Sam: Y no hay tantos ojos puestos en estos proyectos. Llevamos mucho tiempo trabajando con este grupo y antes podíamos componer canciones, salir a la carretera y que las escucharan 15 personas, no nos importaba, pero ahora no podemos hacer ese tipo de cosas. Nos permite tener otras responsabilidades, lejos de la mirada de la gente. Y para nuestros seguidores, los que quieren estar al tanto de todo lo que hacemos, resulta emocionante seguir también esos proyectos. A mí me permite mostrar partes más profundas de mi historia personal a través de otras formas de expresión.
Hablando de vuestros seguidores, los españoles seguro que sienten curiosidad… ¿cómo llegó una canción de Mecano (Me colé en una fiesta) a vuestro muro de Facebook?
William: La escuché en la radio, en Baltimore, y utilicé Shazam para ver de quién era, porque me gustó. Luego encontré el disco y me gustó mucho. De vez en cuando colgamos canciones que nos gustan, pero yo no tenía ni idea de que era un grupo tan conocido. Le pregunté a un amigo español por Mecano, y me dijo, “¿Estás de broma? Es una de las bandas más importantes de España”. La sigo escuchando y la pongo cuando pinchamos. Tienen un rollo new wave muy guay y sí hay similitudes con el tipo de sonidos que facturamos.
Ha pasado más de un año desde que escribisteis estas canciones. ¿En qué momento estabais entonces y dónde estáis ahora que ya las estáis tocando?
Samuel: Hace aproximadamente un año estaba viendo a una persona con la que experimenté como fuegos artificiales, pero empezando por el final. Es complicado mantener o iniciar una relación cuando estás constantemente de gira y estas son cosas en las que pienso (risas). Había renunciado a esta idea de un amor joven, porque me estoy haciendo mayor y cínico, y eso no me gusta, no es un buen lugar en el que estar. Sin embargo, conocí a alguien con la que saltaron chispas, pero la relación se enfrió enseguida. La conocí y empezamos a hablar cuando tuvimos nuestra primera sesión de composición en Carolina del Norte, donde habíamos alquilado una casa. Por tanto, buena parte del álbum lidia con este romance fugaz y profundo. Y, en cierto modo, es interesante reflexionar sobre estas cosas. Es raro cuando escribes una canción y no se sostiene, y a veces reflexionas acerca de algo que puedes recordar, pero muchas de estas canciones fueron compuestas en ese momento y ahora estoy echando la vista atrás a las palabras que utilicé. A pesar de eso, para mí siguen teniendo sentido, porque en todo lo que hacemos intentamos ser muy honestos con esos sentimientos, ese es el miedo. Por supuesto que he compuesto temas que me encantaban en el momento y más tarde no los quería interpretar en directo porque no me parecían honestas. Pero en The Far Field creo que todo se sostiene, lo cual es bueno, porque significa que aquello fue real. De eso va Aladdin, “nuestro amor fue real”. La primera estrofa fue escrita hacia el final de la historia, pero el último estribillo salió meses después, con el tiempo. No podía acabar la canción hasta que acabó la historia, lo cual es interesante dado que la composición se alargó porque necesitaba reflexionar, llegar al final para poder echar la vista atrás.
“Esa desesperación esperanzadora consiste en compartir abiertamente nuestros miedos para que la gente que vive con miedo y no puede expresarse pueda superarlo y no sienta que está sola”
El amor, el desamor, el camino… Son todas canciones muy confesionales, pero hay desesperación y esperanza.
Samuel: Totalmente. Hay desesperación y esperanza en la vida, y vivimos tiempos extraños. Esa desesperación esperanzadora consiste en compartir abiertamente nuestros miedos para que la gente que vive con miedo y no puede expresarse pueda superarlo y no sienta que está sola. Llevábamos un tiempo dando conciertos cuando nos dimos cuenta del efecto que tienen en la gente, en sus vidas. Con nuestros directos queremos crear un espacio seguro en el que la gente pueda mostrarse tal como es. Y eso implica no sólo tocar nuestras canciones, sino también el abrirme en canal, física y emocionalmente, para que sientan que pueden abrirse de esa manera. Si podemos estar sobre un escenario, entregarnos por completo y mostrarnos vulnerables, con suerte el público sentirá que también puede serlo. Compartir esas emociones siempre ha sido muy importante en lo que hacemos, porque creo que, al final, conseguimos que la gente no se sienta sola.
"Through the roses" sería un ejemplo, ya que habla de que no pasa nada por ser vulnerable porque somos humanos, pero juntos podemos conseguirlo. No sé si la política y la situación actual de Estados Unidos se han colado en esa letra.
Samuel: Intentamos no ser políticos, porque siempre hemos tratado asuntos del corazón, pero creo que nuestras canciones se vuelven políticas porque lidian con el corazón, con la forma en la que nos tratamos unos a otros en la sociedad, el cómo nos sentimos solos aunque estemos juntos. Interpretando en directo estas canciones me he dado cuenta de cómo un tema agresivo de amor como Cave, que habla de dejar algo ir, parecía una carta dirigida a América. Yo no creo en esto, ya no creo en este sueño americano, ya no podemos obviar la situación y actuar como que estamos avanzando. Es tan honesto y sincero que se puede aplicar a otros lugares. En cuanto a Through the roses, de hecho, grabé las voces al día siguiente de las elecciones, y estábamos todos en el estudio diciendo, “¿Qué está pasando?”, abatidos y preocupados, era una situación surrealista. El productor, John Congleton, creo que estaba realmente afectado, y dijo que hiciéramos esta canción, creo que se dio cuenta en ese momento de que este tema sería para la gente. Habla sobre pensamientos de suicidio y de la soledad, pero al final dice que no estamos solos y podemos hacer esto juntos; tiene eso, pero trata más sobre la gente y las emociones. Lo que da miedo de estos movimientos es que se olvidan de gente que ya está privada de derechos, que nunca ha tenido una oportunidad y va a seguir sin tenerla. Da miedo.
¿Cómo surgió el dueto con Debbie Harry (Blondie), Shadows?
Samuel: Fue a través de John Congleton, que acababa de grabar el nuevo disco de Blondie. No nos decidíamos sobre quién podía cantar el tema, y él sugirió que fuera Debbie Harry. Él hizo la introducción, le mandó la canción y le encantó. Nos sigue pareciendo una locura y aún tenemos que conocerla en persona, porque sólo hemos hablado por correo electrónico.
Para este disco, habéis vuelto a contar con Kymia Nawabi para el diseño de la portada. Diseñó las dos primeras y fue componente de Art Lord & The Self-Potraits. ¿Habéis sentido algún tipo de nostalgia, ahora que habéis celebrado 11 años como grupo?
William: No sé si remueve cosas, pero es genial. Kymia ha sido parte de la familia durante mucho tiempo y mola volver a trabajar con ella, ha estado muy involucrada.
Samuel: Con este disco estábamos buscando rescatar sonidos que echaba de menos. Singles era la máxima fidelidad, sonaba demasiado pulido y yo echaba de menos el calor y el crujido de los primeros discos, que los grabábamos con tres o cuatro micros en una casa. Queríamos recuperar ese sentimiento, así que tenía sentido que volviera Kymia, nos encanta su trabajo. Además, el título del álbum viene de un poema de Theodore Roethke, a quien ya acudimos para titular "In Evening Air" (Thrill Jockey, 2010). La nostalgia reside en esta necesidad de rescatar todo aquello, más que en la ejecución.
William: Es una forma de cerrar el círculo.
Habéis dado algunos conciertos en salas, pero en breve os vais de festivales y empezáis con Coachella, nada menos. ¿Qué os gusta más?
Gerrit: Las salas son nuestro entorno, ahí podemos crear nuestro propio espacio y lo damos todo.
William: En sala, el público viene por nosotros. En los festivales actuamos para mucha más gente y puede que algo más de la mitad sepa quiénes somos, pero otros tantos pasan por ahí y nos ven por primera vez. Eso también es emocionante, pero hay más energía cuando es 100% nuestro público.
Samuel: Y puedes establecer una conexión emocional más fuerte en sala.
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