La cita es en una cafetería del Madrid de los Austrias, en la que me veo con el grupo al completo: Gonzalo (guitarra), Álvaro (guitarra) Rubén (voz), Rober (bajo) y Héctor (batería). Desprenden ese entusiasmo inconfundible que te eleva cuando las cosas salen bien, aunque el bajista tiene el brazo vendado: una lesión producto del entusiasmo que le puso la tarde del sábado. El quinteto fue uno de los seis ganadores en la última edición del concurso Mad Cool Talent Vibra Mahou, lo cual les permitió tocar en la última edición del festival. Gonzalo transmite el entusiasmo de todo el grupo después de la experiencia. “El balance es espectacular. Lo disfrutamos muchísimo. Todavía no nos explicamos cómo fuimos seleccionados en la fase de jurado”. En esa primera fase presentaron un tema y esperaron los votos de la gente. (Rober) “Nos quedamos a las puertas, pero después el jurado podía salvar diez bandas, y fuimos una de ellas. En la siguiente fase, de treinta y cinco quedaron quince. Y ahí por fin pudimos demostrar lo que es nuestro directo, que es nuestra parte fundamental”.
“Nuestra idea original no era hacer un grupo”
Los singles que han venido sacando anticipan el EP “Doomed”, pero también un primer álbum que prevén tener listo en 2025. Todos los temas, a excepción del single “KitKat”, han sido grabados por Juan Blas en el estudio Westland, haciendo justicia a la energía feroz de su directo. (Héctor) “Queríamos irlos sacando de manera que nos ayudasen también a generar cierta tracción hacia el concierto. El último tema salió dos días antes, con esa intención. Ahora nos tomaremos las cosas con un poco más de calma, más planificadas: todo este EP tiene intención de ser un largo. Lo único, grabamos según nos permite nuestra logística. Cuando podemos juntarnos, vamos grabando y lo sacamos en pequeñas dosis”. Esa logística no ha sido fácil. Hasta hace nada el vocalista vivía en Canarias [él mismo aclara que acaba de volver a Madrid, y una de las razones es la ilusión que genera el grupo]. Álvaro vive en Asturias, aunque viene “muchísimo” a la ciudad. (Álvaro) “la idea original del grupo era juntarnos un grupo de colegas y disfrutar de la experiencia de grabar en un estudio profesional. No era hacer un grupo. Rubén y yo nos conocíamos de pequeños, y luego de la escena, de bandas como Skylines. No queríamos dar conciertos ni nada. Queríamos tener un vinilo en casa y ya está”.
Pasó que, en 2022, les escribieron para tocar en un nuevo mini festival, El Underground. Y con el fin de llenar cuarenta minutos, tuvieron que componer más material. Ese “primer y último bolo” gustó tanto que les empujó a seguir con el proyecto. (Rubén) “Después de ese concierto me volví a los carnavales de Tenerife y no pude dormir en tres noches. Llevaba seis años sin subirme a un escenario, desde que me fui de Madrid, primero a Londres y luego a Canarias. Teníamos que hacer algo. Hicimos una videollamada para ver el feeling, y estábamos todos diciendo: ‘Bueno, chavales, ¿Qué coño hacemos? [risas]. Porque esta mierda mola mucho. Igual habría que ponerse más serios con el tema’”. El plan fue seguir grabando canciones e incluso hacer algún videoclip, para “formalizar que íbamos en serio. No voy a decir que aquel concierto fuera de coña, pero no teníamos ninguna intención de darle continuidad”.
“Tenemos algo fresco que conecta muy bien”
El quinteto ha llegado a su versión del hardcore de manera natural, aunque insisten en que en sus diferentes proyectos “ha habido de todo”, incluyendo el rock progresivo, la psicodelia y la huella de bandas como The Mars Volta. Pero, “siempre nos ha gustado la música dura y gritona”, dicen al unísono. (Rubén) “Y aunque nos los tomamos en serio, nunca logramos asomar la cabeza con nuestros otros proyectos. Parecía que no le interesas a nadie si haces algo en inglés aquí en Madrid, y España en general. Pero como hicimos esto simplemente por hacer música juntos, decidimos meter todo lo que quisiéramos. Es hardcore, pero con unas influencias de sitios muy variados. Me hace gracia que estemos consiguiendo un poco más de visibilidad pegando voces”. Para Rubén, de madre californiana, lo de cantar en inglés fue algo totalmente natural. “A mí, antes de Kontrol Mental y Viva Belgrado, el español con este tipo de música no me entraba. Yo soy de esa gente que piensa que el rock siempre va a sonar mejor en inglés. La música, en general, a no ser que sea una cosa muy castiza de aquí. Hay géneros que suenan bien en inglés, y yo creo que sueno bien en inglés [risas]”. También se parte hablando de su peculiar “dupla” técnica para desgañitarse sin joderse la voz. “Me tomo un mango y me echo un par de sprays en la boca de un jarabe americano que lleva caducado desde 2014. Me lo echo antes y después del bolo, y al día siguiente estoy de puta madre. Si te digo la verdad, creo que lo que marca la diferencia es el mango. Debe ser bueno para la garganta…”.
Tras el subidón del bolo en Mad Cool –doy fe de la que liaron–, la idea del grupo es volver a grabar en octubre para seguir añadiendo piezas a su álbum. Ya tienen listo otro tema, que saldrá en septiembre. Prevén tener otra sesión en febrero para tener el disco listo en la primavera o mediados de 2025. No me pueden hablar de sellos, aunque en este momento la distribución digital corre a cargo de Estudio Mazmorra. (Héctor) “Mucho de este grupo ha ido saliendo sobre la marcha. Hay una serie de cuestiones que ni siquiera nos hemos sentado a hablar. En el momento en que tengamos un poco más de calma, las acabaremos abordando. Sin menospreciar otros proyectos, yo nunca había sentido la sensación de ‘Esto lo tiene que ver la gente’. Lo que nos mueve es la parte catártica del directo. Tenemos algo fresco y que conecta muy bien. Parecemos humanos mientras estamos en el escenario”. Teniendo en cuenta que un ochenta por ciento de sus escuchas en Spotify son de fuera de España, se les plantea el reto de tocar más allá de nuestras fronteras. Saben que no es fácil. Pero de momento, la ilusión está intacta. “A veces las relaciones a distancia funcionan”, sentencia, con razón, Rober, el bajista.
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