Frente al espejo
EntrevistasSôber

Frente al espejo

Luis F. Mayorala — 06-02-2004
Fotografía — Archivo

A estas alturas entrevistar a Sôber es un trabajo mayúsculo que no puede obviar su espectacular éxito. Después de que “Paradysso” (Muxxic, 02) se convirtiera en disco de platino y de un 2003 marcado por una extensa gira que ha puesto al grupo en el podium del rock español, llega “Reddo” (Muxxic, 04), su quinto trabajo.

Pasó en su momento con Hamlet y Dover: Sôber, desde su privilegiada situación en el mercado discográfico nacional, son blanco perfecto de la maledicencia. Muchos grupos desearían estar donde ellos fuese como fuese. Pero llegar a su posición no es fácil, ni tampoco fruto de un golpe de suerte.

“Antes a nadie le molaba cantar en castellano sobre amor.“

“Nadie nos ha regalado nada en estos últimos diez años. Nuestro trabajo ha sido esfuerzo del día a día. Nosotros arrancamos cantando en inglés, como muchos grupos, pero la dificultad del idioma y el querer decir una serie de cosas con sentido y fuerza nos llevó a intentarlo en castellano. Fue bastante complicado y arriesgado. Nosotros no teníamos una influencia anterior que no fuese rock reivindicativo o político, tipo Soziedad Alkohólika o Barricada. Antes a nadie le molaba cantar en castellano sobre amor, porque antes los rockeros no hablaban de amor, solo de rabia contra el sistema. Al principio lo tuvimos difícil, pero creímos en nosotros y nos salió bien”. Después del éxito obtenido con “Paradysso” lo que más llama la atención es el autocontrol que hoy día mantienen en todo lo que hacen y firman. “Nosotros nos encargamos de todo lo que hacemos, creemos que es muy importante. Producimos nuestra música, decidimos cómo y con quién queremos hacer los clips, elegimos la ropa que nos ponemos, nuestra imagen, el diseño del disco… todo lo hacemos y decidimos nosotros. La compañía nos ayuda en cuanto a los medios que no podemos abarcar nosotros mismos, como la promoción y algunas otras cosas específicas de la compañía”. Resultado que se aprecia y disfruta en “Reddo”, un enorme esfuerzo firmado por el grupo al completo. “Ha sido mucho curro porque la producción también la hemos hecho nosotros, desde alquilar los previos para la voz, coordinar a toda la gente que ha hecho los arreglos, conseguir los samplers, la orquestación que hemos metido en los temas, buscar las guitarras, los amplificadores… es decir, que hemos hecho de todo. Esto no es como antes que entrabas a grabar tu parte y ya está, ´Reddo´ es un disco hecho íntegramente por nosotros. Incluso el diseño de la portada es nuestro, le damos mucha importancia porque sabemos que es algo muy especial. La calidad de sonido que estamos dando, el diseño que hacemos… sabemos que puede competir con lo que viene de fuera y sin ningún tipo de complejo”.

“Llevamos con nosotros un equipo de nueve personas, porque, además de nuestro equipo, llevamos nuestra producción. “

Ni el concepto del disco se les escapa. “´Reddo´ es reflejo en latín, la portada es un espejo, un reflejo de uno mismo, de cada persona. Por eso las letras buscan esa identificación con las personas que escuchan las canciones, son letras ambiguas que se pueden interpretar de distintas formas, aunque tengan un significado previo definido por nosotros. El disco está dirigido a uno mismo, ese es el sentido; una mezcla de ´Paradysso´ y “Synthesis” y quizá algo de ´Morfología´ en cuanto a concepto”. El álbum ha sido grabado cómodamente en sus propios estudios, Cube, durante cuarenta días. “Hemos estado como en casa durante la grabación. Hubo un poco de estrés al principio, porque fue terminar la gira y a los seis días entramos a grabar. Nos gusta esto y no dejamos de pensar en ello. Como ya teníamos las canciones listas, descansamos una semana y enseguida nos metimos en el estudio. Parece que si no tocamos o hacemos alguna cosa sentimos un pequeño vacío. Es otra manera de trabajar, las circunstancias del grupo han cambiado y ahora nos apetece trabajar así, de otra manera, aprovechando que tenemos muchos conciertos”. Una circunstancia que les ha obligado a componer las nuevas canciones mientras cumplían con su apretadísima agenda. “Hemos compuesto los temas a lo largo de la gira. Igual empezábamos un tema en casa, que durante la gira en un hotel o en la furgoneta, siempre dándole vueltas a las cosas pensando en canciones nuevas. Lo bueno es que esas ideas las íbamos desarrollando durante las pruebas de sonido de la gira para corregir y aprovechar las partes vitales que salían en las nuevas composiciones, porque luego en el disco pueden sonar muy bien pero en directo tienes que plasmarlas y sentirte muy a gusto con lo que tocas. ´Reddo´ tiene esa mezcla de haber sido compuesto en diferentes momentos, unos más tranquilos y otros de directo”. La continuación de “Paradysso” no repite esquema. “Reddo” es más metalero y sobrio, y en algunas partes vuelven a aparecer la orquestación y los arreglos. “Creemos que es un poco la evolución del grupo, porque el sonido sigue siendo Sôber. Nosotros intentamos ser coherentes con lo que vamos haciendo en cada disco, si hemos metido más solos es porque en ´Paradysso´ no había. A lo mejor ha quedado más guitarrero, puede ser. Con lo que sí hemos experimentado es con los teclados. Este disco nos pedía alguna secuencia y algún sonido más en los ambientes… un poco más, digamos, de relax… como el sitar y los sintes de ´Lo perdí´, que es cercano a lo que queríamos hacer: abrir un poco el abanico musical de lo que es Sôber, cuatro músicos haciendo música a los que también nos gusta añadir este tipo de sonidos un poco retocados, pero que empasten bien con lo que hacemos y que suene como a nosotros nos apetezca”. El grupo al completo –Alberto (batería), Antonio (guitarra), Jorge (bajo y voz) y Carlos (guitarra)– se resiste a la hora de aportar los referentes que les han inspirado para crear “La nube” o “La burbuja de cristal”, afirmando que no se dejan influenciar mucho por otros grupos. “A la hora de componer es cuando menos música escuchas, ni te fijas en el rollo que se lleva ni te propones volver a los orígenes ni nada de eso… ¡qué va!... no hay nada buscado. Haces canciones con lo que tienes en la cabeza y lo plasmas en el disco. Es a la hora de producir o cuando te pones a sacar sonido cuando sí te fijas más en como suenan algunos discos, que si un bombo tal, una voz así, que como mezclan aquí… pero es normal, quieres dar lo mejor”. Una exigencia obligada habida cuenta de su currículum. Un afán de mejora y superación. “Lógicamente hemos crecido y madurado en estos últimos diez años, como personas y como músicos. Ahora tenemos una media de treinta años, y con el tiempo vas escuchando otros tipos de música que te influyen y gustan más o menos, pero en la esencia seguimos haciendo lo mismo: bases cañeras con armonías vocales muy definidas, eso es Sôber y eso lo hemos respetado desde el principio hasta hoy. Por supuesto hay momentos en los que hemos hecho canciones más o menos duras, pero es normal, todos los grupos tienen épocas y discos que les diferencian, nosotros también evolucionamos, ahora tocamos mejor y hemos ganado en calidad de sonido y voz”. Tampoco defraudan en las letras, un campo del que Carlos Escobedo es dueño y señor. “En casa tengo libretas donde apunto frases que me vienen a la cabeza, o anoto imágenes que veo en sueños. Si tengo una pesadilla aprovecho e intento sacar algo para hacer una canción. Pero en general los textos son experiencias emocionales o sensaciones que siento y me pasan. Lo que intento plasmar en las letras son esas cosas que veo en sueños, en una película, que me pasan en un día catastrófico o en la vida cotidiana, porque yo no leo mucho, me gusta más el cine. Por eso mis letras son más de andar por casa. Creo que cualquier persona puede llegar a ser lo suficientemente sensible como para poder sentirse identificado con ellas. Por supuesto el disco lo hacemos primero para nosotros, pero igual que nosotros hay mucha gente que tiene su corazón y sus sentimientos y siente lo mismo”. Aho

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