Por si esto no fuera poco, esta vez los ingleses han puesto sus ojos en una banda escocesa, sin duda alguna, un lugar del que más buenos grupos y más buenos discos salen al año en la tierra del Príncipe Carlos. Con Belle And Sebastian y The Thrills como grandes abanderados comerciales del pop artesanal de las Highlands, y Mogwai como grupo de qualitè ya tocaba cambiar de tercio.
Franz Ferdinand llegan en el momento justo, un momento en el que conviven dos tendencias bien diferenciadas: el revival del rock llevado a cabo por los mass media; y el revival del post punk defendido por las publicaciones musicales especializadas de medio mundo.
El primero tiene gran impacto comercial, mientras que el segundo apenas sale a la superficie, si bien ha servido para que un montón de discos descatalogados e inencontrables estén ahora a la disposición del comprador compulsivo de discos y devorador de la cultura pop más desconocida. Pues bien, el grupo que nos ocupa se encuentra entre estas dos corrientes. Porque, si bien bebe de las fuentes del post punk inglés, tiene un componente importante de rock, canciones, imagen y juventud, que les puede hacer llegar al fan de los Strokes o los White Stripes.
MondoSonoro tuvo la suerte de entrevistar al cuarteto escocés antes que fueran brutalmente y exageradamente encumbrados por el cada vez más cutre –tanto de forma como de contenido- NME. Pudimos conversar con ellos en las horas previas a su concierto en Razzmataz, junto a Electrelane y Death In Vegas. Un bolo en el que pudimos constatar que no son un bluff, ya que poseen dos buenas virtudes: presencia escénica y buenas canciones. Alex (voz y guitarra), Nick (guitarra, teclados y voz), Bob (bajo) y Paul (batería) nos reciben en el hall del hotel. Apenas superan los veinte años y resultan amables y cercanos. Y empiezan a explicar un poco los orígenes de la banda. (Bob) "Yo ya conocía a Alex, y un día, uno de los miembros de Belle And Sebastian me dio un bajo y me dijo que hiciera algo útil con él. Luego conocí a Nick en una fiesta. Y después llego Paul para tocar la batería”. (Alex) “La verdad es que antes de que Nick llegara a Glasgow, Paul, Alex y yo nos reuníamos muchas veces para hablar sobre música. Nos reuníamos en nuestras casas y escuchábamos un montón de música y luego discutíamos sobre los que más nos interesaba de ella. Y también hablábamos sobre lo bueno que sería formar una banda. Vamos, que teníamos una idea muy clara sobre la que música que nos gusta y sabíamos que si algún poníamos todas nuestras ideas en común, el resultado sería Franz Ferdinand. Miraríamos a la gente a los ojos, no nos asustaría estar en el escenario, no haríamos solos... estas eran las cosas que pensábamos. Entonces llegó Nick y teníamos esta especie de ideales y empezamos a ensayar. Queríamos pasarlo bien juntos, íbamos a mi piso y al piso de Nick en el sur de Glasgow y escribíamos nuestras canciones en la cocina, todos juntos. Y el primer concierto que hicimos fue porque unos amigos nuestros montaban una exposición de uno de sus pisos. La exposición la visitaba un grupo de chicas y necesitaban un grupo de chicos que amenizara la muestra. Nos pareció gracioso y a pesar de no tener ni siquiera todavía un nombre y de tener solo cuatro canciones, decidimos tocar. Fue muy divertido”.
Arte y música pop, un binomio que dio vida al post punk británico de finales de los setenta. Estilo reverenciado por este joven cuarteto, continuador en el siglo veintiuno de la herencia post punk escocesa de Edwyn Collins y sus Orange Juice, y del más desconocido y genial Josef K. La voz grave del vocalista principal de Franz Ferdinand, Nick, evoca sobremanera a la profunda y sugerente voz de Collins. Así como las espasmódicas guitarras del grupo recuerdan al nerviosismo eléctrico de Josef K. Comparaciones hechas, eso sí, salvando las distancias, ya que los primeros inventaron y los segundos se limitan, con gracia, a repetir esquemas pasados creados por sus compatriotas. Pero no solo de su tierra beben estos veinteañeros, sino que de otras muchas bandas respetables. (Alex) “Orange Juice, Josef K, Buzzcocks eran una gran banda de pop, Japan, el primer disco de Duran Duran....”. (Nick) “Pil, Talking Heads...”. (Paul) “Madness, Specials, Adam And The Ants...”. ¿Y XTC? (Alex) "La única canción de XTC que conozco es ´Making Plans For Nigel´, y la verdad es que es muy buena. Me tengo me pillar más discos de ellos”. Bueno, tras descubrir esa nómina de bandas, no se puede negar el buen gusto que tienen y los buenos mimbres de los que parten para crear su música. Eso, sí, de entre todas las bandas que nombran, hay una de especial importancia. Los dos principales compositores de Franz Ferdinand se declaran devotos fans de Adam And The Ants -y de la carrera de Adam Ant en solitario- una de las bandas más injustamente maltratadas del post punk y la nueva ola británicas. Con los Ants alumbró, a finales de los setenta y principios de los ochenta, discos de la talla de “Dirk Wears White Sox”, “Kings Of The Wild Frontier” y “Prince Of Charming”; y como Adam Ant en solitario el estimable “Friend Or Foe”. (Alex) “Sí, tienes razón, mucha gente se los toma como una banda cómica y me parece una vergüenza. Además cuando la gente dice que le gusta solo se refiere a sus primeros singles y a su primer disco, ´Dirk Wears White Sox´, pero sus singles más conocidos y famosos son temas pop impresionantes y a mí me gustan más que su primer disco. Es música brillante y afilada, pegadiza, el sonido de las baterías es increíble y Adam Ant era un gran showman. Un tío único”.
Una influencia y una manera de entender la música –si bien desprovista del carácter subversivo y transgresor de Ant- que se adhiere con facilidad a los ideales de la banda escocesa. Cuatro chavales en busca de canciones redondas, hit-singles instantáneos que hagan bailar a la gente. Bueno, más bien a las chicas. (Alex) “Sí, pero además queríamos hacer algo diferente a lo que hacían las bandas de Glasgow en esa época. Nos parecía que todas las bandas eran muy serias, eran bandas que copiaban mal a Mogwai que hacían música para otros músicos y no para la gente. Se miraban a los pies y nunca hacían temas con ritmo y buenas melodías, estaban muy inseguros con su técnica. Y lo peor que tenían sus conciertos es que nadie podía empezar a bailar, eran muy aburridos, intelectuales y jodidamente pretenciosos. Nosotros no queríamos hacer esa música pretenciosa, queríamos hacer rock´n´roll básico que la gente pudiera bailar. Además, las chicas no iban a los conciertos de esos grupos tan aburridos y nos parecía muy ridículo, solo había tíos muy serios, nadie cantaba... Por eso decimos que queremos hacer música para que las chicas bailen, porque es el objetivo más básico de una banda de pop, y una idea muy divertida”.
Ahora bien, Franz Ferdinand no solo beben del post punk y la new wave. Escuchando sus canciones, sobre todo la tremenda “Auf Acshe” –con unos teclados por los que moriría Candida Doyle de Pulp- y “Matinée”, se aprecian las artes de Jarvis Cocker y su imprescindible banda, una de las pocas salvables de aquella charlotada bautizada como brit pop. Como se puede observar tras leer estas líneas, Franz Ferdinand no son más que un producto de su época, es decir, un conglomerado de actitudes juveniles, ideas pasadas e influencias inmejorables que ha cristalizado en un sólido disco que, si bien no tiene nada de original, convence, divierte y emociona gracias a las grandes canciones que contiene. “Take Me Out”, “Darts Of Pleasure”, “Cheating On You” o “Tell Her Tonight”, son razones suficientes para agenciarse su disco debut. La cuestión está en dejarse llevar y liberarse de prejuicios. ¿Les convence?
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