Pese a todos los estilos que se cruzan en el camino (post-punk, glam, garaje, punk, pop) os ha salido un disco muy consistente y poco disperso. ¿El teclado sería el pegamento que une las canciones?
El teclado en cada canción tiene un sonido diferente, quizás sea el elemento que más cambios experimenta en el disco. Al mismo tiempo, como tú bien dices, nos da la identidad “Feline” independientemente del estilo marcado en las canciones.
¿Cómo trabaja Martín Guevara (Capsula) en el estudio? ¿Se implica mucho en el proceso de creación o es de los que deja a los grupos más a su aire?
Las canciones llegaron al estudio bastante cerradas. Martín ya las había escuchado y nos quería ver tocar en directo en su estudio. En una hora estábamos grabando y en 4 días escuchando las premezclas de nuestras 10 primeras canciones. Martín captó al instante nuestra nostalgia ochentera y las ganas de algo fresco y divertido. Estos ingredientes nos llevaron a una muy buena comunicación y a tener momentos de tranquilidad y plena confianza en él.
“I Hate You” es la canción elegida como tema de adelanto del álbum, pero realmente podía haber sido cualquiera. Creo que también hubiera pegado “Zure bidea”, que además tiene referencias a Londres y Berlín, ciudades muy vinculadas al rock.
La grabación coincidió con la época de toques de queda y meses bastante odiosos. Nos encantaba cantar ese estribillo y descargarlo todo. Le invitamos al estudio a nuestro querido Hannot Mintegia y captó imágenes mientras grabábamos la canción. De ahí la idea del single. “Zure bidea” muestra, quizás, nuestro lado pop-rock que tanto nos gusta, es en euskera y otro posible single para más adelante. Hubo un momento en el que veíamos un vídeo también con esta canción, ya con imágenes tocando en Londres o Berlín, claro (risas).
Entrasteis en el estudio en mayo del año pasado. Han pasado unos 9 meses. ¿La mezcla y la masterización de los temas os ha llevado tanto tiempo o es que queríais presentar el disco ya en 2022?
Hicimos una apuesta por editar en vinilo y no pensar en un formato CD. Las fábricas, como saben todos los musiqueros de la zona, están apretadísimas y los plazos de espera son de muchos meses, bastante más de lo que nosotros pensábamos. Este factor ha retrasado mucho la publicación, pero ahora ya venimos con un repertorio ampliado con nuevos temas para el directo y ganas infinitas para llegar a todos los rincones existentes.
Venís de otros proyectos como Audience, Zuloak o Puro Odio. ¿Cuál era el plan inicial cuando nació el grupo en 2020?
Baini creó el grupo con ganas de abrirse a un nuevo público y probar nuevos sonidos más ochenteros y electrónicos. Guitarras eléctricas, sintes y ordenador. Así empezó con Rubén en esas primeras quedadas y más adelante con Ainhoa al bajo. Pero nuestro amado rock nos arrastró hacia él y vimos la necesidad de la figura de Eneko a la batería. En ese primer ensayo con el bermeano se crea Feline y avanzamos hacia lo que hoy podemos escuchar. Hay momentos en los que nos apetece volver a las maquinas, con lo que no descartamos una vuelta de tuerca en algún momento.
Bobbie Guillespie, de Primal Scream, comentaba en una entrevista reciente en The Guardian que la música de finales de los 70 y primeros 80 fue una “revolución”. ¿Es el periodo que más ha marcado el sonido del grupo?
Pues sí, ya que nuestros años de adolescencia y momentos de experimentar con la música han estado repletas de un rock muy poco atractivo. Si te gustaba un poco la música, tenías que echar para atrás en busca de referentes, lo que nos enorgullece. Pero ahí estaba la radio y especialmente la televisión atornillándonos la cabeza con todo lo mainstream. La mayoría de la gente de nuestra generación se quedó pegada a la tele y ahora no te sabría decir cinco grupos de los 70 o los 80. Hoy en día, la situación es bastante peor, ya que convivimos con otras pantallas mucho más influyentes que la propia música o las diferentes artes. Es una pena.
“El amor hacia el mundo felino es evidente para la gente que nos conoce”
“Feline” es el título de un disco de los Stranglers, pero no sé si esa es la razón por la que elegisteis el nombre. O tal vez es porque compartís determinadas características con los gatos…
A ese disco de los Stranglers le hemos dado muchas vueltas. Es un disco que marca una diferencia en su discografía, o eso nos parece. Se aburrieron del punk cuando los Clash o los Pistols estaban petándola y dieron un giro a su carrera con una personalidad admirable. Por otra parte, el amor hacia el mundo felino también es evidente para la gente que nos conoce. Todos hemos convivido en algún momento con gatos. Ainhoa se acaba de tatuar una pantera negra con sangre en los dientes, ¡imagínate!
Entre Gernika-Lumo y Bermeo siempre ha habido una buena cantera rock y garitos como el Beleza, que aún sigue funcionando. ¿Cómo está la escena últimamente? ¿La pandemia ha hecho mucha pupa?
Es verdad que la situación sigue estando bien jodida y será difícil darle la vuelta. La gente se está volcando mucho con los artistas, incluso ayuda a los espacios para que no echen la persiana, pero las instituciones nunca van a cuidar esta realidad. No les interesa. Por suerte, en nuestra comarca, y en general en Euskal Herria, sabemos lo que es la autogestión y no necesitamos de su ayuda, con lo que se ha seguido programando y disfrutando de conciertos en la medida de lo posible. Otros espacios más potentes como el Kafe Antzokia de Bilbao, por ejemplo, lo han tenido más difícil y esperamos con ansia su ya segunda reapertura.
¿El rock es un lenguaje contemporáneo o corre el riesgo de quedarse obsoleto ante la pujanza de otros estilos?
La contemporaneidad está en los miembros que componen una banda, y no tanto en el estilo que practican. El rock sigue vigente y ha tenido muchísimo peso en la historia del siglo XX. Será difícil que otro estilo pueda contar tanto. En estos momentos puede que estemos con las antenas cruzadas, pero nos vienen años interesantes para conocer y escuchar a posibles nuevos referentes.
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