Entre el resto, entre aquellos cuyo particular árbol genealógico de la música popular comprende desde Merzbow a The Beach Boys (las referencias no son gratuitas…) el dúo de Bristol igualmente ha generado una polémica que ya vivimos en los tiempos del post-rock: que si saqueadores del legado progresivo y minimalistas dicen unos, y renovadores del noise menos árido los más. Un servidor, vaya la cosa por delante, se apunta sin complejos al carro de los que se han puesto a dar palmas con las orejas.
"La música para nosotros representa esperanza y felicidad" |
Y no soy el único: hace exactamente un año y con sólo un single en la calle, alguien tan libre de sospecha como los miembros de Portishead les eligieron para forman parte del ATP que ellos mismos coordinaban. “Pasamos de ir como público al ATP a estar allí arriba invitados por Portishead. Imagínate lo que significó para nosotros…”. Más ilustres que lo han flipado en colores con las crepusculares y ruidosas sinfonías contenidas en “Street Horrrsing” son John Cummings de Mogwai y Bob Weston de Shellac, implicados de primera mano en el disco de debut de Benjamin John Power y Andrew Hung (que, por cierto, es quien responde a las preguntas). “Nos preguntaron de la compañía dónde queríamos grabar, y les dijimos que lo teníamos claro: el Castle Of Doom, los estudios de Mogwai. Así que John terminó involucrándose en el proyecto. Tanto Mogwai como Shellac son dos referentes para nosotros, así que la labor en el estudio de ambos no pudo ir mejor”. Como en el caso de los escoceses, la música de Fuck Buttons tiene algo de banda sonora para el día del juicio final, un dramatismo y una oscuridad que también comparte (más nombres) con Glenn Branca, de cuya orquesta para guitarras eléctricas han llegado a formar parte. “Mientras nuestra música parece levitar, la suya tiene un sonido muy pesado que no cesa de fluir y de cambiar en su interior. Estar ahí en medio era una experiencia acojonante”. Para experiencia la de escuchar “Street Horrrsing” a todo trapo. Le digo que si nos quieren amargar la existencia. “Todo lo contrario: la música para nosotros representa esperanza y felicidad”. Pues vaya. ¡Quién lo iba a decir!
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