Tan sólo un disco, “Out Of Tune” (4AD/Caroline, 98), que nos hacía reservar el pronóstico. Y disfrutarlo. Disfrutarlo como disfrutamos de este nuevo vástago, “Excuses For Travellers” (4AD/Caroline, 00), confirmación en la fe profesada por la banda, cuyos diez mandamientos se resumen en dos: “After The Gold Rush” de Neil Young y “Blonde On Blonde” de Bob Dylan. Neil Hastead (voz y guitarra), menos asceta de lo que presuponíamos (se tiró un sonoro pedo en mitad de la entrevista), evalúa con un hilo de voz los matices que podemos encontrar en esta nueva interpretación de sus sagradas escrituras. “Creo que el disco refleja en qué punto de nuestra trayectoria estamos. Cuando empezamos éramos tres y ahora somos seis, un grupo perfectamente acoplado. Sonamos más complicados ahora, eso desde luego, pero creo que es bastante natural teniendo en cuenta lo que te he comentado. “Ask Me Tomorrow” se grabó en una semana, con canciones que ya habíamos grabado en maquetas, según ha ido entrando gente en la banda ha habido cambios a causa de la influencia de esas nuevas personas”.
Una interpretación personal y apócrifa, plena de virtud, consciente y por tanto, despojada de presunciones, porque Hastead se sabe continuador -a través de sus excelsas miniaturas- de la doctrina de los grandes creadores. “En un principio queríamos capturar la esencia de Dylan en “Highway 61...” y “Blonde On Blonde”. Aunque también según componíamos nuevas canciones, íbamos reflejando en ellas nuestra evolución en directo, por eso hubo ciertos cambios entre los dos primeros discos, aunque las influencias clave están ahí”. Y ahí siguen, ocupando el espacio a través de sus enormes canciones, cuyo verbo, omnisciente e inoculado en nuestro ánimo, se hace carne y sustenta su propio camino de perfección. Un vía crucis circular que no proporciona más alimento que el espiritual. “Para nosotros lo más importante es tocar en un grupo, pasarlo bien con las canciones. Estamos en un sello pequeño y no somos famosos. Tenemos que buscarnos otros trabajos para pagar las facturas. Pero tampoco nos obsesionamos con el éxito, sencillamente nos gustaría tener la seguridad de que el próximo disco podrá salir. De hecho para sacar este disco hemos tenido que pelear bastante porque no estaba claro cómo pagarlo”. Una precariedad material que poco debe importar a los responsables de uno de los mejores y más emocionantes discos del año. Un disco autobiográfico (“Envío una carta/pero no obtengo respuesta/ tan sólo una nota: devuelto al remitente”, dicen en “Return To Sender”) que en un hipotético e imposible reino de los justos sería multiplatino. Sin lugar a dudas.
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