Resulta como poco raro hablar de fiestas, raves y mañanas después de la fiesta en plena deprimente crisis global del COVID-19, pero la vida sigue. Un didáctico y muy centrado Russell nos adelanta también cosas de su inminente libro “Great Liberation Through Hearing”.
¿Qué fue lo que te interesó tanto de la idea del viernes para hacer un disco entero? ¿Dirías que es un trabajo, de alguna manera, conceptual?
No sé si lo definiría así. Hay muchos discos que son conceptuales independientemente de si pensamos si lo son. La idea estaba ya en tres canciones en las que estaba trabajando, empecé a sentir que la historia estaba ahí. Las canciones empezaron a tratar de un modo natural de la noche anterior y la mañana después. La noche y lo que viene después. “This Morning Is Gonna Break Your Heart” fue la primera cancion que tuvimos, y me parecía que tenía que ser el final. Francis Ford Coppola dijo que si quieres contar una historia, necesitas primero saber cuál va a ser el final. Me pareció una idea interesante, un experimento interesante, tratar de componer unas cuantas canciones que contaran el resto de la historia sólo para ver qué pasaba. Y parecía que funcionaba de un modo muy fácil y natural, al fin y al cabo es una parte muy natural de la experiencia de todo el mundo. Además, me permitía que todo el mundo se expresara a su modo, porque esto de la noche del viernes es algo muy individual.
“Según pasa el tiempo eres más consciente del hecho de que tras la subida viene el bajón”.
El disco tiene una estructura muy particular: una primera mitad más movida, y una segunda que tiene momentos melancólicos, con canciones como “This World”. ¿Por qué lo hiciste así?
Para reflejar la dualidad de la experiencia. Cuando empecé a hacer raves, de joven, siempre hice singles, nunca un álbum entero. Y este disco trata realmente de salir de fiesta, sobre esa experiencia. Pero debido a la etapa en la que estoy en mi vida, trata igualmente sobre las consecuencias, lo que sientes el día después. Creo que según pasa el tiempo, eres más consciente del hecho de que siempre que hay una subida, viene después una bajada. Y está bien que sea así. Es de lo que trata la segunda parte, la experiencia del bajón, el viaje de vuelta. Mientras que la primera parte es el inicio del viaje.
Bueno, así es la vida, ¿verdad?
Sí, creo que es algo aplicable, más o menos, a todo. La marea siempre baja. Y de la misma manera, volverá a subir. Creo que es un enfoque maduro que se va desarrollando en la vida. Si hubiera hecho un disco rave cuando empecé a hacer música, jamás habría pensado en lo que venía después. Pero ahora lo tienes que considerar. Y creo que está bien que sea así, es una parte de la experiencia de la vida.
Everything is Recorded es un proyecto muy singular por su naturaleza puramente colaborativa. ¿Cómo lo definirías y cómo crees que va a evolucionar?
He trabajado de diversas maneras con otra gente: ya estaba el sello, pero ahí lo que haces es proveerles de diferentes capacidades, les das ciertos servicios. Luego ha estado también la experiencia con Africa Express, fundamentalmente como músico en directo. Y también está la de producir a diferentes artistas: Gil Scott-Heron, Bobby Womack, Ibeyi, Damon Albarn: ser el productor de los discos de otra gente. Y además está la experiencia de ser un creador de beats, que siempre estoy haciendo en el estudio, aislado, como ahora. Simplemente haciendo ritmos y sonidos, sampleando… Así que creo que Everything is Recorded emerge como una diferente perspectiva para mí. Quizá es un poco como hacer películas y que yo las dirija: trabajo con un montón de intérpretes, pero hay un guion, lo escribimos juntos y yo lanzo algunos conceptos, sonidos y visiones para que lo hagamos entre todos. Es una manera preciosa de trabajar con otras personas, porque sería imposible producir discos de todos ellos. No tendría tiempo suficiente: cuando produzco, trabajo en un solo disco y es todo lo que hago. A veces me lleva tres meses, otras, dos años. De manera que ésta es una manera de experimentar a diferentes artistas, cada uno con su energía propia, comprometerme a tope con su trabajo. Porque no soy un productor a sueldo de esos que hacen una canción de un disco. Me gusta ser parte de algo más conceptual. Es una manera de involucrarme con diferentes artistas, brindándoles una plataforma, especialmente a los más nuevos y jóvenes, que pueden trabajar en un contexto diferente al que ya conocen.
He leído que eliges las colaboraciones para tus discos de un modo muy intuitivo, pero ¿depende de cada canción o cómo lo enfocas?
Me guío por el instinto, sobre la base de cómo me hace sentir esa voz concreta y la química que hay con esa persona cuando la conozco. También siempre tengo a mano una pequeña comunidad cuando hago un disco de estos. Estoy constantemente oyendo música, de manera que se me ocurren ideas para poner un determinado sample y que surja algo nuevo de una colaboración. Lo de los samples lo veo como un regalo: tienes que pensar en esa persona y lo que va a significar para ella. Me tiene que encantar, claro, pero tengo que ver qué le va a sugerir a FLOHIO un sample de Mikey Dread, y sacar algo nuevo de ello, conectando algo del pasado con algo del presente.
En este sentido, ¿qué reto supone hacer un disco como éste, en el que hay un montón de géneros, y que es casi una enciclopedia de música, especialmente negra? ¿La idea era hacer un disco lo más ambicioso y amplio posible?
Lo veo como un disco multicultural. Las influencias vienen de más tipo de músicas, en cuanto a los samples: Burt Bacharach, Teardrop Explodes, Smog…Hay tanta música indie y psicodélica como Mikey Dread del reggae, Lamont Dozier del soul…Inglaterra es multicultural, y Londres es particularmente multicultural. Es un aspecto muy importante del disco. Fundamentalmente me basé en mi gusto, y pensé en que cada melómano tiene su propio gusto. No te puedes equivocar con tu gusto. Con la música te gusta lo que te gusta. Cuando haces una playlist, no te puedes equivocar, porque eso es lo que te encanta. Hay un elemento de mix tape, estoy buceando en mi colección de discos, sacando cosas y trabajando con nuevos colaboradores. Pero lo tengo que sentir, me tiene que dar un feeling. No es un proceso aleatorio, no es sacar cosas con los ojos cerrados, tengo que tener una conexión, algo que resuene dentro de mí. Y supongo que debido a como lo hago, sale como el disco que he hecho yo, no como el disco de otro.
Dices en la nota promocional que en la grabación has buscado más la energía que la perfección, lo cual me parece interesante, sobre todo teniendo en cuenta que eres productor. ¿Crees que con todos los medios que hay a día de hoy se tiende a pulir demasiado todo?
No sólo en la música: creo que en todas las formas de entretenimiento se tiende a pulir demasiado las cosas, para hacerlas todo lo comerciales que se pueda. Y eso no es lo que me atrae a mí. Lo que me interesa es la honestidad y la verdad. Una autenticidad que no sea perfecta. La gente no es perfecta, las cosas tienen aristas y nos equivocamos, hay ruido, suciedad y eso es lo que siempre me ha atraído de la música. La perfección es inalcanzable, así que si intentas presentar algo de manera “perfecta”, no será auténtico.
¿Y aplicas esta filosofía también como productor?
Totalmente, sí. Muy a menudo, los sonidos accidentales, los ruidos, son lo más importante, porque ahí es cuando tienes algo que no suena a nada más. Tienes que ser valiente para incluir esas cosas, porque siempre está la tentación de limpiar todo porque no suena suficientemente “profesional”. Pero cuando un artista entra en el estudio siempre le digo que tiene que ser él mismo. De eso se trata, de que seas la mejor versión de ti mismo, de que saques todo lo posible de ti. Tienes que ser valiente para hacerlo, porque no va a ser perfecto y además, puede que a la gente no le guste. Habrá gente a la que no le guste y está bien, porque no tienes control sobre lo que la gente vaya a pensar. Ni un solo artista tiene control sobre eso. Sólo puedes controlar el proceso y estar abierto mientras dure porque…¿tú qué piensas del disco?
“Me veo a mí mismo en Everything is Recorded como el director de una película”.
¿Yo? Me gusta bastante, sobre todo la segunda parte.
Eso está bien. Lo que pasa es que la música es algo psíquico. Ahora la gente tiende a hacer streaming de canciones sueltas, y está bien, porque era lo que se hacía en los años cincuenta con los singles. Las jukebox eran de singles. El álbum no surgió realmente hasta mediados de los sesenta. Volviendo a lo que me preguntabas al principio sobre si es un disco conceptual, creo que la conceptualización es una buena forma de aprovechar la potencialidad del formato. Porque en cierta manera todo el mundo hace en algún momento una playlist como concepto, con algo que una a las canciones. Creo que a su manera todos los grandes discos son conceptuales, todo depende de lo que quieras decir con “conceptual”. Siempre hay algún hilo, continuidad o consistencia que agrupa las canciones. Pero también pienso, volviendo a muchos discos de los sesenta y los setenta, que puedes extender ese significado un montón, e intentar meter muchos estilos y sentimientos. Si hay una fortaleza artística, las canciones seguirán conectando.
Volviendo a la parte técnica, el álbum suena muy moderno, pero al mismo tiempo, atemporal. ¿Cuáles fueron tus intenciones en cuanto al sonido?
Se hizo bastante espontáneamente. Para mí, la espontaneidad es, sin duda, un valor en todo el proceso. Te pondré un ejemplo: “The Night”, que se basa en un sample de Smog. El sample está lleno de ruido y feedback, quería meterme en él. Y luego hice la batería con mis pies y manos en una escalera hueca de madera que tengo. El pie hacía el bombo, la mano la caja. Y luego tengo un frasco, que suena así (hace el ruido). Y ése es el curro, eso es todo. Hice un loop y eso es la batería. Y luego encima de eso compuse la canción. Me llevó dos horas. La canción de Smog que sampleamos, “Hollow Out Cakes”, de 1990, inspiró esos ruidos espontáneos. Cojo ciertos ruidos espontáneos del pasado y hago algunos ruidos espontáneos ahora, es la clave. Hay alguna canción acústica más compleja como “Dream I Never Had”, que tiene piano y algunos efectos en la voz. Probablemente sea la canción más producida del disco, pero sólo porque la canción requería una producción más fina, y era importante en ese caso. Pero en muchas de las canciones me pareció que no se necesitaba eso, sino sencillez y crudeza. Hay ahí cierto espíritu punk. Pero la influencia principal cuando hago discos es siempre el hip-hop, particularmente el de los años 80. Es una influencia enorme, fundamental, en mi estilo y siempre estará ahí. De hecho, no puedo samplear discos de esa era porque pienso que la influencia siempre va a estar ahí y no es necesario apuntar ahí directamente.
“Es un disco multicultural. Inglaterra es así, especialmente Londres”.
¿Y cómo de complicado o sencillo es ser a la vez productor y artista?
Mmm. Mucha gente hizo discos fantásticos y también cantaba. Prince producía sus discos y era el vocalista. Lo mismo con James Brown…Joni Mitchell era realmente productora de sus discos. Kate Bush…y en cuanto a artistas modernos, Jack White. Lo que hago no es tan difícil como en el caso de quien es cantante y productor, porque mantengo una distancia con las voces. Comparado con lo que hacen otros, no es tan difícil.
Siguiendo con el tema de la producción, me pregunto también cómo ha influido la tecnología en tu trabajo en estos últimos años.
Creo que la evolución de la tecnología para grabar es emocionante, porque todas las viejas técnicas siguen estando disponibles. Yo uso una mesa de mezclas de 1973 porque me gusta su sonido, y también utilizo cajas de ritmos antiguas y sintetizadores analógicos, y equipo de grabación vintage, pero por otro lado uso un portátil, controlador MIDI y me gusta mucho que la gente construya nuevo equipo. En estos últimos años se han desarrollado artilugios e instrumentos fantásticos. Me gusta estar en contacto con esas novedades, porque una de las partes más divertidas de grabar son los “juguetes”. La tecnología siempre está haciendo evolucionar la música: si tienes un nuevo equipo, normalmente te va a sugerir una nueva pieza de música. No me gusta que me abrume demasiada cacharrería, pero al mismo tiempo creo que es emocionante que se desarrollen nuevas maneras de hacer música, nuevo software y hardware.
¿Tenéis planes para llevar el disco al directo?
Hemos empezado a hablarlo, pero por supuesto, en este momento la música en vivo está, tristemente, parada. Con el disco anterior hicimos una cosa de DJ con algunas voces en directo. Hicimos muy pocos shows, pero fueron fantásticos y la experiencia fue genial. Creo que el proyecto da para la actuación y las colaboraciones sobre un escenario. Ser capaces de llevar lo que hicimos fundamentalmente en una sala a un público sería estupendo. Creo que va a ser otra fase, espero que lleguemos ahí.
Tengo un par de preguntas más. Como fundador de un sello tan potente como XL, ¿cómo ves la evolución del negocio discográfico, con la irrupción de los servicios de streaming y todos los cambios que se han producido?
Bueno, pienso en ello lo menos que puedo, porque está siempre cambiando. Los formatos están constantemente cambiando. Y esto no es el primer cambio que vivimos. Como artista y persona creativa, tienes que seguir adelante, porque todo el resto está cambiando. Cuando empecé a hacer discos, estaba el vinilo. La gente oía música en vinilo y se hacían vinilos para los Djs que giraban por los clubs. También estaba el casette, para oír música en el coche. Y luego llegó el CD, que cambiaba el sonido y permitía hacer discos más largos. El vinilo prácticamente desapareció. Y luego, el streaming. Todos estos formatos han tenido su lado positivo y el negativo. El streaming es inmediatez. Se puede hacer algo y comunicarlo inmediatamente, lo cual es muy emocionante. Al mismo tiempo, tanta accesibilidad es desconcertante para el público y en cuanto a calidad sonora se plantean cuestiones. Pero, bueno, cuando era un crío y oía música en una radio de transistores, la calidad tampoco era muy buena y, aún así, me encantaba.
Para terminar, ¿me puedes contar algo del libro que publicas en breve?
Es un libro sobre las posibilidades de la música, la libertad que te puede dar. Por eso se titula “Liberation Through Hearing” (literalmente, “Liberación oyendo”). Va de ser un melómano, de tener un romance con ella, de las experiencias que he tenido. Ha sido una manera de procesar algunas de esas experiencias, revisitarlas, tratar de entenderlas para explicarlas. Tomar algunas instantáneas mentales y también explicarle a la gente con la que viví todo qué pasó entonces, qué es lo que hicimos y por qué. He intentado comprender aquello. Disfruto escribiendo, así que estoy encantado de haber tenido la oportunidad de hacerlo.
¿Entiendo, entonces, que son algo así como una especie de memorias?
Sí, son memorias, reflexiones y análisis. Me pareció que podría ser alentador para la gente plantear el poder espiritual de la música y sus posibilidades. Espero que la gente saque esto al leerlo. Me gusta leer, soy lector y hay un montón de libros de música de los que he sacado mucho, de algunos de ellos casi tanto como de los discos. Es algo interesante de intentar hacer.
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