Al otro lado del teléfono saluda la inconfundible voz de Brian Molko, inaugurando una conversación con el recurrente tema de la ola de calor sufrida durante el pasado mes de julio en nuestra geografía. “¿Cerca de cuarenta grados? Vaya, espero que tengas aire acondicionado…”. En realidad no, pero no importa, porque a pesar de las insufribles temperaturas y después de más de cuatro años de silencio desde “Battle For The Sun” (Pias, 09) –sólo aliviados con el lanzamiento del EP “B3” (Elevator Lady, 12) el pasado año– apetece hablar acerca del nuevo álbum disco de Placebo. “Hemos estado caminando a través del desierto en busca del nuevo sonido. Desde fuera puede parecer mucho tiempo, pero estuvimos dos años de gira por todo el mundo, y luego era hora de tomarse un descanso, estar con la familia... y bueno, luego volver a escribir. Esto lleva su tiempo. El tiempo que pasa hasta que ves que merece la pena ir al estudio, grabar y mezclar”. En el pasado las canciones del trío aludían o incitaban al libertinaje y evocaban la nocturnidad, el sexo o las drogas, con la imagen andrógina de la banda acentuando el descaro e ímpetu juvenil. Interesa saber qué motiva ahora al grupo a la hora de escribir canciones. “Sinceramente, nuestra mayor inspiración es el proceso más que otra cosa. Llevamos haciendo esto veinte años, así que lo que nos inspira es el propio proceso de grabar un disco. Antes de comenzar no sabemos qué va a salir y normalmente estamos abiertos a cualquier cosa. Para nosotros el proceso de escribir y grabar es un viaje de descubrimiento, y es lo que normalmente le ocurre a la mayor parte de las bandas que llevan tiempo en esto”.
El caso es que Brian Molko ya ha cumplido los cuarenta, y “Loud Like Love” (Universal, 13) presenta una selección más madura, reflexiva y nostálgica de lo habitual, que evita los singles verticales y descarados de antaño para apostar por el realismo. “Lo de los cuarenta años lo has dicho tú… (Risas). Has mencionado muchos adjetivos y para mí algunos son contradictorios. Espero que no sea un disco nostálgico porque no me gusta la nostalgia. Reflexivo... quizás sí, aunque creo que no utilizaría esa palabra para describirlo. Yo hablaría más de diferentes capas y texturas, de cohesión, diría que un trabajo ecléctico… y que también tiene momentos trascendentes. Lidia con emociones difíciles tales como la obsesión, los celos, la ruptura, la desesperanza... así que quizás reflexivo sería el más adecuado de entre tus opciones”. Lo cierto es que se percibe satisfacción ante el que es séptimo disco en la carrera de la formación londinense, por lo que cabe preguntarse si, como suele ser habitual, el artista afirmará encontrarse ante su mejor obra hasta la fecha o, en caso contario, cuál sería su elección al respecto. “No sé qué decirte, es una pregunta bastante difícil de responder”. Incidiendo en el tema le explico que, en mi caso, el voto recaería sobre “Without You I'm Nothing” (Hut, 98), aportando como argumentos la calidad del elepé pero también su asociación a mis años universitarios y a una parte importante de mi vida. “Tu disco favorito de Placebo está ligado a una etapa vital muy relevante como es la de la universidad. Imagino que fue un periodo de cambio para ti, en el que comenzaste a cambiar y a ser la persona que eres en la actualidad. No me sorprende que sea tu álbum favorito por esa ligazón a tu vida personal. Pero volviendo a tu pregunta y desde mi punto de vista, uno sólo puede esperar que cuando hace un nuevo álbum, justo en ese momento, sea mejor músico y mejor escritor. Ése es el objetivo. Si fuera de otra manera no tendría sentido seguir, y a mí me motiva que sea así”. Una misión que ha dejado tras de sí casi dos décadas de carrera, plasmadas con férrea e inconfundible personalidad a lo largo de siete discos de estudio. Un distintivo que sigue plenamente vigente en la presente entrega, en parte por la siempre singular interpretación vocal de nuestro interlocutor. “En ese sentido somos muy afortunados y estamos muy orgullosos de poseer cierta particularidad y una calidad reconocible. Es lo que casi todas las bandas desean: una singularidad que te haga único de manera intrínseca. Y estoy muy agradecido por haberlo conseguido”. Al observar esa trayectoria en perspectiva, el vocalista vuelve a demostrar que efectivamente la nostalgia no es lo suyo. “No tiene mucho sentido pensar en ello, ya que cambiar algo del pasado es físicamente imposible, así que no hay necesidad de preocuparse por eso. Nos preocupa más lo que pueda pasar en el futuro y nos centramos en eso. Pero definitivamente hay cierta nostalgia por el pasado: a los hipsters veinteañeros de Londres les gusta ir a los clubs a escuchar música de los 90. Lo encuentro divertido”. En realidad parece que el futuro es la única opción posible en su punto de mira, tal y como demuestra la respuesta al respecto de la actual escena musical de su país. “Estoy muy desconectado. No veo la tele, ni escucho la radio, ni tampoco leo la prensa musical. Estoy muy fuera de onda. No sé qué está de moda o si algo es guay, y de hecho disfruto con mi pequeño apagón con respecto a los medios. Me da paz y me gusta que sea de este modo”. Surge así la duda de si Molko habrá escuchado los nuevos lanzamientos, a priori y por uno u otro motivo de su interés, de David Bowie –con quien colaboraron ampliamente en su momento–, Primal Scream o Suede. “Sí, sí, los he escuchado: estos artistas siguen su camino y cumplen con su propia misión. Es fantástico verles y poder seguir escuchándoles”.
En cualquier caso y precisamente en los 90, Brian Molko demostró ser uno de los frontman más intensos, eléctricos y carismáticos del Reino Unido sobre un escenario, desarrollando unas aptitudes que contribuyeron al éxito definitivo del combo. Preguntado acerca de qué cualidades debe poseer un buen vocalista para lograr (y mantener) ese magnetismo animal, éste adapta la respuesta a sus propias circunstancias. “Gracias por el cumplido. Es muy amable por tu parte, pero es una pregunta difícil... digamos que para mí ser cantante es un contexto útil ya que, aunque soy bastante tímido, también tengo dentro de mi personalidad una necesidad exhibicionista que forzosamente necesita expresarse. Por eso agradezco tener como argumento el escenario y la actuación para dar salida a la expresión de esa faceta. Así esa parte de mi ser está satisfecha, y yo lo agradezco enormemente porque no tengo que hacerlo en mi vida diaria”.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.