Estilo propio
EntrevistasAstrud

Estilo propio

Enrique Ramos — 11-05-2007
Fotografía — Archivo

“Tú no existes” (Sinnamon), el nuevo disco de Astrud, es el colofón a lo que venían siendo desde hace un par de años: once canciones brillantes que suenan a grupo de esos que llaman de verdad sin dejar de sonar sólo a ellos mismos. Si a eso sumamos hits tan extraños como “El vertedero de Sao Paulo”, “Los otakus” o “Noam Chomsky”, ya sabemos quién va a estar entre nuestros favoritos del año.

Astrud siempre ha sido un grupo diferente a todos. Cada disco era más retorcido que el anterior, un poco más difícil y, sin embargo, haciendo siempre pop con canciones que apetece cantar. Siempre han ido a cara descubierta. Al principio eran Manolo y Genís. Voz, guitarra acústica y ritmos y teclados extrañamente pegadizos, mucho pregrabado. Todo era perfecto. Pero algo cambió, y Astrud empezaron a añadir músicos en directo, hicieron su disco más complejo hasta entonces, “Performance”, y Genís empezó a tocar instrumentos físicos. Siguió siendo perfecto. Cada paso era un paso adelante que necesitaba nuevas formas, así que cuando anunciaron en su página su nuevo método para componer y grabar las canciones que formarían parte de “Tú no existes”, todos lo vimos como el paso más normal. Compondrían y grabarían una canción a la semana, cada jueves, hasta acabar el disco.

"Muchas veces el cómo decir las cosas es más aleccionador que las cosas en sí"

(Manolo) “Es una excusa para hacer discos. Nos lo propuso Joe (Robinson), nuestro productor. Empezamos a hacerlo, yo sin mucho convencimiento porque no me hacía a la idea de cómo saldría ni si al cabo de tres semanas me aburriría, pero el caso es que me obligó a montar un rinconcito en mi casa para componer con un teclado y una guitarra, y me obligó a hacerlo cada semana. Hacía la canción y la llevaba acabada al local. Lo que hacíamos el jueves en cuestión era pensar cómo grabarla”. (Genis) “Siempre había la mentira de que todo era como un ensayo para que nadie sintiera que estaba grabando un disco, Joe hizo muy bien de productor al manipularnos a todos. Su intención desde el primer día era tenerlo todo archivado para mezclar luego el disco con lo que íbamos grabando los jueves. Para él era muy importante que lo que se hiciera los jueves fuera no ya una semilla sino el fruto. Hubiese sido capaz de obligarnos a componer en directo, cosa que no hemos hecho jamás”.

"Estamos a medio camino entre ser un grupo normal que está en la tele, en la radio o en revistas y hacer solamente lo que nos da la gana"

(Manolo) “Fue medio suerte también, porque podría haber salido bien o podría haber salido mal”. No deja de ser extraño que un grupo tan autosuficiente como Astrud se haya puesto en manos de un productor cuyas labores van mucho más allá de grabar el disco y listo. (Genís) “A Joe lo cogimos para grabar ‘Performance’. Nos lo presentó nuestro manager y hemos estado con él desde entonces. Es una persona de la que nos fiamos. Cuando vas a un estudio, allí suele haber un ingeniero, pero es muy difícil que de repente te fíes de ese ingeniero y quiera coger el papel de productor, que nunca nos habíamos dejado, y se inventara lo del club de los jueves y nos presentara un método para que Manolo hiciera canciones. Nos hizo de productor clásico: un método para hacerlas, un método para ensayarlas, un método para grabar. Todo perfecto, a nosotros sólo nos tocaba lo de músicos, el tocar las canciones”. Precisamente esa es la principal diferencia entre los primeros Astrud y los Astrud de ahora. Cada día son más un grupo y cada disco, cada gira, suenan más como tal. (Genís) “La voluntad de ser un grupo la hemos tenido siempre. Nuestra fantasía siempre ha sido que Astrud era un grupo aunque al principio pudiéramos ser nosotros dos delante de un ordenador. Y esa fantasía a veces la intentábamos llevar a cabo y a veces nos olvidábamos y nos resignábamos a ser el típico dúo de tecno pop como Soft Cell, Suicide, Pet Shop Boys o lo que sea, pero la idea siempre ha sido ser un grupo, y al final coincidió todo para ser realmente un grupo tradicional”. (Manolo) “Antes Astrud funcionaba porque vivíamos juntos, nos encontrábamos por el pasillo y hacíamos una canción. Ahora todo es mucho más razonable: tenemos un grupo, ensayamos en un local, nos juntamos para tocar y todo es un poco como tiene que ser. Y como ahora no hacemos otra cosa nos encanta la idea de obligarnos a componer y que al final salgan canciones, como ir a trabajar y al final tener un trabajo que a uno le dignifica”. (Genís) “Y aprender a tocar. Yo he pasado de no tocar nada en concierto a tocar dos instrumentos. Siempre he sido el teclista, pero yo nunca tocaba el teclado. Así que primero aprendí a tocar todas las canciones al teclado, luego todas las canciones al bajo. Me lo paso mucho mejor así que produciendo o haciendo dirección artística que es lo que se suponía que hacia yo”. Las motivaciones de Astrud siempre han sido muy distintas a las del resto, planteándose retos que enseguida les llevarán a dar otro paso adelante. Muchas veces, escuchando sus letras he llegado a pensar que buscaban una historia para encajar nombres y cosas que difícilmente encajarían en una canción de tres minutos de pop, como “Friends”, las demos del Windows Vista o, como hiciera Stephin Merrit con Ferdinad de Saussure, Noam Chomsky. (Genís) “Yo creo que cuando Manolo toca una canción sobre Noam Chomsky es para hacer un homenaje y para que a la gente le vengan ganas de gritar ¡Noaaaam Chomskyyy!, y obligar a tu público a que conozca a esa persona, le admire y durante los tres minutos que dura la canción le quiera muchísimo. No tanto para sorprender y epatar como hace Stephin Merrit, que hace una letra sobre soy un conejito, otra letra sobre soy un no sé qué. Lo nuestro es más bien como si pintas un cuadro y tienes unos colores y piensas ‘mira, el azul reina Sofía, qué bonito es’, y entonces le pones ese azul para alegrarlo y darle color”. (Manolo) “Es que Noam Chomsky es mi ídolo y tengo la oportunidad de tener a gente gritando su nombre. No te puedes resistir a eso. No veo el momento de tocarla en directo”. Y es que lo mejor de Astrud es que son disfrutables a muchos niveles, tanto la música como sus letras. No hay más que acordarse de “Miedo a la muerte estilo imperio”, o fijarse en “El vertedero de Sao Paulo”, dos ejercicios de pop casi meta literario que no se los salta un galgo. (Genís) “Es una figura literaria más, decir que no es una metáfora cuando es evidente que sí que lo es. Le da otro nivel, es como un salto, como cuando en una película alguien mira a la cámara y se dirige a la gente. Es un trabajo de estética, de hacer las canciones más bonitas, más chocantes, más duraderas. Lo importante es lo que hay en el vertedero de Sao Paulo, no sólo que haya un vertedero, no sólo preguntarse dónde va a parar toda la basura que creamos en Occidente”. (Manolo) “Lo mismo que podría decir Pau Donés, de repente es distinto. El hecho de que las canciones te obliguen a fijarte en su forma es signo inequívoco de que no son ingenuas. De que la única manera de disfrutarlas es esta forma un poco rara, que te obliga a fijarte en el vehículo de lo que se dice. Es parte de la gracia”. (Genís) “Si tuviera que sentirme orgulloso de algo, no es de las cosas que decimos, sino de cómo se pueden decir, que no tienes por qué ser cursi, no tienes por qué usar los tópicos, no tienes por qué mentir. Muchas veces el cómo decir las cosas es más aleccionador que las cosas en sí”. Pero muchas veces parece que no sirve con hacer las cosas de una manera u otra, sino que hay que hacerlo explícito. Quizá por eso no suele hablarse de Astrud como un grupo con una ideología concreta, cuando su manera de actuar (hacer fanzines, tener su propio sello...) lo deja más que claro. (Manolo) “Me siento comunista y tengo muy poco que ver con ciertas cosas. Parece que haya como un pack: la música que oyes, los libros que lees y tu opción política. Claro que estamos con el hazlo tú mismo, ¡es que lo hacemos!”. (Genis) “Lo de hacer un sello discográfico, e

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