En “A Lot Of Stick (But Not Much Carrot)” oímos un berrido espeluznante comparable a los “¡Dios! ¡Dios!” de Jorge, el novio de Mariajo, el de la simbiosis con Marina. Oímos también una suerte de pedorreta malsonante que se acopla a una deliciosa carraspera -por momentos parece que es la garganta cazallosa del mariposilla Iván la que emite semejantes sonidos- y a una serie de esputos, flemas y gemidos que convierten una sobredosis de escatología -como la que sufrimos al ver a Marina orinando con felicidad sinpar - en una canción delirante. El mundo de Bentley Rhythm Ace rota sobre la locura más absoluta y utiliza como excusa la electrónica para encauzar provechosamente una enajenación evidente, achacable, quizás, al consumo indiscriminado de psicotrópicos caducados. Como si fueran Ismael e Iván ante el espejo, pero con acceso a lo que todos los participantes de “Gran Hermano” no osan pedir pero ansían ingerir -¡drogas!-, Richard March y Mike Stokes han girado la tuerca hasta lo indecible para convertir su celebrado debut “Bentley Rhythm Ace” en un simple juego de niños. Si aquel disco presentaba unos rompecabezas samplísticos de agárrate y no te menees, su segundo Lp, “Only For Your Ears” incide en la misma fórmula pero con unas partituras más recargadas que los bíceps de Vanessa. Vaya, que si antes había infinidad de capas de sonidos ahora hay el doble. Barroco y por momentos mareante, el nuevo trabajo del dúo de Birmingham sigue las coordenadas que sorprendieron a propios y extraños en su bautismo de fuego. Pero, cuidado, en aquella ocasión tenían el aval de un hit como “Bentley’s Gonna Sort You Out”, cuatro gloriosos minutos que Israel, Ismael y el repulsivo Nacho bailarían con el mismo ahínco con que saltaban ante el “Killing In The Name” de Rage Against The Machine.
Ah, mis cachorros, pero el cebo de antaño se ha esfumado. Así que nos quedamos con más de lo mismo y menos bueno. Eso sí todo mucho más recargado y delirante. “Son discos distintos en el sentido de que hemos buscado nuevos sonidos y hemos añadido instrumentación real en muchos temas para sonar más como una banda. De todos modos, es cierto que muchos momentos recuerdan al anterior disco, de hecho ese es el sonido que define a Bentley Rhythm Ace y nos gusta que el público nos identifique al oír los primeros compases de una canción”. Alegría, nuestro querido March profiere la frase más larga de toda la entrevista y se dispone a disparar monosílabos y oraciones microscópicas en lo que resta de conversación. Servidor, cual Silvia afrontando el boicot del grupejo de Nacho y la zorra de Vanessa, se pone más chulo y cuelga diez minutos después de hablar con la luz intermitente del teléfono, mientras un tipo desde Inglaterra se dedica a asentir. Si loS interesados no tienen la más mínima intención de defender un álbum repetitivo, vacío y repleto de guiños humorísticos cuyo objetivo es disfrazar de fiesta un desaguisado lastimoso, el que esto firma no va a ser quien busque la aguja en el pajar. ¿Acaso Ania cedió ante las acusaciones de lascivia de sus colegas cuando empuñaba una zanahoria cándida e inocentemente? Ahí van, de todos modos, las únicas respuestas que trascendieron el gruñido. “Hay canciones para la pista, pero también hay un par de temas oscuros”. Ya. Pues me encantaría descubrirlos: a cada escucha uno se acerca rápidamente al convencimiento de que “For Your Ears Only” es el álbum que hubieran grabado los hermanos Calatrava de haber vivido la cultura de clubes. “No nos consideramos una formación que basa su éxito en el humor. La gente puede encontrarnos divertidos por los samples, quizás, pero no somos humoristas, somos músicos”. Lo mismo decía El Fary amigo... El resto de la mini conversación consta de tres o cuatro monosílabos y poco más. ¿Quizás Jorge les hubiese cautivado con su desbordante expresividad? Posiblemente Israel hubiese podido establecer un coloquio de intelectos avanzados con nuestros héroes. Demonios ¿es que nadie le ha dicho a BRA que para colocar tu disco en España tienes que sacar algo mejor que “Gran Hermano”? Otro bluff electrónico para el olvido.
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