“Nunca nos hemos planteado ser modernos”
Entrevistas / Esplendor Geométrico

“Nunca nos hemos planteado ser modernos”

JC Peña — 25-09-2024
Fotografía — Archivo

Por su audacia experimental, productividad e impacto internacional Arturo Lanz y Saverio Evangelista son un mito viviente de nuestra escena electrónica. Y la noticia es que Espledor Geométrico volverán a recordárnoslo el 25 de octubre en Valencia y el 26 en Barcelona, en la presentación de “strepitus rhythmicus” (Geometrik, 24).

En 1981, Arturo Lanz firmó “Necrosis en la Poya”, el que está unánimemente considerado primer single español de electrónica no pop, un corte que escandalizó por su espíritu iconoclasta a contracorriente. Desde entonces se ha labrado una carrera inabarcable en los márgenes del futurismo industrial electrónico, por poner una etiqueta elaborada. Huelga decir que Lanz militó antes en El Aviador Dro, banda también mítica de planteamientos mucho más accesibles, y que Saverio Evangelista se unió a su visión en 1991.

Instalados en el presente y sobre todo el futuro, muy reacios a dejarse llevar por la nostalgia, ahora vuelven con su propuesta sensorial a Valencia y Barcelona para golpearnos el pecho con el sonido hipnótico de las máquinas. Arturo responde a mis preguntas por correo electrónico. En estos dos conciertos no van a mirar al pasado, ni siquiera en relación a “40 años nos iluminan”, doble álbum publicado en 2020 por Geometrik y en el que reivindican su legado de una manera muy distinta a la de los recopilatorios al uso. ¿Es el momento de celebrar algo? “No especialmente. En esta ocasión creo que la voz en directo va a tener un mayor protagonismo en el concierto, y tocaremos bastantes temas nuevos. En general, no somos nostálgicos y preferimos lo nuevo a lo antiguo”. Su directo “depende mucho de la respuesta del público y del ambiente en el que se desarrolle el concierto. Algunas veces puede ser muy físico, y otras con más control. No hay nada predeterminado”. Lo que es una condición esencial es que puedan tocar con volumen. “El sonido debe de ser contundente. Últimamente este aspecto está mejorando, y lo normal es que suene bien”.

“Nos impulsaba lo mismo que ahora, el placer de disfrutar de una experiencia sonora mesmerizante”

“strepitus rhythmicus”, su último álbum, les lleva a los pulsos industriales que llevan explorando desde hace más de cuatro décadas, sin ninguna concesión a la galería y audacia experimental. “La verdad es que el proceso creativo es siempre el mismo, no ha cambiado en los cuarenta y cuatro años que llevamos. Es el dejar que los sonidos y el mismo proceso de composición te sorprendan. Con este último álbum ha sido lo mismo”, afirma. Este espíritu indestructible les diferencia de incontables artistas que se han bajado del carro o bien ablandado hasta hacerse irreconocibles. La independencia total es una de las claves. Pero, ¿cómo han llegado hasta aquí? “Yo creo que ha sido por la perseverancia y la independencia que tenemos de la música en nuestra vida diaria. No necesitamos vivir de la música, por lo que si hacemos lo que hacemos es porque nos divierte y nos motiva. Y eso creo que se transmite a la gente que nos sigue”. Dicho esto, no tuvo que ser nada fácil tratar de levantar una propuesta tan experimental en tiempos en los que la electrónica era minoritaria. Y no sólo en lo comercial, sino que hubo gente que literalmente les retiró la palabra. “Nuestros comienzos en los primeros ochenta los recuerdo como atravesar un desierto en el que nadie nos ofrecía agua, solo algunas gotas fuera de España. Nuestro primer repertorio de 1980 (“Moscú está Helado”, etcétera) era, digamos, más cercano al tecno pop que hacíamos con El Aviador Dro, aunque más frío, maquinal y minimalista. Pero cuando, en 1981, autoeditamos nuestro primer single (“Necrosis en la Poya”) la onda era distinta, mucho más ruidista e industrial. Algunos músicos de la entonces llamada nueva ola madrileña, con los que teníamos relación, literalmente se escandalizaron y dejaron de hablarnos. Nos impulsaba lo mismo que ahora, el placer de disfrutar una experiencia sonora mesmerizante”. Las cosas han cambiado mucho desde entonces, y Esplendor Geométrico se sienten ahora también valorados en su país. “En los ochenta y noventa tal vez sí que nos valoraban más fuera, pues teníamos muchas más ofertas para actuar fuera de España y nuestros discos se vendían más en otros países que aquí. Eso ha cambiado y ya no es así. Es curioso que, por ejemplo, muchos seguidores españoles nos descubrieran a través de grupos alemanes a los que habíamos influido”.

El secreto para no perder el filo y la vigencia está en seguir “disfrutando” de lo que uno hace, al menos eso es lo que ellos proponen y siguen haciendo. “Nunca nos hemos planteado ser modernos y estar por encima de las modas, ya que, como he explicado, no nos mueve ningún interés comercial. Hacemos lo que nos gusta y lo hemos hecho en cualquier momento de la historia de Esplendor Geométrico”. Otra cosa que les diferencia de algunos de sus colegas de generación es que huyen de la idealización del equipo analógico o antiguo, y reivindican la comodidad inmediata de la tecnología actual. La ventaja de estos tiempos digitales respecto a cuando empezaron es que “ahora todo es mucho mejor y más intuitivo, mucho más versátil. Ahora yo utilizo iPad y componemos con los iPad y el Mac. No utilizamos instrumentos analógicos. que son mucho más limitados”. Respecto al poder de su música para atraer a un nuevo público, confiesan no tener la receta de por qué son capaces de romper esa barrera. “Ni idea de por qué es así. Nuestro público es heterogéneo y parece que la edad no importa demasiado. Yo tengo sesenta y dos años, pero me siento un chaval”.

Agenda de conciertos: 

Viernes 25 oct 20.00h 23,90€ + Spammerheads
Sábado 26 oct 19.00h 28€ + Portion Control + Dive + Geistform

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