Marina comenzó a llamarse Espineli gracias a su grupo de scouts, que la encontraron parecido con el popular personaje de “La banda del patio”. “Me gustó y lo retomé cuando empecé a sacar música. En principio, no hay nadie que se llame igual”. Días antes de la salida del disco, la madrileña no estaba nerviosa, pero lo empezaba a ver cada vez más real. Es un trabajo que recoge temas que compuso hace más de un año, pero que en un principio no sabía que iba a girar en torno al “Purgatorio”. “Hice los temas y luego le puse un significado. Ya se me vino el concepto, aunque no hubiera acabado todos. Fue lo que confluía”.
Decidió adquirir esta palabra religiosa porque leyó sobre el tema. “Lo veía como el concepto del limbo, pero dándole una vuelta. El purgatorio es como un limbo dentro de lo que es la religión del cristianismo, pero al que van los niños y niñas que no han sido bautizados, eso leí. Al final es un limbo y no se sabe si van a ir al cielo o al infierno. Es un poco jugar con eso, creo que está de moda. Me parece que el limbo ya está muy visto, y por dar una vuelta de tuerca”, explica.
“Alma en pena” es el single que tiene videoclip, lanzado en febrero de este año, que se caracteriza por tener una estética relacionada con lo glitch. “Tiene tomas grabadas con VHS. Está el concepto de que sea muy acelerado, porque la sociedad en la que vivimos es un poco así. Yo escucho música acelerada, en su mayoría. Creo que la imagen y el sonido van a la par”.
"Vengo de tener un grupo de rock-punk en el que tocaba el bajo, de ser una pureta. Pero hay influencias desde Albany, Sticky M.A, Rojuu o Brutalismos 3000”
El álbum está compuesto de diez temas, cuatro de ellos publicados durante los últimos meses (“Alma en pena”, “Rocky Balboa”, “Bisturí” y “Venier”). “Soy una persona que produzco e intento tocar todos los palos. No me gusta encasillarme. A mí me aburre, porque escucho muchas cosas y necesito cambios constantemente. Cada tema tiene que ver porque es un disco y estaba basado en un concepto, pero intento que cada uno sea de un estilo. Hay uno más trap, otro más techno, otro más RKT...”. Todo esto tiene que ver con sus influencias.“No sabría decirte artistas concretos porque escucho demasiados. Vengo de tener un grupo de rock-punk en el que tocaba el bajo, de ser una pureta. Pero hay influencias desde Albany, Sticky M.A, Rojuu o Brutalismos 3000. También he escuchado muchos traperos argentinos últimamente. Va por épocas”. De hecho, sus inspiraciones a la hora de crear son muchas. “Como soy artista y productor, a veces me tira más la producción, o sea, me fijo más en eso y prefiero basarme en un elemento concreto. Hay veces que me tiran mucho las letras. A día de hoy creo que es muy importante controlar y saber un poco de todo. Desde tocar un instrumento o varios, saber manejar un programa de producción musical o hacer letras”. Espineli está detrás de la producción de todo el disco, menos en “Rocky Balboa”, producido junto a Poseck, y en “Detona”, que han hecho Poseck y ella a medias. Espineli estudió el doble grado de creación musical y producción musical, y también un máster de producción musical. “Este año estoy full con el proyecto, pero ya no soy estudiante”.
En todo caso, su faceta como productora no ha ido más allá. De momento no ha producido para nadie más que no sea ella. Solo con otros amigos, cuando han hecho alguna canción juntos. “No me cierro, ojalá que sí. Me cuesta, básicamente porque no lo he hecho nunca. He aprendido a producirme a mí misma y no lo he planteado para alguien que no sea yo”. De momento, lo último que hemos podido escuchar de Espineli más allá de “Purgatorio” es su remix hyperpop del hit “La tormenta de arena” de los barceloneses Dorian, así que el abanico se va abriendo.
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