"De palmas y cacería” sale de nuevo publicado por su propio sello, El Rancho, y de nuevo en libre descarga desde su web. Quedamos en una de las plazas más feas de la capital andaluza, cosa que tiene una explicación lógica cuando eres alguien que trabaja y se mueve desde hace bastante tiempo por el Centro de Sevilla. “Si hubiéramos quedado en El Pumarejo o San Marcos sería imposible hacer tranquilos la entrevista con veinte amigos pasando y saludando” Les pregunto por el amigo que aparece en la canción “Mi DNI”, una caricatura de la escena que no deja títere con cabeza. “Más que una crítica de los personajes en sí mismos, es de la cultura que se ha generado. Parece que ahora el músico tiene que ser un ‘pasao’ y un posturas y al final lo menos importante es la música. Es algo que también pasa con periodistas, sellos, promotores... Al final te das cuenta de que la música queda al fondo por detrás de la fiesta que te has metido, el famosillo que has conocido... Surge como un poco de autocritica. Nosotros nos hemos visto en esa situación y sirve para plantearte un montón de cosas”
Hablamos sobre prejuicios en la música y lo hacemos a raíz de un debate que planteamos partiendo de lo más o menos serio de las letras de muchos de los grupos que nos han gustado. “Siempre estamos quitándonos prejuicios. Es una lucha constante. Te quitas unos y aparecen otros” La charla se alarga y acabo de comprobar lo bien amuebladas que parecen estar las cabezas de unos músicos embarcados en mil proyectos a la vez, pero que mantienen una continuidad y una marca de la casa fácil de reconocer. “Es muy difícil escaparse de uno mismo. Igual hay alguien que lo de la evolución lo consigue más rápido... En nuestro caso hará falta más tiempo. De todos modos, las letras del disco sí que han cambiado con respecto a lo anterior”
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