Con “Sangrín”, su nuevo trabajo de estudio, Pablo G. Díaz nos muestra ocho cortes más instrumentados de lo que nos encontrábamos anteriormente. “Ha sido un disco de transición en el que he podido racionalizar más las temáticas de las canciones. Mi objetivo último ha sido hacer una pequeña crónica social partiendo de indicios que encontraba en mí mismo. Para ello he tenido que hacer un disco más pensado. Digamos que ahora siento, pienso y hago la canción. En el anterior me ahorraba el segundo paso. También ha sido un disco muy marcado por el odio y por la frustración, por la consciencia, más clara que nunca, de que vamos perdiendo la lucha de clases, por el hartazgo neoliberal, por la nostalgia de los tiempos no vividos y por una importante redefinición del bien y el mal”.
Los temas de este transgresor músico no suelen dejar indiferente al oyente. Canciones complejas, desde el primer instante de su nacimiento hasta el resultado final, lo que supone un extra de dificultad en discos tan orquestados a la hora de la grabación. “En realidad en el estudio me cuesta trabajo disfrutar de la gente que me rodea porque estoy obsesionado con que las canciones queden como las había pensado y que conserven la intención que tienen las demos. Es difícil hacer una canción de confidencia cuando estás rodeado de amigos, a no ser que sea gente brillante y que te conozca desde hace mucho tiempo. Este ha sido el caso y me he podido rodear de los mejores: Rafael Mallo de Triángulo de Amor Bizarro como batería, Ángel Kaplan de Peralta o The Cynics como bajista y técnico, Sara Muñiz con la viola, etcétera. Donde sí que veo el cielo es ensayando con la banda para el directo y haciendo los conciertos con ellos. Ahí la libertad es mucho mayor y las canciones cambian y evolucionan muy rápido”. Las influencias no se limitan al aspecto musical. Podemos encontrarnos una musa en cualquier momento y circunstancia y así lo hace Pablo. “Yo compongo la música a base de mirar para dentro hasta loquear y de tratar de localizar las taras que me deja la vida en sociedad. Es un proceso muy personal, pero esto no quiere decir que no me influyan otras músicas, que sí que lo hacen pero en forma de una experiencia musical intensa, que se convierte en personal. Por ejemplo, me parece muy bien cuando me relacionan con Fasenuova o Nacho Vegas. Compartimos el entorno, nos vemos, nos escuchamos y a veces charlamos. Para mí es preferible tener una buena conversación con un artista serio que escuchar toda su discografía. Lo que me interesa es lo que está detrás de las canciones, mías o de otros, la necesidad abstracta y social que lleva a las personas a elegir esta forma de expresión”.
Y en los próximos meses, ¿tendremos noticias tuyas? “Ahora vamos a dar unos conciertos por Galicia y haremos la presentación del disco en Oviedo, donde actuarán Pauline en la Playa, Nacho Vegas, Fee Reega y Alberto Acinas. Esperamos ese día con muchas ganas. Después giraremos. Habrá gira con banda y volveré a viajar yo sólo por España y por Europa. También tengo en mente sacar algún EP compartido a lo largo de este año, esperemos que finalmente se pueda realizar”.
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