ES CUESTION DE CANCIONES
EntrevistasSunflowers

ES CUESTION DE CANCIONES

David Oancia — 01-03-1999
Fotografía — Archivo

MALLORCA ESTÁ EN BOCA DE TODOS ESTE AÑO. LOS HASTA HACE POCO DENOSTADOS JUGADORES DEL EQUIPO DE FÚTBOL LOCAL ESTÁN CONSIGUIENDO LOGROS INSOSPECHADOS Y LO MISMO PUEDE DECIRSE DE LA ESCENA MUSICAL. LA ÚNICA CONCLUSIÓN ES QUE LA CIUDAD DEBE SER UN SITIO EN EL QUE, APARTE DE LAS VACACIONES, NUNCA PASA NADA. LO CIERTO ES QUE LA MAYOR PARTE DE LOS GRUPOS MUSICALES SUELEN SER ORIUNDOS DE LUGARES O BIEN AISLADOS O, COMO MÍNIMO, FALTOS DE CUALQUIER MOVIDILLA CULTURAL.

«Me aburro un huevo», confiesa Angelo Borrás, guitarrista de la penúltima revelación de Mallorca, The Sunflowers. «Es estar en la isla. Estar allí significa que cuesta dar a conocer los grupos buenos que tenemos» apunta Adela Peraita, cantante del grupo. «Lo que pasa es que sólo se conoce a los Sexy Sadie. Se ha conocido a La Granja... pero hay un montón de grupos que están sonando muy bien y de estilos muy diferentes». «Es curioso» continúa Angelo «porque todo ese mogollón de grupos es algo que no concuerda para nada con la movida que hay en Mallorca. Hay poquísimos sitios para tocar -sólo hay dos salas-. Pero de repente el ayuntamiento organiza un Borock (un concurso de grupos de pop y rock) y salen ochenta y cuatro grupos, y eso que todos sabemos que hay doscientos cincuenta más, pero, bueno, salen ochenta y cuatro grupos, de debajo de las piedras, sabes, y todo el mundo flipa, porque es que ni siquiera hay locales de ensayo. Hay mucha afición, aparte de variedad. Desde drag queens hasta super death metal. Hay un buen nivel, lo pasamos muy bien siempre que hay un concierto».

No hace falta decir que «Inside Out», el debut de The Sunflowers, es el producto de un grupo que le ha echado muchas horas. Porque su estudio de grabación en la isla no pasa de ser un regularcillo veintidós pistas («dos de ellas no funcionan», se apresuran a apuntar), lo justo para que el grupo se exprimiese en cuerpo y alma en su trabajo. Ellos, como los hombres de Héctor Cuper, lo han conseguido a base de currárselo con pocos medios y muchísimas ganas, y esto, lejos de echar para atrás a nadie, tendría que ser un punto de referencia para muchas de las bandas que están comenzando ahora mismo. Lo que más llama la atención en una primera pasada a «Inside Out» es la diversidad de las canciones incluidas: desde un clásico tema de rock como «Bubbles», a introspecciones intimistas como «Freak Love», o preciosistas maravillas sinfónicas como «Fly Away» . A la pregunta de las influencias que sustentan su propio sonido, el grupo cita dos de los mejores ejemplos de alquimia musical: «Sergeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band» de The Beatles, y «Beautiful Freak» de Eels, unos álbumes en los que todos y cada uno de sus sonidos han sido exquisitamente elaborados. Un pulso contra el silencio que The Sunflowers ha tenido el privilegio de poder librar en su propio estudio. Lo que me gustaría saber ahora es si ese estudio ha sido un arma de doble filo para el grupo a la hora de grabar y, si es así, cuánto han cambiado los temas tras su paso por allí. Como Angelo explica, mucho y muy poco a la vez. «Nosotros funcionamos a base de canciones: miramos que se sostenga la canción con poca instrumentación y después decimos: «muy bien, ¿de qué queremos hablar? Estamos hablando de esto, ¿no?» Pues hacemos el resto para que fluya, para que un oyente, aunque no conozca el idioma, se pueda meter en la misma historia que nosotros. Si una canción como «Hook Me» nos provoca más psicodelia o rock, pues lo hacemos. Al fin y al cabo, si una canción funciona con una guitarra, funciona también con cuarenta músicos o con una filarmónica. Que «Bubbles» tenga guitarras potentes y hammonds es que porque pensamos que tiene mucha más mala leche que «Fly Away»». ¿Y la participación en el disco de músicos de orquesta? «Los músicos clásicos esos vuelan... es alucinante, yo flipé mucho con cómo llevaban el tiempo», asegura Angelo. «Sabes, los músicos de pop o de rock meten una claqueta; en cambio, los músicos estos lo llevan de una manera mucho más «flotante» que nos dejó alucinados». ¿Pero su llegada significó un cambio profundo en vuestras canciones? «En el caso de «Fly Away» teníamos unos arreglos hechos con un sintetizador, pedimos una orquesta que tocara eso, y les pasamos la partitura y toda la historia. Los tíos son muy buenos músicos. Nos quisieron ayudar en «When I Was A Child», que tiene como siete minutos sobre una nota; nos dijeron que no entendían ese arreglo y crearon otro. Rulamos la cinta, y cuando les llegó su turno, los tíos entraron con los clarinetes. Nos dijimos «¡hostia, qué chulo, qué bonito, qué hortera!» (risas). Decidimos que aquello no pegaba para nada con el tema, pero como el trabajo estaba muy bien hecho intentamos construir una canción basándonos en esa parte, hacer un tema colándole esos arreglos. Cogimos eso, lo pusimos en un ordenador, empezamos a cortar por aquí, a meter una guitarra por allí... Y ahora nos parece una canción preciosa». La aventura terminó hace sólo unos meses, después de la última sesión de grabación. Había sido un trabajo agotador e intentaron relajarse escuchando a REM; se dieron cuenta entonces de lo abrumador que resultaba ver el aluvión de medios y personal especializado que aparecía en el disco del grupo norteamericano, y decidieron tomar nota. Ellos también incorporarían en su disco al superequipo Flowers de «especialistas» en grabación, producción, montaje, arreglos... Después de todo, no será la primera dinastía Flores en tener éxito, ¿no?

«Inside Out» está publicado por Chrysalis.

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