¿Qué necesidad cubre este disco que no tuvieras cubierta con La Iaia?
La más importante, el poder hacerlo a mi ritmo y tranquilamente, sin ninguna presión. Escribir por el placer de hacer música de una forma mucho más natural, sin demasiadas pretensiones. Llevar una gimnástica creativa, por decirlo de alguna forma, que te sale espontáneamente, e ir recogiéndola en unas canciones que al final te das cuenta de que puedes grabarlas y que de ellas va a salir un disco. Pero sin pensarlo dentro de una rueda: con La Iaia ya tenía la sensación como de formar parte de una maquinaria, y con este disco no la tuve.
¿Cómo valoras la acogida que está teniendo, tanto entre el público como la crítica?
Bueno, cualquier cosa que se diga sobre el disco me parece bonita. Valoro mucho a la gente que se toma su tiempo para escribir sobre el disco, y me interesan las críticas que se están publicando, pero no porque hablen bien de mí, sino porque las referencias y las reflexiones que se hacen sobre el disco me interesan. Tampoco tengo un feedback muy claro por parte del público. Hemos hecho pocos conciertos y aún creo que necesita tiempo para que a la gente le llegue. Ha llegado a la gente que está más conectada con el mundo de la música, pero creo que el disco necesita algunos meses más de andadura.
"Cuando empecé a trabajar en el disco, mi aspiración era hacer algo que fuera lo más normal posible, si es que se puede definir lo que es normal"
El disco brinda muchas referencias a la naturaleza. ¿Lo escribiste inmerso en un entorno natural o simplemente te agarraste a esa naturaleza como un catálogo de metáforas?
He pensado mucho en esto. Cuando empecé a trabajar en el disco, mi aspiración era hacer algo que fuera lo más normal posible, si es que se puede definir lo que es normal. Para mí lo normal, en primer lugar, era coger una guitarra y centrarme en la canción, que es la suma de la voz, la letra y la melodía con la guitarra, todo al mismo tiempo, de forma que puedas hacer un esbozo y tenga ya un sentido para ti. Que veas que ya tiene alguna cosa destacable. A veces cuesta entender por qué algunos esbozos tienen esas cualidades y otros no los tienen, pero la verdad es que hay algunos que te transmiten cosas y otros que no te transmiten tanto. Te lo explico porque, en relación a la naturaleza, también era una forma de recurrir a un lenguaje que el final es súper clásico. Es algo como muy romántico. Las referencias a la naturaleza han estado siempre ahí. No es nada exótico ni abstracto. Obedece a esa intención por mantener las cosas dentro de una normalidad. Y también es verdad que, al escribir las canciones, y no sé por qué ocurre porque es algo un poco misterioso, empezaron a salir referencias a la naturaleza que tenían un sentido para mí. Me di cuenta de que valía la pena trabajar en ese sentido. Pero más por intuición que por una reflexión. Me parecía que tenía sentido para mí escribir un disco que versase sobre esos temas.
Te lo pregunto también poque en los últimos tiempos se ha impuesto este patrón de disco pandémico, de alejarse de la civilización, irse al campo y resetear desde lo básico.
No, no, no es que yo me haya fugado, yo estaba en mi casa, justo aquí. No, no hay esa cosa de Bon Iver de irse a la cabañita (risas).
Te ha producido Jordi Matas. Pero el sonido del disco es tan desnudo y austero que yo particularmente no detecto su aportación, como seguramente tampoco la notaría en el caso de que hubiera sido otra persona quien se encargara de producirlo. ¿Cuál fue su rol?
Buena pregunta. Yo quería tener un productor que también fuera un instrumentista. Muchos productores son malísimos con el instrumento. Y otros son muy buenos. Y Jordi (Matas) es muy bueno. Es un guitarrista fantástico. Eso ya es un punto. Porque el disco está grabado con las dos guitarras tocadas a la vez. Yo en principio quería grabar todo en directo, la batería, el bajo, las guitarras y las voces. Pero por presupuesto no podía contratar a más músicos para hacer sesiones de grabación, así que solo grabamos en directo las dos guitarras y mi voz. Y Jordi era perfecto. Casi todas las guitarras son mías, pero luego Jordi las tocó un poco… él tiene un espíritu que viene del jazz, con lo que tú le das las notas, pero él luego lo adorna un poco. Y aparte de eso, él tocó los bajos del disco, que creo que son importantes, y también visualizó la importancia de contar con un batería tocando, en este caso Ferran Palau, porque las que yo tenía grabadas desde un principio eran ritmos muy básicos. El bajo y la batería son aportaciones de Jordi (Matas). También fue decisión suya grabarlo en el estudio de Joan Pons, que es un sitio especial porque tiene su cinta de ocho pistas, es un teatro dentro de una casa antigua, tampoco es un estudio al uso, tiene sus cosas. Y creo que al final todo esto sí que influye un poco en el sonido del disco. Que a mí me gusta mucho, por cierto.
Entiendo que también ha sido un supervisor, porque leí hace poco que fue él quien en cierto modo recuperó “Porta oberta”, que en un principio no iba a entrar en el disco, porque vio en ella una potencialidad que tú no veías. Hoy en día es la canción más reproducida del disco, con mucha diferencia.
Pues sí. Sí que hizo un trabajo de supervisión. Yo le tocaba las canciones y buscaba su aprobación (risas). En plan “a ver si esta pasa el corte de Jordi”. Él me comentaba cosas sobre los arreglos. Y en el caso de “Porta oberta”, es una canción que yo tenía grabada, de mis esbozos en casa, y que en el último momento, igual en los últimos días, cuando yo ya la tenía descartada, él la escuchó, y le pareció que estaba muy bien y enseguida le vio las posibilidades ya con el bajo y la batería, porque el ritmo es también una cosa importante, y fue gracias a su visión que entró. A mí me gustaba cuando la hice, pero no la tenía bien construida, la veía muy rara, para mí es la canción más rara del disco. Y mira, al final era la menos construida y es la que más lejos está llegando.
¿Qué te dice el hecho de que la mayoría de críticas del disco lo comparen con Nick Drake, Sufjan Stevens o incluso Crosby, Stills & Nash, y no con músicos catalanes o españoles?
Yo lo veo perfecto, no es ningún problema. Siempre que los referentes sean buenos (risas). Puede que escuche más música de fuera, o que me sienta más cercano a músicos que no son del propio país. Al menos a nivel estético. Las influencias anglosajonas son más fuertes para mí que las autóctonas. De todos modos, en este disco sí puede haber algunas referencias a algunos músicos catalanes de los setenta, al menos yo lo veo así. En algunos textos se ha destacado a Pau Riba o a Toti Soler, aunque sean influencias muy accidentales, en caso de serlo. Porque yo no pensaba ni en uno ni en otro al hacer estas canciones.
De hecho, te he leído decir que no has bautizado con el nombre de ningún músico ninguna de las demos en las que trabajaste al principio, a diferencia de lo que hacíais en La Iaia, que es algo que hacen muchísimos grupos.
No, en este no. Igual estás días escuchando a The War On Drugs, iluminado por ese sonido, y todo te parece que tiene que sonar a The War On Drugs. Que te parece lo mejor que se ha hecho nunca (risas). Y empiezas a hacer canciones, las grabas y para ubicar la canción ya le escribes el nombre, en plan “War”. Y sabes que el origen de esa canción es que te has puesto el disco de The War On Drugs y luego cuando le das al play ya no, ya no te recuerda tanto.
También es verdad que en una banda, al ser todo más colaborativo, es más complicado que una canción que nace con el nombre de otros músicos retenga ese parecido con ellos, porque el producto final es la suma de los gustos de varios miembros, y ahí esa influencia primeriza queda muy diluida. En un trabajo solista, esa influencia se notaría más.
Puede ser. Es algo en lo que no había pensado, que sea distinto porque no pasa por el filtro de la banda. Este disco, a la hora de escribir las canciones, al menos yo lo veo así, no es de melodías pop ni estribillos chulos, no tenía esa cosa de buscar las melodías. Algunas no son ni cantadas para mí. O es una forma distinta de cantar. Que casi estás hablando, medio recitando. Esto solo tiene sentido si lo haces en tu propia lengua. Lo que mola de cantar en inglés es que, si la melodía es guay, puedes cantar sobre ella. Pero si cantas en inglés y no hay ni una buena melodía, es como no tener nada. Yo quería conseguir que las canciones surgieran de un modo más natural: canción, letra y melodía al mismo tiempo. Claro, si estás hablando de que tienes flores en la cara, pues ya le pones “flores en la cara”, no le pones “los Beatles” (risas).
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