Épica pop
EntrevistasBudapest

Épica pop

Jesús Rocamora — 13-12-2005
Fotografía — Archivo

“No puedo evitar que nos comparen con Coldplay”, dice John Garrison, principal promotor de los británicos Budapest. Y después de oír “Head Towards the Dawn” (Sinnamon), uno sospecha que no ha hecho todo lo posible por que el resto de la humanidad deje de hablar de Chris Martin y compañía cuando escucha sus discos. El debate es el de siempre. Cojamos al toro por los cuernos.

¿Es perezoso hablar de los alumnos más aventajados de un grupo como Coldplay, que acaba de presentar su tercer disco? Garrison, natural de un pueblecito cercano a Oxford y compositor, guitarrista y voz de Budapest, dice entender la constante comparación entre ambas bandas pero reconoce que también puede haberles perjudicado a la hora de atraer a una parte del público que se ha cerrado al “sonido Coldplay”. Es decir: pianos tristones, frágiles guitarras acústicas y arreglos de cuerda agridulces, estribillos en falsete que hablan de sentimientos como la pena, la nostalgia o la melancolía, tendencia irresistible a la balada-himno, etcétera... ha sido la desbocada fotocopiadora de la industria las que se ha encargado de exportar un sonido tan bien definido y limpito que ya produce algo de bostezo. O sea que algo de pereza hay. Garrison subraya que “Head Towards The Dawn” es más experimental y vital que su debú, el oscuro y algo maldito “Too Blind To Hear”, grabado en 2001 y publicado dos años después, y que las cosas han cambiado desde entonces.

"Me gusta mucho la clásica y una de las cosas que intento conseguir con Budapest es llevarla al terreno de la música pop para disfrutar de ambas"

“Éste es diferente, más vital; es fruto de tres años de gira por todo el mundo, y eso es algo de lo que sentirse afortunado. Antes sólo se trataba de saber si a una canción le convenía más un piano o una guitarra, y ahora hemos experimentado con todos los instrumentos, con pedales, efectos, reverbs. Hay canciones más positivas, aunque el sonido de Budapest es fundamentalmente melancólico”. Pues probablemente hace cuatro años la formula sorprendiera más que hoy, porque la sensación que deja “Head Towards The Dawn” es la misma que un disco de versiones donde priman los homenajes a los padres del subgénero, Jeff Buckley y los Radiohead de entre “Pablo’s Honey” y “The Tends” (“Public Apology”, “Pressure”), y que la mayoría de sus canciones las tenemos demasiado recientes en discos de Keane o Starsailor. Y la proliferación actual de sinónimos nos permite profundizar más, del exhibicionismo épico para grandes superficies de Coldplay (“Something Somewhere”, “Clock Face”, ya desde un título poco afortunado) a la delicadeza casi cursi de Embrace (“Walking On Water”). Garrison también aporta su visión: dice que se siente más identificado con la propuesta de un grupo como Doves que con la de otro como Travis, “por su manera de entender la música como algo más experimental y menos imagen, algo más natural. Yo todavía sigo escuchando bandas como Talk Talk”. La tan cacareada experimentación –que más que nada decora, que nadie busque aquí nuevos lenguajes– ha tenido lugar sin embargo, a posteriori, una vez que Garrison ha compuesto casi la totalidad de las canciones en su estudio casero. Él firma todos los temas en el libreto. “Allí grabo las canciones lo mejor que puedo y luego se las llevo al resto de los miembros para que las escuchan y decidimos si cambiar una cosa u otra. Hay muchas en las que necesito ayuda; como me pasa con el chelo. Hubo problemas para grabar con el chelista, así que lo metí en el estudio y le dije que tocara lo que él quisiese. Y de allí salieron cosas increíbles. En cualquier caso esto es algo que quiero que cambie en el futuro de Budapest, trabajar más como banda”. Ah, los arreglos, otro tema que daría para un montón de páginas… Toda la familia de Garrison se dedica de una forma u otra a la música, madre (ópera), padrastro (violinista) y dos hermanas (vinculadas a la música clásica y medieval), por lo que él ve el asunto casi como un reto, una demostración de que el pop puede estar a la altura de las circunstancias. “Me gusta mucho la clásica y una de las cosas que intento conseguir con Budapest es llevarla al terreno de la música pop para disfrutar de ambas. Esta es también la razón por la que el chelo se ha convertido en una parte más”. Y no deja de tener cierta ironía que con el listón familiar colocado tan alto, Garrison valore especialmente el hecho de que pueda vivir de su música. “Es algo muy satisfactorio poder hacer tu propio material y vivir de él. La otra opción es ganarte la vida con una guitarra acústica haciendo versiones. ¿Te imaginas tocar ´Wonderwall´ todos los días?”. Curioso, como poco.

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Épica pop
EntrevistasDestroyer

Épica pop

Xavi Sánchez Pons — 03-02-2005
Fotografía — Archivo

Dan Bejar lleva ya nueve años siendo la cabeza visible de Destroyer, pero la gran mayoría supimos de su existencia a través del primer álbum, ya un clásico, de los New Pornographers. A partir de ahí no nos perdemos una entrega de este particular artista cuya concepción de la música sobrepasa cualquier etiqueta o frontera estilística.

Escuchen sino “Your Blues” su disco más accesible hasta la fecha y una sorprendente ración de pop épico pasadísimo de vueltas, repleto de guiños a sus músicos de cabecera, que da una nueva dimensión al término synth pop. De locos. Este mes está de gira por nuestro país: 14 Valencia (Colegio Mayor Luis Vives), 16 Madrid (Siroco), 19 Vigo (Vademecwm), 24 Gijón (Sala Inside) y 25 Zarautz (Gazteleku). “Si, las canciones son bastante pegadizas y la letras son más accesibles. Fue un álbum que compuse con mucha calma, no fue como el anterior, ´Your Night´ (Talitres, 02) que tardé muy poco en terminar, lo único que pasa es que a cierta gente no le ha gustado como esta compuesto, no les agrada que haya tantos sintetizadores. A pesar de eso a la gran mayoría le gusta más. Pero te prometo que no lo hice a posta, me salió así y punto”.

"Ýour Blues´fue un álbum que compuse con mucha calma, no fue como el anterior ´Your Night´ que tardé muy poco en terminar"

Ahora bien, como buen mago que es, Bejar se saca de la chistera una etiqueta para definir su música, o, al menos, las canciones de su último disco, un término más que misterioso, “European Blues”. Le digo que aquí en Europa, no sabemos que es eso del blues europeo. “¿Sabes qué? La gente de los Estados Unidos tampoco lo entiende (risas). La verdad es que ni yo se exactamente lo que significa. Supongo que tiene que ver con la idea de hacer un disco sin ningún elemento del rock and roll clásico norteamericano, una especie de rechazo consciente del rock and roll, sin la instrumentación clásica y muy melancólico. Cuando hice este disco escuchaba mucho a John Cale, eso es a lo que yo llamo ´European Blues´”. John Cale no es el único referente europeo que se rastrea en su música, Bowie o el Marc Bolan más espacial -es decir lo mejor del glam-rock- se intuyen en sus composiciones. Eso sí, cuando le comento que a quien más me recuerda es a Steve Harley y sus Cockney Rebel, le entra la risa. “No eres el primero que me lo dice, hace un tiempo me lo comentaron. Y si te soy sincero no conozco su música para nada, igual he escuchado algo por la radio, pero no tengo ni un disco suyo. Pero bueno ya me lo habéis dicho varios, así que intentaré comprarme sus discos y los escucharé a ver si es verdad que me parezco”.

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