Un exquisito repertorio de nueve canciones donde la punzante contemporaneidad y el pop folk barroco se unen para mostrar el delicado y atemporal universo de la cantautora de Portland.
Para empezar, cuéntame qué hay detrás de “Front Row Seat To Earth” y qué significa para ti este título.
Es algo simbólico sobre como cada vez estamos más desconectados de las cosas que pasan en el mundo y como, viéndolas a través de una pantalla o de Internet, nos estamos volviendo sujetos pasivos, cero participativos. Es algo así como que ya no vivimos aquello que sucede a nuestro alrededor.
Supongo que es por este motivo que expones tus sentimientos de una manera más “universal” o global. ¿Cómo llegaste a ello?
Creo que me di cuenta de que las personas estamos algo predispuestas a protegernos de las cosas externas que suceden para que estas no nos destruyan. Es algo así como un mecanismo de defensa.
Centrándonos más en el procedimiento, para este nuevo disco has contado en la producción con Chris Cohen. ¿Cómo ha sido el trabajar con él?
La verdad es que fue estupendo poder trabajar con Chris. Es un excelente productor, un excelente batería y, además, tiene muy buen gusto con las ideas musicales. Fue genial porque en todo momento me dejó tomar las riendas y hacer lo que quisiera. Y lo mejor fue que en ningún momento fue “Chris Cohen el productor”, sino “Chris Cohen mi amigo quien me ayuda a ejecutar bien mis ideas”. Es un tío bastante de la vieja escuela y alguien muy particular; muy buenas cualidades para un productor.
Más allá de los arreglos de Chris Cohen, tu nuevo álbum suena algo diferente a tu debut “The Innocents” (Mexican Summer, 14). ¿Cómo crees que ha evolucionado tu sonido desde entonces?
Mi evolución ha sido un proceso natural, la verdad. Más que nada el hecho de coger mis influencias y querer ponerlas todas bajo el mismo paraguas. Es decir, encontrar lo mejor de cada influencia, intentar fusionar todo eso y experimentarlo en mis canciones. Influencias que sobretodo parten del sonido cantautor, de la psicodelia y de querer combinar elementos futuristas con otros más de la vieja escuela. Pero, bueno, es sobre todo el hecho de que ya llevo un tiempo experimentando con mi música y al final es como ejercitar un músculo. Como mi voz, por ejemplo. Yo ahora puedo hacer cosas con mi voz que antes no podía hacer y eso es gracias, en parte, a haber girado tanto. No sé, creo que “Front Row Seat To Earth” es una versión más realista de lo que siempre he querido hacer.
Para hablar de tu sonido, muchos hacen mención como “una chicha folk”. ¿Te molesta esta etiqueta?
Sí, ¡mucho! Creo que soy bastante más que una artista folk pero, sinceramente, creo que es mejor esto que lo que sucede con otros géneros musicales donde no tiene sentido que la gente tenga que definir algo como indie-rock. Hay géneros que son menos respetables, pero al menos el folk tiene una larga y muy rica tradición que viene de distintos tipos de música.
En tu nuevo álbum son varios los instrumentos que construyen las capas de tus canciones. ¿Cuál es el instrumento con el que te sientes más cómoda tanto en directo como componiendo?
Es una pregunta muy difícil ya que me gustan tanto el piano como la guitarra. La verdad es que he escrito más canciones con guitarra que con piano, aunque el piano cada vez más se está ganando el puesto de mi instrumento favorito. Aunque si tuviera que escoger uno, escogería mi voz: es el mejor instrumento que tengo.
Más allá de tu proyecto en solitario, estuviste como bajista en Jackie O’Motherfucker. ¿Hay algo de este paso por Jackie O’Motherfucker en Weyes Blood?
Cuando Jackie O’Motherfucker me invitaron para tocar el bajo en una de sus giras, yo ya había empezado con mi proyecto en solitario. Y, aunque fue algo muy natural porque yo ya formaba parte de esa escena underground, estar en Jackie O’Motherfucker hizo que no quisiera tocar ese tipo de música nunca más. Es divertido, bonito y filosóficamente tiene sentido, pero me sentí atraída por otro tipo de música que luego se convirtió en Weyes Blood.
Dentro de las múltiples cosas que te definen, el hecho de haber vivido en tanto sitios es algo importante. ¿Esta actitud nómada llega a reflejarse en tus discos?
Yo creo que sí. Por ejemplo, Nuevo York me enseñó mucho y me ayudó a escribir las canciones de “Front Row Seat To Earth”, sobre todo el coger este punto de vista sobre las cosas ya que Nueva York es una ciudad tan grande y global. Pero bueno, me muevo muchísimo y eso se nota. Por ejemplo, “Cardamom Times” (Kemado/Mexican Summer, 15) lo hice en Rockaway Beach, y hay mucha diferencia con “Front Row Seat To Earth”.
Tu nuevo disco tienen un carácter bastante introspectivo. Dime cuál es el mejor contexto para escucharlo.
Haciendo un largo viaje en coche de noche. Sobre todo porque hay mucha introspección en el disco y cuando vas conduciendo de noche esta se potencia, ya que no puedes distraerte con otras cosas. Te obliga a centrar todos tus sentidos en la música. Además, me encantan los altavoces de los coches. Me encanta escuchar música mientras conduzco de noche, la verdad.
Y para acabar, ¿qué te hubiera gustado ser si no hubieras sido artista?
Algo igual de ingrato, como ser actriz o humorista. La verdad es que antes de ser cantante, siempre quise ser actriz. El hecho de actuar siempre me ha atraído mucho, pero me di cuenta de que el mundo de la música era bastante más guay que el del actor, así que me quedé aquí. Fue una decisión muy fácil.
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