El proyecto no es nuevo, aunque sí para los lectores de esta revista. Habladme un poco de cómo nace.
Runa nace principalmente de las ganas que teníamos Kike y yo de seguir tocando juntos después de dejar Los Tiki Phantoms. Nos apetecía tocar, sin más premisa que la de sentirnos libres y dejar que la cosa fluyera. Nos faltaba batería así que invitamos a Llobet (Vórtice, Böira, Segunda Apnea, Mono y un largo etcétera) y para nuestra sorpresa y alegría dijo que sí y cerramos el circulo. Todo esto fue en 2014, desde entonces hemos ido trabajando ininterrumpidamente para darle forma a lo que naturalmente nos salía y a definir nuestra propia identidad, huyendo de los “así no” tan clásicos en el ejercicio de estilo. Un EP (digital en 2015) y un LP (autoeditado en colaboración con Proyecto Eclipse en 2016) más tarde nos encontramos en este momento, a punto de sacar nuestro segundo disco, y orgullosísimos de contar con el apoyo de BCore.
¿Qué aportan vuestros proyectos anteriores a Runa?
Pues experiencia principalmente: años y años de ensayos y trabajo en grupo ayudan mucho a desarrollar buenas dinámicas creativas y a tener claro cómo entenderte con tus compañeros tanto en el local como en el escenario. A nivel de influencia musical no hay mucho de nuestros otros proyectos reflejado en Runa. Todos hemos hecho cosas muy distintas antes pero no hemos hecho mucho hincapié en ello con esta banda.
¿Qué es un rito estacional?
El disco habla del conflicto como algo inevitable, común y necesario. Está en mayor o menor medida bastante presente a lo largo de nuestras vidas y, haciendo buen uso de él, nos ayuda a crecer. La idea de verlo como un rito aparece cuando te das cuenta de que los conflictos que vivimos son más o menos los mismos, las ofensas son parecidas, las discusiones, las peleas, las reacciones, las opiniones, todo acaba por repetirse. Oyes siempre las mismas historias y de las mismas maneras, como si hubieran cuatro o cinco posibles reacciones a los mismos estímulos. Aun así, todos lo vivimos con intensidad, hasta con incredulidad y sorpresa. Hay conflictos que son propios de una edad determinada y que luego ya no volverás a vivir y algunos se repiten hasta que dejan de afectarnos o los superamos. Como un ritual, como pequeños rituales por los que pasamos, a los que nos enfrentamos con mayor o menor conciencia para acceder a otro estado. Otro denominador común en el que hemos querido ahondar es en la brevedad de los mismos: no duran, los vives como si no hubiera un mañana, pero lo cierto es que siempre terminan. Como el frío en invierno o el calor abrasador del verano. De ahí la idea de rito estacional… ¡Sin más, sonaba bien!
"El disco habla del conflicto como algo inevitable, común y necesario"
¿Cuánto queda del primer disco en este?
Yo creo que hay mucho del primero en este. Para nosotros esto es una evolución (esperemos que constante). El primer disco es más crudo, está menos definido y se nota más la inseguridad (sobre todo la mía cantando y escribiendo letras) pero la esencia es la misma, somos nosotros antes de aprender todo lo que el primer disco tenía que enseñarnos. Después de escucharlo mil millones de veces, sacamos nuestras conclusiones y pudimos afinar (literalmente en mi caso) un poco más. En este segundo disco aplicamos todo lo aprendido y, además, contamos con la colaboración de Eric Fuentes como productor. El resultado se nota mucho. Ahora, tras haber escuchado este segundo disco mil millones de veces, me muero de ganas de que nos pongamos con el tercero.
Veo que la nota de B-Core os compara mucho con The Replacements o Hüsker Dü, pero yo también veo ahí cosas de MC5 o The Stooges ¿cómo lo veis?
Razonable. ¡Kike es un gran fan de MC5 y cuando dejas que las cosas que llevas dentro salgan pues, joder, salen! Es lo bueno y lo malo de este grupo, suena a muchas cosas, pero a ninguna en concreto y eso para el mundo de etiquetas en el que vivimos es un poco complicado. A nosotros nos parece mejor, más flexible y natural, pero la gente agradece mucho poder definir las cosas con precisión o recibirlas etiquetadas para no tener ni que pensar. Mejor poder decir que suenas al “Darklands” de The Jesus And Mary Chain con un poco del “Heaven Up Here” de Echo And The Bunnymen que no a mezcla entre The Replacements, Hüsker Dü, MC5, The Stooges, Peter And The Test Tube Babies y Gabinete Caligari. Pero es lo que hay. ¡Aquí a cada uno le va a tocar dejar volar la imaginación! en realidad a mí me parece bien que cada uno le encuentre un parecido, le confiere al grupo algo de familiaridad.
Es un proyecto menos melódico que los otros en los que habéis participado los miembros del grupo ¿lo veis así?
Bueno, Llobet tocaba en Vórtice, así que tiendo a discrepar (risas). De todos modos, bajo mi punto de vista el disco es melódico, aunque tal vez sea porque sé lo poco melódico que podría haber sido.
Las letras no dejan títere con cabeza. Es necesario hoy decir las cosas claras ¿no?
En una primera escucha, parece todo mucho más agresivo de lo que es. Claro, el conflicto es el hilo conductor del disco y cierta violencia era necesaria, pero a medida que avanzamos hay más tendencia a la introspección y al autoanálisis y la cosa baja de revoluciones. Intentamos que el mensaje final (a pesar del a contundencia) fuera positivo, pero es probable que sean necesarias varias escuchas para poder intuir ese matiz (risas) ¡Pero sí, las cosas cuanto más claras mejor!
¿Supone el disco de Runa un parón en vuestros otros proyectos?
Aquí somos todos muy creativos y lo compaginamos todo, aunque nos vaya la salud en ello. Creo que ninguno de nosotros ha dejado de participar en ningún otro proyecto (musical o no) por Runa. Kike sigue tocando con los Surfin’ Burritos y Llobet lo compagina con Böira y Moksha. Yo no tengo otros grupos, pero voy liado siempre con otras historias.
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