Porque, según ellos, aquel “La lágrima y la naranja” (2014) más bien fue una recopilación de maquetas. Marina (guitarra y voz) comenta que “La lágrima…” forma parte de nuestra trayectoria y nos ha da dado mucho pero, aunque tiene la edición de un disco normal, salió como una especie de maqueta con distintas grabaciones de las primeras veces que habíamos entrado a un estudio. “Amapola dueles” representa mejor la idea de disco: es más homogéneo y también muestra un cambio de temática, es más maduro”.
Lo cierto es que, si bien aquel debut cosechó todo tipo de elogios, en estas nuevas composiciones se aprecia mayor complejidad. Para Teresa (batería), “ha sido crecer y descubrir que hay más cosas que Blink-182, que era lo que teníamos en la adolescencia. Yo no me considero ahora una gran sabia, pero bueno, un poquito más que cuando tenía 15 años sí que sé”. Marina añade que “en este disco todo está más pensado pero tampoco excesivamente; siempre nos hemos dejado llevar por nuestra intuición y las ideas espontáneas. Este disco partía de unas ideas previas, pero muchas cosas salieron en el mismo estudio. Por ejemplo, los arreglos de cuerda no los llevábamos muy trabajados desde casa: allí mismo decíamos “probemos con esto y con lo otro”, todo muy natural”. “Las cuerdas están todas grabadas por nuestras primas, ¡que son nuestras primas pero son unas cracks!”, subraya Teresa.
En el disco también se aprecia la diferencia entre temas más potentes (“Querubín”, “Ciclogénesis”, “Catarsis”) y otros más íntimos y relajados (“La bahía”, “Los días más tristes”); algo que puede ponerse en relación con la manera en la que afrontan la música en disco y en directo. Según Teresa, “con el tiempo te das cuenta de que si tocas en una sala puedes hacer un par de baladas, pero la gente lo que quiere es marcha”. Marina añade que “en un estudio puedes meter cuerdas y arreglos, pero en directo no tenemos unos músicos de cámara que nos respalden, así que no pretendemos sonar igual que en disco, intentamos adaptar esas canciones”.
Las letras muestran un tono de desencanto tanto desde un punto de vista social como personal. ¿Se puede decir que “Amapola dueles” es un disco reivindicativo? Marina sostiene que “tampoco es un disco social… son letras sobre lo que nos pasa por la cabeza, y ahí se mezclan sentimientos internos con cosas que ocurren en el exterior; sin quererlo hay reivindicación, pero también dolor y tristeza. Así que se puede decir que este disco es más “de dentro””.
El libreto del CD incluye una serie de ilustraciones de diversos autores. Sobre su origen, Marina explica que “estamos rodeados de gente que tiene mucho talento y no han acabado de ser descubiertos. Nos pareció bien contar con ellos. Pasamos una canción a cada uno y les dejamos que hicieran lo que se les ocurriera. Y estoy muy contenta con cómo ha quedado”.
Esta manera de trabajar concuerda con la mayoría de lo que el grupo ha hecho hasta la fecha: Repion siempre han intentado manejar su carrera por sus propios medios, sin valerse de mánager ni de discográfica. ¿Qué tal les ha funcionado? Para Marina, “desde que grabamos el disco hasta ahora ha pasado un año: la idea esta loca de hacer nosotros absolutamente todo provoca que todo vaya más lento, pero también es doblemente satisfactorio. Aunque no descartamos que llegue el día en que nos centremos solamente en componer y en tocar”. Para Teresa “es un poco frustrante que al final pases más tiempo llamando a gente y haciendo gestiones que tocando. Al final no estás haciendo lo que te gusta…”. A esto se une que en los últimos tiempos tanto Marina como Teresa han emigrado a Madrid, mientras que Diego (bajista) permanece en Cantabria. Aunque de momento ninguna de estas circunstancias parecen lastrar su carrera. Al fin y al cabo, se les ve tan ilusionados como siempre. Y es que, como dice Teresa, “si uno quiere, con organización todo se puede”.
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