“Se puede llegar a ser más intenso y visceral susurrando”
EntrevistasMoonshakers

“Se puede llegar a ser más intenso y visceral susurrando”

Kepa Arbizu — 30-05-2023

La formación bilbaína Moonshakers, con su nuevo EP, “Monstrencas. Vol. I” (Autoeditado, 2023), sorprende y fascina a partes iguales trasladándose desde su habitual sonido rugoso y urgente hasta un contexto más sutil, atmosférico y repleto de detalles.

Cuatro canciones, contabilizando una versión del tema "She", autoría original de The Damned, le han bastado a las Moonshakers para efectuar una remodelación, o renovación, de su sonido, desplazándose desde el acostumbrado terreno fertilizado de impetuoso y crudo rock and roll hasta unos ademanes más ambientales y sugerentes. Nuevos horizontes para una formación que nos ofrece con este trabajo el capítulo inicial de un proyecto que se completará con otros dos.

Innovaciones que también atañen al ámbito de la producción, donde la tutela de Martín Guevara es cedida a Ekaitz, de Sonic Trash, que desarrolla su tarea en los estudios de grabación de El Submarino, centro de operaciones del que ha salido un álbum reducido en su extensión pero pleno de imaginación y sentimientos. Motivos más que suficientes para ponernos en contacto con sus autoras para desentrañar los secretos de su nueva criatura.

“Monstrencas, Vol I”, se trata del primero de los EPs que configurarán una trilogía. ¿Qué os indujo a tomar la determinación de no recurrir a un disco largo y sí a dividirlo en tres partes?
Pensamos que hacer un LP de doce temas, con la velocidad de consumo que se estila hoy en día, no tenía demasiado sentido, porque además se suelen quedar muchas canciones por el camino. A eso hay añadirle que venimos dedicando toda nuestra energía a los directos (durante estos últimos años hemos venido compaginando nuestros bolos con los de otro proyecto llamado Rabba Rabba Band) y la verdad es que no nos da para todo la vida. En definitiva, teníamos muchas ganas de sacar nuevo material y hemos pensado que este formato breve era el que mejor se adaptaba a todo ello.

¿La idea de esta trilogía es dotar a cada una de las partes de su propia identidad o se trata de que escuchadas juntas formen un “todo” homogéneo?
Para este disco hemos cambiado bastante nuestro estilo, y la idea de realizar esta trilogía es hacer tres partes que tengan este mismo tipo de sonido como hilo conductor pero además que cada una de ellas contenga su propia identidad. De esa manera pretendemos que tengan sentido tanto escuchándolos por separado como juntos.

Siempre habíais declarado que vuestra premisa era cada vez sonar más orgánicas, evitar adornos, pero este disco sorprende por un sonido mucho más cuidado en detalles y recreando ambientaciones. ¿Cómo llegáis a esa nueva formulación?
Una vez alguien nos dijo: toca sencillo y llénate el bolsillo… Bien, pues no funciona. Bromas a parte, hasta la fecha habíamos hecho discos pensados para ser tocados en directo, pero la pandemia hizo que dejáramos de tener bolos y nos dio la oportunidad de componer desde otro punto de vista. Hemos experimentado con pedales, soniditos pantanosos y hemos dedicado mucho tiempo a cada tema, desde la composición hasta la grabación, todo aderezado con las manos mágicas de Ekaitz, de Sonic Trash.

Anteriormente habíais colaborado con Martín Guevara en su estudio. El hecho de cambiar de ubicación, dirigiéndoos a El Submarino y contar con Ekaitz, de Sonic Trash, como productor, ¿ha sido también parte de construir ese nuevo escenario para vuestro sonido?
Martín ha sido algo así como nuestro padrino, hemos aprendido muchísimo con él. Para este disco nos apetecía cambiar por aquello de seguir aprendiendo. Un día en una farra Eka nos lo propuso, y creo que no nos lo pensamos ni medio segundo, sabíamos que sería un éxito asegurado.

Y en lo que respecta a la consecución de ese sonido, ¿cómo de importante ha sido en su resultado final el papel de Ekaitz y del propio estudio de grabación?
Ekaitz es un genio. Desde el primer momento que le presentamos los nuevos temas entendió a la perfección hacia dónde queríamos ir. Ha sabido dirigirnos para potenciar las canciones desde el respeto absoluto. No podemos estar más contentas de currar con él.

Respecto a Iñigo es un tipo muy profesional y en el estudio tiene la habilidad de generar un ambiente de serenidad y tranquilidad, algo muy importante cuando te enfrentas una grabación. Además juntos se entienden a la perfección, ha sido un gustazo trabajar con los dos.

Cuando uno se plantea dar una vuelta de tuerca a su sonido y ve que avanza hacia terrenos distintivos, ¿siente a veces cierto vértigo de quizás estar alejándose mucho de esa zona de confort?
Ha sido un proceso muy natural… El poder componer desde otro sitio ha hecho que casi sin darnos cuenta hayamos llegado hasta aquí. No sentimos vértigo en absoluto, estamos muy satisfechas con el resultado.

“Hemos dedicado mucho tiempo a cada tema, desde la composición hasta la grabación”

Otra de vuestras máximas siempre ha sido acercar vuestras grabaciones a lo que ofrecéis en directo. ¿De qué manera habéis abordado en estas nuevas y más complejas composiciones esa relación?
Es cierto que en el anterior disco buscábamos un directo potente y en base a eso compusimos las canciones. Una vez conseguido, hemos querido centrar nuestra atención en otras cosas que, de manera más sutil, ya veníamos trabajando en anteriores grabaciones: crear atmósferas a partir de loops, usar pedales de efectos o directamente con la manera de usar la voz.

Inevitablemente al trasladar todo eso a un escenario se simplifica el abanico de sonido, pero también son expuestas con más energía y hemos descubierto que funcionan realmente bien.

Parece evidente ese cambio de tesitura en la voz de Inge, menos rugosa, más clara, ¿ha habido un proceso de trabajo específico en ese aspecto?
El cambio de sonido no ha sido solo en cuanto a instrumentación, la voz también ha variado. Y eso es parte por el trabajo propio de Inge y por otro lado porque ese cambio de sonido le ha llevado a cantar desde otro sitio, teniendo en cuenta al mismo tiempo las directrices de Eka durante la grabación en el estudio.

En un tema como “Miénteme” su voz suena imponente, una canción que recuerda incluso a un bolero...
Pensamos que el dolor tiene un lenguaje común que trasciende a cualquier género, pero es que además, no podemos ser más fans de los boleros...

Habéis incorporado al disco la versión del “She”, de The Damned, ¿era este trabajo por sus características el momento idóneo para hacerlo?
Es verdad que este tema lo veníamos realizando desde hace tiempo en directo, e incluso lo habíamos llegado a grabar para un disco tributo, y como por encima de todo nos encanta y pensábamos que en este trabajo quedaba genial, pues hemos decidido grabarlo en condiciones.

En dicho tema contáis con la presencia de David Hono a las voces, ¿cómo surge esa colaboración, tiene algo que ver con que la original esté cantada por un tono de voz tan grave y particular?
Somos muy amigas, y fans, de Sonic Trash, nos flipa la voz de David y cuando le propusimos que cantase nos dijo que si al instante.

Encontráis incluso espacio para atizar sin piedad a esos poderosos podridos de codicia en “Púdrete”. ¿El rock and roll también está para señalar a aquellas partes indeseables de la sociedad?
Está canción está muy inspirada en “Rata de dos patas”, de Paquita la del Barrio, que nos parece uno de los mejores himnos del punk de todos los tiempos. Esa manera pausada y elegante de insultar es un locurón….“Púdrete” recoge ese espíritu y lo lleva a un ámbito más político, que aunque es verdad que no suele ser nuestro rollo, es algo que no apetecía hacer y bien a gusto que nos hemos quedado.

Siempre os habéis definido como hijas del jaleo y del volumen brutal a la hora de hacer rock and roll, ¿creéis que son características que en general se están perdiendo?
Todo evoluciona, pero sí es cierto que cada vez parece que se hace menos rock and roll, pero lo importante es que se continúe haciendo música, sea del género que sea.

Y dado que este EP tiene un sonido mucho más cuidado y transmite sensaciones muy ambientales, ¿se puede hacer rock and roll igual de visceral e intenso sin necesidad de “montar jaleo” o usar un “volumen brutal”?
El volumen y el jaleo siempre ayudan, pero se puede llegar a ser más intenso y visceral susurrando, por ejemplo. Todo es ponerse.

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