“Las canciones de este disco son muy directas, hemos vuelto a las raíces”
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“Las canciones de este disco son muy directas, hemos vuelto a las raíces”

Javier Escorzo — 10-04-2023

Tras dar mucho que hablar con su primer elepé “Animal”, (Entrebotones, 2019), Messura publica su segundo álbum largo, “Frágil”, en el que dan rienda suelta a la visceralidad de su propuesta.

Ibais lanzados con el primer disco, Animal, que salió en 2019. ¿Cómo os afectó la pandemia? ¿Habíais terminado ya la gira?
Estábamos a las puertas de la gira de verano, que iba a ser nuestra gira más potente, pero se truncó. Teníamos bastantes festivales. Ahí íbamos a tope, sí, estábamos super contentos. Para nosotros fue un mazazo, aunque también te digo que estuve quince días jodido, pero luego pensé: “Venimos del barro y en el barro estamos”. No hay más. Es todo tan emocional que da igual dónde estés, porque vas a seguir haciendo temas.

Entonces entiendo que este disco lo compusisteis durante el confinamiento.
Sí. De hecho, la canción que da título al disco, Frágil, habla de cómo la pandemia nos puso en nuestro sitio. Frágil habla de la condición del ser humano, que nos parece que somos seres omnipotentes y mira, algo que no se ve nos hace parar.

Habéis contado con dos productores de renombre: Manuel Cabezalí (Zahara, Havalina), y Víctor Cabezuelo (Rufus T Firefly).
Tuvimos contactos para el primer disco, pero por tema de fechas no pudo ser y nos los produjo Ramiro Nieto, un músico muy mítico, ha tocado con un montón de gente, ahora está con Sidecars, por ejemplo. Pero con Manu y con Víctor siempre hemos tenido contacto. Uno de los componentes de Havalina es riojano y nos conocemos desde la época del instituto. Para este disco los teníamos en mente porque creemos que tienen mucho que ver con nosotros.

El arranque del disco es arrollador, muy potente, entra como un tiro.
Sí, eso es. De los diez temas que tiene el disco, salvo Frágil, que es más lenta, el resto son, como dice Julio, cañonazos. Son temas muy directos, sí. Y bastante más rock que el primer disco. Digamos que hemos vuelto a las raíces. Nuestro grupo se llama Messura porque venimos del hardcore y del punk rock, y esto era como nuestra parte más calmada, pero sí que es cierto que en este disco yo veo reminiscencias del hardcore new school. Se nota que la cabra tira al monte.

Ese puede ser el sonido que mejor defina al disco, pero también hay otro tipo de canciones, como Frágil, con un sonido mucho más delicado.
Claro. Es que Messura es un poco así. En directo se ve muy bien que tenemos los dos extremos. Frágil, Pandora o Polar pueden ser temas de rock un poco más adulto. No es nada que no pudo haber hecho en su día Radiohead o bandas noventeras que han continuado ahí. Conceptualmente, yo creo que el disco es muy de los noventa, con sus temas potentes y sus temas reflexivos.

También hay otros cortes más experimentales, como Estúpido o Reinass.
Sí, esa sería una tercera cara del grupo. Nosotros nos permitimos siempre esas licencias compositivas. Creo que precisamente una banda como la nuestra, que tampoco espera ya nada de la escena, porque creo que la escena del rock está un poco acabada, sobre todo la escena del rock que hacemos nosotros, que es un poco rock de adultos, por no llamarlo rock de pollas viejas (risas)… No le debemos nada a nadie, nadie espera nada de nosotros. Podemos hacer lo que queramos. Para mí son simplemente temas de Messura, somos una moneda de tres caras, en ese sentido.

Dices que sois una moneda de tres caras, y diría que son tres caras muy extremas: cuando es rock es muy rock, cuando es delicado es muy delicado… Todo muy radical, muy visceral.
Sí, eso es. Somos muy viscerales. Mucho. Todavía dicen que somos una banda emergente, y eso que llegamos más de veinticinco años tocando. El grupo lleva cinco años, vale. Pero lo que sí que somos es viscerales, y eso se nota sobre todo en directo. La gente se piensa que va a ver algo un poco pop, y lo que se encuentra es algo que les pasa por encima, por el tema visceral. Hay mucha energía ahí.

Las letras están muy bien escritas. De hecho, tienen un punto elevado. Citáis a Walden, intuyo que también a Nietzsche cuando habláis del “retorno infinito”, a Rousseau… Son referencias poco habituales en un grupo de rock.
Mira, yo nunca había escrito letras. Yo soy cantante de Messura de rebote, literalmente, porque yo vengo de tocar la guitarra, es lo que había hecho siempre. Cuando me enfrenté a la primera letra, en el primer disco, me planteé de qué quería escribir, que era lo que me movía y lo que me apetecía expresar. Cuando ya lo tuve claro, empecé a exigirme, sobre todo, ser yo mismo. Me interesa mucho la sociología, la actualidad y el mundo que me rodea, y es de lo que hablo. Puedo estar insultándote, pero intento hacerlo bonito, es una de mis máximas a la hora de escribir una letra. Agradezco que digas eso de que nos salimos de los temas y las formas habituales, porque es algo que echo de menos en la escena de ahora mismo.

Hay también bastante crítica social, pero de una manera también personal, no denunciáis los típicos temas.
Claro, es lo que te decía. Venimos de una escena más punk rock y más hardcore, ya he pasado por la fase de que todo sea muy explícito. Puedo decir cosas fuertes, pero procuro hacerlo bonito. Muchas veces me dicen que parece que estoy hablando de amor, y en Messura no hay ni una sola letra de amor. Las que pueden parecer de desamor, en realidad hablan de política y de entendimiento social. Intento buscar esa vuelta siempre.

En Estúpido criticáis el circo digital. También criticáis esta deriva del mundo digital, que es evidente que tiene cosas buenas, pero que a veces se convierte en algo perverso.
Sí, pero también te digo que lo critico mucho, pero como puedo criticar un martillo. Al final son herramientas, con un martillo puedes construir una casa o matar a una persona. Lo importante es cómo la usa la persona que tiene esa herramienta en las manos. ¿Me meto con el circo digital? Sí. Pero también me meto con esa persona que lo usa, porque hay muchas formas de utilizarlo. Lo digital puede ser una muy buena herramienta, igual que la inteligencia artificial y todo eso. Lo que falla siempre es el uso. Hay una cita política que dice que ningún sistema es malo, lo que hace que no funcionen son las personas.

El disco salió el jueves, algo extraño en estos tiempos en los que todos los lanzamientos se concentran en los viernes.
Sinceramente, no tenemos ni idea; nuestro equipo nos dice cosas y nosotros decidimos. Nos preguntaron si lo sacábamos el viernes o el jueves. Al final es lo que dices, el viernes sale todo el mundo. Si lo hubiésemos sacado el viernes, por ponerte un ejemplo, hubiésemos coincidido con Rosalía. Es imposible competir con eso. Nosotros somos una banda pequeña, una banda minúscula al lado de eso. El jueves igual tienes más hueco y quizás encuentres un poquito más de visibilidad.

¿Qué planes tenéis? Imagino que, lo primero, cruzar los dedos para que no venga otra pandemia, ¿no?
(Risas). Pues te digo una cosa: si viene otra pandemia, lo que menos me va a doler es la banda. Eso lo asumimos muy rápido. Es lo que te digo, llevamos muchísimo tiempo tocando. Nos ha costado mucho más asumir lo rápido que ha ido todo, el epé, el primer disco… Nos costó mucho más asumir eso que la frenada. Messura nace de la necesidad de hacer canciones y las expectativas que teníamos eran cero. Cuando te juntas con cuarenta años para tocar con alguien lo último que tienes son expectativas de triunfar. Lo que te mueve es la necesidad de hacer cosas porque la música ha sido tu vida y necesitas hacerlo. Pero es así, nos ha costado mucho más asumir el boom que el parón. Ojalá no venga otra pandemia, pero no por la banda, sino por la gente.

Está claro. Hablando en serio, empezáis la gira ya, ¿no?
Sí. Ya hemos empezado, de hecho. El otro día tuvimos el primer bolo en Zaragoza, que fue la presentación del disco, aunque el disco no había salido todavía. Teníamos muchísimas ganas de empezar, de ver cómo sonaban los nuevos temas… Fue la toma de contacto y estamos super contentos. Ahora ya no paramos, hacemos varias capitales por el norte, hacemos Pamplona, Vitoria, Bilbao, León, Santander, Oviedo, bajamos a Madrid… Tenemos muchas ganas de hacer salas, porque es ahí donde testeas la realidad de una banda. Vuelvo a lo mismo, somos una banda pequeña que apenas ha salido de La Rioja y de Navarra, y te vas a tocar a una sala de Valladolid, por ejemplo, y es duro, la cosa está difícil. Pero son situaciones por las que una banda tiene que pasar. Y eso fortalece a las bandas. En verano tenemos algún festival ya cerrado, aunque todavía no se han anunciado.

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