Ser sólo dos, Ana y Andrés, y valerse de la inmediatez y la concreción no es impedimento para que Los Retumbes sigan vertiendo su ácida mirada hacia la realidad a través de un imponente -desde su aparente sencillez- sonido. Haciendo que referencias como Billy Childish, Litlle Richard o Link Wray se paseen bajo un ánimo punk, su primitiva condición sonora se precipita por medio de quince cortes a velocidad de vértigo. Un itinerario de naturaleza espídica y jocosamente malencarada que repasamos con sus dos responsables...
Tras varios EPs, con el anterior trabajo, “Colección de canciones de mierda”, distéis el salto a un formato largo que ahora repetís con ”Y de postre, Komtessa”. ¿A la hora de componer tenéis claro desde el primer momento el formato en que verán la luz dichas canciones?
La verdad es que cuando comenzamos a trabajar en un disco pensamos primero cuál va a ser el formato y esperamos a tener las suficientes canciones para llevarlo a cabo. En esta ocasión teníamos claro que queríamos volver a hacer un LP, por lo que estuvimos trabajando durante un tiempo hasta conseguir el suficiente número de temas. Por ejemplo, al principio, al intentar encontrar nuestro propio sonido, decidimos que lo más conveniente era hacer una serie de EPs, pero ahora que el sentido de la banda ya está definido, preferimos hacer discos largos, aunque en un futuro ya veremos...
Cuando se trata de un disco largo, ¿buscáis darle una forma conjunta, manejáis algún concepto global a la hora de presentarlo o es sólo la suma de las canciones?
Para nada, simplemente se trata de hacer acopio de esas canciones que vamos haciendo. Lo gracioso es que normalmente el álbum siempre acaba teniendo un sentido, un concepto, que tal vez sea el propio de Los Retumbes, que es observar el mundo que nos rodea y cómo lo percibimos en ese momento.
Fieles a vuestro sonido analógico y orgánico, cada uno de vuestros discos creo que ha ido adquiriendo una presencia más potente y contundente, siendo el actual el más airado y rotundo de todos, ¿ha sido premeditado buscar un álbum más ruidoso y electrizante?
Siempre hemos tenido claro que queríamos trabajar en analógico, no es que pensemos que sea mejor o peor que el formato digital, simplemente es una cuestión de principios. Odiamos trabajar con una pantalla de ordenador delante, no nos gusta nada, y preferimos el sonido de la cinta y de los cacharros antiguos. Nos encanta grabar con equipo vintage o equipos antiguos de cinta analógicos, creemos que le sienta mucho mejor al sonido de la banda. Poco a poco hemos ido consiguiendo mejorar ese sonido y, es verdad, llevarlo a un punto más agresivo, más salvaje.
En este disco hay más piezas que nunca, como pueden ser “Señores mayores”, “El timador del amor” o “Culpable”, que parecen recordar a esos representantes del punk ibérico, ya sean Siniestro Total, Las Vulpes o Ulan Bator Trio, ¿son referencias que también está incrustado en el ADN de Los Retumbes?
El punk siempre está ahí. Cuando era un chaval y decidí empezar a tocar la guitarra lo hice porque me gustaba ese género y sabía que podía hacerlo. Al final no se trata sólo de un sonido, es una actitud, una manera de ver y de entender las cosas. Está incrustado en nuestro ADN además porque somos de Barakaldo, y es innegable que se trata de la música que hemos escuchado desde chavales. Cuando decidimos empezar Los Retumbes queríamos que tuviera esa esencia punk y retomar esa música que yo echaba de menos, quería volver un poco a mis raíces.
“Para nosotros toda esa música negra antigua y el rock and roll es punk también”
Lo mismo sucede con el rock and roll clásico, que pasado por vuestro estilo “retumbe”, parece emerger claro a manos de Bo Diddley en temas como “Maracanuda” o el Little Richard más salvaje en “Más meneo”...
Además del punk hay muchas otras influencias en Los Retumbes, hay un montón de música que nos gusta y nos encanta: el rhythm & blues, el rock and roll clásico, la música instrumental de los años cincuenta y sesenta, el garage, o parte de él… Como decíamos antes, el punk es una cuestión de actitud. Para nosotros toda esa música negra antigua y el rock and roll es punk también, la manera en que ellos entendían cómo hacer la música o cómo tocarla, y cómo repercutió en ese momento histórico, para nosotros tiene ese mismo significado. Por qué no, Bo Diddley es punk; Link Wray es punk; Little Richard es punk, sí.
¿En algún momento os ha surgido, aunque haya sido por un instante, la necesidad de abordar otros registros y veros en la necesidad de aumentar el formato de dúo, o eso es algo innegociable?
Siendo dos es muy difícil intentar hacer algo distinto de lo que hacemos, creemos que ya hay suficientes estilos musicales dentro de Los Retumbes, y que sería difícil siendo un dúo hacer otra cosa. Esto nos lleva a si deberíamos aumentar el número de miembros, alguna oferta ya hemos tenido, de gente que quiere entrar en la banda. Pero desde el principio decidimos hacer esto como dúo.
En el fondo era un proyecto que teníamos abandonado, hace unos quince años ya hicimos un dúo, aunque no llegamos a salir del local. Era una cosa que teníamos pendiente y queríamos retomar. Creemos que si hubiera más miembros terminaríamos siendo una banda más de bajo, batería, guitarra, voz, y no es lo que nos interesa, queremos ser un dúo y funcionar como tal. Además los dos ya veníamos de bandas de formación convencional, y no es que estuviéramos cansados de ello o que reneguemos, pero nos apetecía este registro, para lo bueno y para lo malo.
Teniendo en cuenta el aspecto revivalista de vuestro sonido y vuestras influencias, ¿sois de los que pensáis que cualquier tiempo pasado musicalmente hablando fue mejor y no os interesa lo que se hace actualmente?
Si con lo que se hace actualmente te refieres a la música urbana o la música moderna, nos cuesta mucho encontrar algo que nos interese. Escuchamos más estilos clásicos, no sólo rock and roll, garage o punk. Ana es una enamorada del jazz, a mí me gusta mucho la música latina también… Dentro de estos estilos clásicos sí creemos que ahora mismo hay mucha gente haciendo cosas muy interesantes, gente joven haciendo muy buena música.
Pero también hay que entender que la música es cíclica, cuando llegó el rock and roll la gente estaba escuchando folk o country o hillbilly y el rock and roll era música para los jóvenes; cuando llegó el punk también lo era. Toda generación tiene que tener su música propia y un estilo destinado a ellos. De hecho, no creo que nunca vaya a haber una nueva tendencia musical o un estilo nuevo que esté enfocado para señores de cincuenta años.
Como siempre en vuestros discos hay lugar para temas instrumentales, ¿qué cualidades o particularidades debe tener un tema para que sintáis que no necesita una letra?
Somos unos enamorados del rock and roll instrumental de las décadas de los cincuenta y sesenta. Cuando hacemos un tema de este tipo no es porque no le encaje una letra, o porque veamos que no la necesita, sino porque decidimos hacer una canción específicamente de esas características.
“Toda generación tiene que tener su música propia y un estilo destinado a ellos”
Y el hecho de ser dos, y pareja también en el ámbito personal, ¿ayuda a que fluyan mejor y de forma más natural las composiciones o como en cualquier banda hay elementos de conflicto y roles establecidos?
El hecho de ser un dúo y pareja tiene sus ventajas y sus inconvenientes. A veces sales de casa con problemas y te los llevas al escenario, pero luego también trasladas esas alegrías del escenario a casa, y eso es genial. Al principio le veíamos muchos pros, y con el tiempo vas viendo los contras. Al ser dos, toca currar más y hay que esforzarse más en directo para llenar el escenario, transmitir y sonar. A la hora de componer se puede simplificar mucho porque al haber menos opiniones flotando en el aire, es más fácil, pero muchas veces echamos en falta esas opiniones a la hora de decidir ciertas cosas.
En diversas letras, como “Intransigente”, “Problemas” o “Vergüenza ajena”, asoma un sentimiento de enfrentarse a ciertas actitudes que os incomodan, ¿es un buen alimento para vuestras canciones ese ánimo de enfrentaros a lo que os rodea?
Este disco nos ha salido bastante “hater” y sí que es verdad que hay unas cuantas canciones que reflejan ese espíritu de enfado con ciertas cosas que no es que sólo a nosotros nos parezcan malas o nos enfaden, creemos que hay algunas actitudes que hay que denunciar, aunque sea con la sátira, y que hay que ponerlas encima de la mesa. Aquí está de nuevo el espíritu punk del que hablábamos antes, que debe ser contestatario y poner en evidencia esos aspectos, es algo que nos sale de manera natural.
Nos cuesta mucho hacer temas que hablen de la felicidad o las florecillas. Creo que nunca haremos una canción de amor en Los Retumbes, siempre será de desamor, ese tono ácido, de sátira y de crítica forma parte del espíritu de la banda. Por supuesto, las críticas no siempre son hacia fuera, muchas veces nos reímos de nosotros mismos y nos miramos el ombligo.
Siendo la diversión y el desparpajo vuestra seña de identidad, eso no os impide lanzar dardos cargados de ironía hacia ciertos comportamientos reaccionarios que abundan a nuestro alrededor, como en la canción “Señores mayores”...
Nos gusta mucho usar el sentido del humor para a veces decir cosas serias. De hecho, cuando los griegos inventaron la sátira fue para denunciar problemas de su sociedad. No creemos que esté reñido hacer una revisión o una crítica a los señores mayores, pero siempre con un toque de humor, claro. Además, no hay que tomarse las cosas tan a pecho, que la vida ya es bastante seria. Y los señores mayores son los punks del siglo XXI, ¡se merecían un temazo así!
Mas allá de vuestro sonido identificativo vuestra presentación del disco, con su portada y todo su artwork también parece buscar unas señas de identidad concretas, ¿es importante para vosotros el aspecto estético de un disco?
Es muy importante, no sólo la imagen del disco, sino todo. Nos gusta cuidar la imagen en todo. Desde la portada del disco, el merchandising, nuestra ropa, las fotos de promo, los vídeos, incluso los instrumentos, nos gusta que sean bonitos. El rock and roll no tiene que ser sólo música, creemos que es importante también transmitir con la imagen. Además contamos con la ayuda impagable e inigualable de Juan Roller, Estudio Perkins, que es quien nos diseña todas las portadas y el merchandising y ayuda mucho a vender discos.
“Creemos que hay ciertas actitudes que hay que denunciar, aunque sea con la sátira”
Igualmente sobre el escenario, con vuestros antifaces y vuestra actitud, también ofrece un aspecto identificativo, ¿es algo que también os ha gustado mantener como señas propia?
Sí, aunque lo de los antifaces no era algo que estuviera decidido desde el comienzo. Al principio teníamos pensado ponernos algo diferente en cada concierto, pero dimos el primero con antifaz, nos bautizaron como dúo enmascarado y ya nos quedamos con ello. Como decíamos antes, la imagen es muy importante. Cuando vemos una banda nos gusta ver que vayan vestidos de una manera especial, que lleven instrumentos acordes con su estilo, etc. Nos parece importante cuidar todos esos detalles, la imagen, a veces, es tan importante como el sonido.
El sello Family Spree parece el lugar idóneo para una banda como vosotros, ¿saber que contáis con el respaldo de un sello así, que entiende vuestro trabajo, supone una tranquilidad y empuje a la hora de grabar?
Con Family Spree estamos muy cómodos porque en ningún momento se ha cuestionado nuestro trabajo o nuestro ritmo de trabajo. Contamos con todo su apoyo y nunca nos ha pedido nada a cambio, estamos muy contentos. A la hora de hacer las cosas, no es lo mismo ponerte a grabar un disco con la incertidumbre de si tendrás que autoeditar o buscar quien lo edite, o ya sabiendo que hay un sello detrás que apuesta por ti y que te va a ayudar. De todos modos, es una simbiosis, el sello vive de vender discos y nosotros ponemos todo de nuestra parte para que así sea.
Nacisteis con un afán de mero divertimento, ¿el hecho de que el proyecto cada vez haya tenido más repercusión en público y crítica ha cambiado en algún aspecto la manera de enfocarlo?
Es cierto que comenzamos con la idea de dar dos o tres conciertos al año, poco más, pasarlo bien, divertirnos, grabar algo en el local… Poco a poco la bola fue creciendo, de repente estábamos grabando nuestro primer EP en Circo Perrotti, y cuando nos dimos cuenta estábamos prácticamente tocando en el Funtastic. Eso al final sí que te pone un poco de responsabilidad sobre los hombros, sobre todo a la hora de salir al escenario y hacerlo lo mejor posible. Intentamos que todos los conciertos sean buenos, intentamos dar la talla, que los discos merezcan la pena…
De todas maneras, el principal objetivo sigue siendo divertirnos. Si en algún momento dejamos de pasarlo bien, de disfrutar en los ensayos, en el estudio, o sobre el escenario, lo dejaremos. Esto sigue siendo algo para divertirnos y disfrutar.
Cerráis el disco con una intrigante y contundente cuestión: Arte o basura. Es difícil saber hacia qué o quién va dirigida, pero aprovechando su enunciado, y tomando también el estribillo de otro de vuestros temas como “más meneo y menos postureo”, ¿a veces el rock and roll se preocupa demasiado de demostrarse demasiado serio y ensimismado y olvida su carácter más jovial?
Es cierto, a veces ocurre esto. Siempre hemos tenido claro que queríamos quitarle hierro a todo esto del rock and roll, y hacer algo entretenido y ameno sin preocuparnos excesivamente de si la interpretación es perfecta o las letras son profundas. Creemos que se trata de música sencilla, que es para que la gente la disfrute, y sobre todo para que nosotros disfrutemos tocándola. Con respecto a “Arte o basura” es una pregunta que lanzamos al oyente al final del disco, que él decida: ¿Lo que acabas de escuchar es arte? ¿Es basura?
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