¿Charlie & The Colours es, como el propio nombre indica, el proyecto de Charley Atkey con una banda de acompañamiento, o bien, como también el nombre indica, una banda con toda su entidad?
Efectivamente, es un poco mezcla de los dos. En cuanto a las canciones, es verdad que las escribo sólo y vienen de una parte profunda de mí, por lo tanto son en gran parte creaciones mías; pero luego, al trabajarlas en banda, hay un proceso de cambio que se inicia al hacer arreglos y orquestar, y que da al tema su forma final. Todo eso lo hacemos juntos. Así que cada canción tiene la impronta de cada uno, un reflejo de nuestra forma de ser y gustos artísticos. Además, cómo tocamos las canciones es solo una parte de ser un grupo, y todos traemos características, aptitudes y conocimientos diferentes a la mezcla y eso es lo que nos hace fuertes. Ya hemos comentado que cuatro Ikers, cuatro Charlies… cuatro de cualquiera de nosotros, no funcionaria para nada! Somos un grupo y esto es un proyecto compartido, y cada miembro trae algo diferente y esencial para que todo vaya evolucionando.
¿Cómo llegaste, Charlie, a Donosti, y de dónde vienes musicalmente? ¿Has tenido experiencias anteriores en solitario o con otras bandas? ¿Y el resto de la banda?
Llegué aquí por un camino largo que incluyó un viaje loco por Europa, acabando en Bergara, donde empecé a hacer mi vida en Euskadi. Ha sido la música la que me ha conectado con la gente de aquí. Empecé a tocar con Unai Azkarate y Amaia Azpiazu en Bergara y cuando me fuí a vivir a Donosti, conocí a Luke Armstrong y él, entre otros amigos, me ha dado el empujón para empezar a escribir temas propios. Siempre había hecho mi propia música en casa, pero solo para mí mismo, y sin mucha intención. He tocado piano y guitarra toda mi vida. Iker (contrabajo) es un cantautor reconocido en Euskadi y tiene dos grupos suyos, Lauroba e Iker Lauroba, además toca con Indigo; Oriol (batería) toca con varios grupos, Amor de Tokyo, Triz3ps, y lo ha hecho con mucha más gente del panorama vasco; e Iñigo (piano) tocaba con Vanpopel e Izaro eta Elene y sigue tocando con Manent e Iker Lauroba.
La propia composición del grupo, con guitaras acústicas, contrabajo, piano y batería donde parece mandar las escobillas, ya indica una tendencia intimista. Y sin salirse de ello, el disco exuda fuerza y hasta dramatismo (excelente ejemplo es la también excelente “Running on a Wheel”). ¿Buscabais más la creación de ambientes, la transmisión de emociones, cómo esperáis que se implique el oyente?
Sí, las canciones están hechas para comunicar emociones, yo he puesto las mías escribiendo y desarrollando las canciones en casa, y luego como banda, cada uno pone el corazón en su manera de arreglar y tocar así que el resultado final es algo que creemos que transmite algo personal y real. La letra, la melodía y cómo lo tocamos en banda, todo está hecho para llevarnos y para llevar al oyente a otro estado emocional, eso es cierto.
''Bonsai Tree'' como título, además de la idea de lo bello por mínimo, ¿tiene algún otro sentido? ¿Buscáis y ofreceis algún mensaje concreto?
La idea de "Bonsai Tree" es la de algo que, aunque bello, es limitado, por haber tenido las raíces cortadas, y por vivir en una maceta pequeña donde no tiene el sitio para mostrar su propia fuerza y vitalidad. Tenía un bonsái, que aunque había dejado caer todas sus hojas, aún no había muerto, y escribí el tema pensando en él, y también en personas que podrían crecer otra vez si tuvieran otras oportunidades.
En un principio os movéis en coordenadas que pueden remitir a grupos como American Music Club o Lambchop, pero continuamente aparecen referencias que llevan a cantautores tipo Joe Henry, Damien Rice o el últimamente muy presente Sun Kil Moon. ¿Os sentís cómodos con estas referencias? ¿Hacia dónde os movéis vosotros?
Desde el principio hemos hablado de Calexico, también de Damien Rice, es cierto. The National también nos ha inspirado, seguro que hay un poco de Radiohead, Jeff Buckley y The Band... y seguro que hay más.
Jugáis con elementos poco habituales, como el acordeón, y hay canciones, “Where to turn” (por cierto, con una melodía arrebatadora) es un excelente ejemplo, que tiran de melancolía y guiños al tango argentino o la música de fronteras. ¿Es más buscando un estado de ánimo o la expresión de unas influencias concretas?
Un poco de las dos. Cuando llevé esta canción a Oriol, el ritmo no tenía esa cadencia tango que has comentado. Tenía un impulso más rock, un 4/4 sin más; Oriol justo sacó ese ritmo en el local, y desde aquel momento nos hemos sentidos a gusto tocándola así, y fue en ese momento también que hablamos de Calexico como referencia. Añadir el acordeón nunca se me hubiera ocurrido, no lo conocía como instrumento, pero Iñigo tiene la destreza para que salga naturalmente y como si tuviera que ser así desde el principio. Como grupo, entramos en un estado de ánimo todos juntos y de allí salen los temas.
Pareciera éste un buen momento creativo para todo lo relacionado con la música folk en sus muchas acepciones y tendencias. ¿Lo creéis así? ¿Es más una explosión creativa o se ha llegado a ello por unas circunstancias socio-económicas (mayor minimalismo musical)?
No lo sé. ¿Puede ser que la gente esté buscando algo más sencillo? ¿Que quieren algo sin adornos, minimalista, tipo The Tallest Man on Earth? Creo que gente como Damien Rice han tenido mucha influencia también. Hay que reseñar la importancia del ejemplo de músicos exitosos. Creo también que tu última sugerencia es pertinente, podría ser que con la gran facilidad que tenemos ahora para grabar y poner en Youtube nuestros temas si nos apetece, significa que más gente se anima a escribir y tocar sus canciones, solos con guitarra y voz, sabiendo que van a tener la posibilidad de encontrar una audiencia a través de la web. Este minimalismo también podría ser resultado, como indicas, de los hechos contemporáneos del mercado de la música. La gente está haciendo y publicando su propia música sin tener que (y sin poder, porque no hay tantas posibilidades de ganar dinero con la música como antes) hacerlo con la bendición (y apoyo económico) de los grandes sellos.
¿Qué colaboradores han participado en el disco? ¿Qué tal ha funcionado la experiencia crowdfunding? ¿Asume el músico la necesidad de acudir directamente a sus seguidores?
Amaia Azpiazu nos ha hecho unos coros preciosos en varios temas. Xabi Zeberio nos ha escrito un arreglo muy potente para “The Bird”, hecho con nyckelharpa, violin y violincello, Jokin Garmendia tocó el cello en este tema. Luis Moreno “Pirata” ha tocado trompeta en “Where to Turn”. Hemos estado muy a gusto en Mecca, con los talentosos Mikel y Gorka Eceiza. Todo el arte y diseño de la portada y libreto los ha hecho Laura Lizuma, nuestra amiga y colaboradora de Letonia. Muchos amigos y miembros de la familia, también fans desconocidos nos han apoyado en la campaña crowdfunding, y hemos estado conmovidos por cuánta gente nos han ayudado. Sí, ahora el mundo claramente ha cambiado y tenemos que ponernos en contacto más directo con nuestros seguidores y fans. Esto tiene su lado negativo (mucha energía y trabajo gastado en promocionarse) y positivo (más contacto con nuestros seguidores y un sentido de unión con ellos, de cooperación e implicación).
Formáis parte del colectivo Stringedwood junto a nombres como Luke Armstrong, Tristan Crowley, Indigo… ¿Cómo lo definiríais, cuáles son sus objetivos? Tal y como está la cosa, ¿necesita el músico la complicidad y la ayuda directa de sus pares?
Nuestro objetivo es apoyarnos entre nosotros como músicos con ayuda práctica, contactos... La página web es un escaparate común donde mostrarnos juntos, y también un lugar donde promocionar a otros músicos y grupos poco conocidos, o sin sellos, que nos gustan y que trabajan en el ámbito del folk, para ofrecer otro lugar donde ellos se puedan mostrar. En adelante nuestra idea es empezar un circuito de conciertos con otras asociaciones en otras ciudades, vamos construyendo esta red poco a poco.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.