La música de Catalina Grande Piñón Pequeño es la muestra perfecta de que se puede hacer punk con humor, pero sin olvidar las críticas o reivindicaciones. En enero lanzaron “Razonables Éxitos”, un tercer disco que entremezclaba una revisión de sus éxitos junto a canciones inéditas. Contactamos con su cantante David Verderón para conocer más del proyecto.
Vuestro grupo nace en el año 2019 cuando sacáis vuestro primer disco. A los pocos meses, después de los primeros conciertos, tenéis que parar todo por culpa de la pandemia ¿Cómo recuerdas esa época?
Dimos nuestro primer bolo en noviembre de 2019 y un par más después y el 7 de marzo de 2020 tocamos con La Moto de Fernan en el Babylon de León donde mangamos una terrible. Siete después nos encerraron. Ahí pensamos que era increíble lo que estaba pasando, porque nos estaba yendo tan guay y tenía buena pinta el proyecto y, de repente, encerrona. Pero, en vez de venirnos abajo nos sentamos y aprovechamos el tiempo y nos pusimos a escribir otro disco.
Haciendo de lo que podría ser un momento de bajón algo que ayudase a reforzar y dar más caña al proyecto.
Tal cual. Viendo como había respirado la gente con el disco “Baile Vermú” podíamos haber pensado en volver a intentarlo cuando acabase eso. Pero, en vez de eso, empezamos a escribir, componer y trabajar en el segundo disco. Ya veríamos como atacarlo cuando acabase la situación, pero seguimos creando.
Nos encontramos ahora que estáis girando y presentando vuestro tercer trabajo. Lo cierto es que si se escuchan los tres discos del tirón se observa una notable evolución de letras y sonidos ¿A qué se debe este cambio?
El primer disco lo escribí yo y, musicalmente, compuse el 90%. Yo soy muy limitado musicalmente, sé tocar quintar con la guitara y con eso compuse unas canciones. Me junté con mi colega Richard, se las planteaba y lo hicimos super turbio, grabábamos sin ensayarlo ni nada. Hay cosas que se ven desafinadas, pero nos daba igual, porque decíamos que era super punk, super crudo. En el siguiente disco, yo ya iba a Richard y le decía que tenía una melodía en la cabeza. Entonces él creaba unas estructuras salvajes, y sobre esas composiciones yo fui haciendo la letra. Ese disco, como estaba escrito en pandemia, las letras eran ácidos, pero al mismo tiempo la cabeza me pedía escribir otra cosa. Luego, en este “Razonables Éxitos”, las cuatro o cinco nuevas son composiciones musicales de Richard con las baterías super complejas de Adrián.
Además de esa evolución palpable, también hay algo que destaca. Y es como pasasteis de tocar solo en León a, poco a poco, estar presentes en muchos festivales y girar por más ciudades ¿Algo imaginable en los inicios?
No soñábamos con eso. Al principio pensábamos que esto era algo que solo iba a gustar en León y, por eso, las letras son muy locales al hablar de cosas de aquí. Luego ya he intentado hacerlas más generales. Tenemos la suerte de estar ahora con Álvaro, nuestro mánager, que es quien nos ha enseñado los caminos que nos llevan a esos festivales, a esos conciertos donde estamos haciendo esas movidas. Y luego la gente que nos viene a ver, que yo flipo que les guste tanto esto. Es que vas por ahí y te reciben como en casa o mejor, la gente se mata ahí delante y nosotros encantados.
Vosotros sois la demostración de que se puede hacer buena música, con humor y tener letras con las cuales hacer crítica para que la gente reflexione.
Eso creo, o por lo menos así lo concebimos. A veces no lo escondemos mucho porque queda muy superficial el mensaje, pero otras veces en la risa hay mensaje. Puede ser más o menos, pero intentamos hacer crítica, ser ácidos y envolver todo eso con humor. Por ejemplo, con “Véndeme el Kía” el que se queda con lo superficial dice que es una canción de risa sobre Rafa Nadal. Pero confiamos en la subjetividad del público, y sé que alguno se ríe pero se queda pensando sobre lo que decimos.
"Intentamos hacer crítica, ser ácidos y envolver todo eso con humor"
Es que es muy importante que quienes tenéis un micrófono lo aprovechéis para dar voz a ciertas desigualdades o circunstancias.
Ahora estoy escribiendo el nuevo disco, y el cuerpo me vuelve a pedir ácido. Yo escribo lo que me sale, intentando que no sean canciones que digas que todo el mundo ya ha hablado de eso. O sí lo han hecho, pues hacerlo de otra manera. Lo he dicho mil veces, música y letra están todas inventadas, pero dentro de eso que la gente piense que hacemos algo distinto. Y luego si te ganas críticas y te señalan por decir algo, pues ya estamos mayores para que nos de igual.
Es que si os preocupasen los comentarios críticos, ya no existiría el grupo ¿no?
Desde el minuto cero. Mira, yo me meto hasta con la Orquesta Panorama que viene a mi pueblo a sangrar las arcas. Y paseo por el pueblo, y sé que alguno me mirará raro, pero me da absolutamente igual porque no he dicho ninguna mentira. El que va diciendo la verdad no tiene porque tener miedo, y ese es nuestro fundamento. ¿Hemos dicho algo y es verdad? Sí, pues miedo ninguno, para adelante.
Hablabas antes de letras genéricas, y en vuestro último disco tenéis esa canción dedicada a Rafa Nadal, otra a Amancio Ortega o a la ITV ¿Quién no se podría sentir identificado?
Ya te digo, intentamos tratar temas del día a día. Yo, como soy de pueblo, muchos igual son temas rurales que quiero creer que le pasan a cualquier persona. Pero hablamos de la ITV, de las cosas que te queman o del tiempo que estás perdiendo. También de tu jefe que paga una miseria y él gana una barbaridad, y aún encima tienes que cogerle el teléfono el fin de semana.
De lo más sorprendente que habéis hecho es la colaboración con Fran Perea en “Pudrirme en la ITV” ¿Cómo surgió?
Con él habíamos coincidido en un concierto nuestro en un pueblo de León, y nos empezamos a escribir porque a él le gustó el bolo. Entonces, cuando estábamos planteando este último trabajo queríamos meter alguna colaboración. Yo sé que todo el mundo se esperaba a Lehendakaris Muertos por la gira que tuvimos, pero empezamos a darle vueltas y dijimos de hacer algo raro. Pensamos en Fran, le dimos un toque por probar y dijo que a tope con todo. Es un sol de paisano, y yo creo que quedó muy guay, una balada muy digna y chula. A mí me gusta mogollón.
Esta colaboración es la demostración de que no hay que tener la mente cerrada en cuanto a estilos.
Yo creo que sí. Lo hablamos mucho, porque tenemos seguidores del inicio que dicen que esto último no les gusta tanto y yo lo entiendo. A mí me pasaba igual con otros grupos, que los escuchaba al principio y al tercer o cuarto disco era distinto a lo que me gustaba y no lo entendía. Pero ahora sí, ahora entiendo que la gente quiera hacer cosas nuevas, seguir evolucionando, creando y no quedarse en un punto, aunque se le de bien eso. A nosotros nos pasa igual, se nos da bien el “tupa tupa”, pero el cuerpo nos pide cosas como ahora que queremos mezclar flamenco. Todo con la base del punk, sabe Dios que sí, pero envolverlo con muchas cosas que yo creo que se puede.
¿Alguna colaboración soñada?
Desde el principio siempre planteamos las colaboraciones con amigos. Más que por el nombre, me gusta que la gente que participa en el disco sea de la familia. Sí tuviese que elegir alguno no sabría que decirte. Me crie con el rap de los 90, así que seguramente te diría algún rapero como Tote King o Kase O. Pero, claro, luego pienso que meterían cualquier línea y te pisarían la cabeza, harían que cualquier cosa mía parezca basura y como que no (Risas).
Algo que os caracteriza es que vuestro directos son espectaculares. ¿Qué os diferencia de lo que se escucha de lo hecho en estudio?
Se lo he dicho a todo el mundo, son cosas que no tienen nada que ver. Te puede gustar más o menos el disco, pero un directo estoy seguro de que te gustará. En el directo defendemos esas canciones, pero ya no damos un concierto. Nosotros no estamos vendiendo música, estamos vendiendo fe. Yo lo considero un espectáculo. Tenemos mini monólogos, ciertos discursos que están ensayados y otros que van surgiendo. El público también es super importante, porque como estén super participativos a veces surgen movidas distintas. Yo lo comparo con la película de "Predator", que tú la ves por primera vez y dices que es un peliculón increíble. La sigues viendo y es igual de buena aunque no sorprenda como la primera vez. Pues un concierto de Catalina Grande Piñón Pequeño es igual.
Al principio hablabas de la importancia de Richard y Adri en la composición de los discos ¿Existiría el grupo sin ellos?
Yo estaría haciendo monólogos, sin más. Son básicos, por lo que te comentaba que no tengo ni puta idea de música, pero también lo son sobre el escenario. Yo improviso una barbaridad, y ellos están todo el día pendientes de mí, son mi red salvavidas. Les divierte tanto como si fuesen el público. Entre los tres hacemos un equipazo. Somos caracteres muy distintos, y a la vez parece que sabemos congeniar, llevarnos bien. Entiendo que se diga que soy la cara, pero estos tíos son los pilares.
Sois punkis en estado puro.
En actitud sí, luego en música podemos debatirlo. Yo creo que, al final, el punk es mucho más que música, es la actitud sobre el escenario, y en eso creo que no se nos puede discutir.
Y fuera del escenario ¿sois iguales u os transformáis en personas más tranquilas?
Yo soy un tío muy tranquilo. Cuando acaba el concierto me seco, me cambio, me subo la braga, pongo el gorro para que no me den mucho la brasa. Llevo mis cosas para el coche, voy a casa, acaricio a los gatos y bajo al bar de mi pueblo que estamos cuatro a tomar algo tranquilamente. Me hago mayor, supongo que ahora me gusta más la tranquilidad y mis compañeros igual. Al que más le gusta salir de fiesta es a Adrián, pero aun así creo que somos gente tranquila. No vendemos ninguna mentira como te digo. Sobre el escenario es un teatro de sombras, yo hago mi papel… pero siempre hay algo del artista en la obra, aunque hay mucha cosa impostada.
"El punk es mucho más que música: es la actitud sobre el escenario; y en eso creo que no se nos puede discutir"
Tenéis varias fechas anunciadas para este 2024 ¿Cómo esperáis que resulte todo?
Tenemos festivales que me hacen una ilusión terrible como el Castelo Rock en Muros, el AbejaRock, el Tsunami dentro del recinto, el Vintoro… Sé que hay gente de León que dice que no vamos a tocar allí, pero tienen que entendernos. Estamos intentando expandir la marca. Estamos haciendo salas que fuimos el año pasado y teníamos buen público, pero ahora estamos doblando esa gente. Y eso es que está gustando lo que estamos haciendo. Tocar en León para nosotros es una pasada y claro que iremos próximamente.
¿Algún lugar donde llevar vuestra religión que consideréis que sería el culmen de vuestra carrera?
Me hubiese gustado tocar en el Resurrection Fest, porque me encanta el festival y Viveiro, a donde voy todos los años dos o tres días a tocarme el higo. Y te diría el Mad Cool. Sería una cosa muy rara, pero que vaya la gente y queden flipando con nosotros me molaría mucho. Sabría adaptar el espectáculo a algo así, no estar ofendiendo a todo el mundo y defenderlo para ese público. Si no vas a tocar a un sitio no sabes si a la gente le va a gustar lo que haces, sería llevar nuestra religión al límite.
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