Por fin se ha publicado «Jane», el primer disco de Emak Bakia, el proyecto de Abel Hernández (en Migala desde el principio), y Coque Yturriaga (en Migala a partir de «Diciembre 3 a.m.»), un trabajo que pudo (e igual debió) publicarse antes que el estreno de Migala. Eso lo dejan claro desde el principio, para empezar a diferenciar entre la labor democrática de un colectivo de una decena de personas, y el choque constante de dos mentes tan encontradas como complementarias, que tienen sus referencias -no necesariamente sus influencias- en un punto medio entre Matt Eliott (Third Eye Foundation), Hood, Bonnie Prince Billie, Tom Waits, y David Beef/Telefilme; aparte de la constante obsesión por el par de ideas geniales de Kraftwerk y My Bloody Valentine. Abel y Coque se miran, se pelean, se lanzan flores, y le dan vueltas a la creación de «Jane». «La tristeza como un activador», dice Abel. «La diferencia entre lo que tu mente puede ver de una manera excesivamente bonita, y el encontrarse de frente con la realidad, y ser incapaz, o a veces, con mucho esfuerzo, de superar o comprender eso»; dice Coque. «Jane» es una larga carta de amor a una Jane imaginaria y real, que se comprende cuando se encaja el significado de Emak Bakia. (Coque) «En un dialecto euskera, puede ser: déjame en paz, o la mujer te da la paz». (Abel) «Man Ray lo traducía como déjame crear en paz. Aunque tiene varios sentidos, como todo en Emak Bakia. Aunque es muy accidental». Como todo en Emak Bakia. Pero esos mismos accidentes son los que van colocando las piezas de un disco «contemplativo, voyeur» -dice Abel- en el que se enfrentan un fuerte componente electrónico, y un sabor orgánico profundo, casi folk. (Abel) «Coque y yo venimos de dos mundos que tienen su punto de intersección, y sus polos opuestos en la manera de afrontar el pasado y el presente, de afrontar la debilidad que existe en Emak Bakia, porque cada uno tiene su forma de desnudarse, y de vestirse. Pero no sólo es eso, sino que en Emak Bakia, hay una oligarquía formada por los dos, como un matrimonio mal avenido que se tira los tejos a la cabeza, y cuando llega la calma, lo que queda es la música de Emak Bakia». Coque levanta los ojos y cita la película «Tener y No Tener». Abel le recrimina: «No seas arty. ¡Joder! No digas que ves películas». Se hace un pequeño silencio en mitad del barullo del bar donde hablamos. «No seas arty. ¡Joder!»... De la constante pelea de la amistad, van a salir muchas maravillas. No lo dudes.
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