Su guitarrista y principal compositor Michael Amot se muestra satisfecho con “Rise Of The Tyrant”, un disco que suena atemporal. “Hay mucho Iron Maiden, Black Sabbath, pero también sonidos extremos”. No en vano, Amot es un todo terreno del metal más peligroso, en su currículum figuran trabajos con los reyes del grindcore Carcass o Candlemass (más recientemente, y más clásicos, Spiritual Beggars). Sus guitarras crudas y precisas son marca de la casa, y una vez más hacen bloque con las de su hermano Christopher, reincorporado en la banda para preparar este disco tras dos años de deserción. Después de su celebrado predecesor, “Doomday Machine”, abandonó el barco.
" No es un disco conceptual, pero tratan sobre la corrupción que conlleva el poder " |
“Empezó con el grupo de adolescente y quería conocer una vida normal, sin giras ni discos. ¡Ahora ya sabe que es un rollazo!”. Un regreso importante, en lo musical y en lo humano. “Crea muy buen ambiente, además tiene mucha técnica”. Un rasgo que se complementa bien con el estilo de Michael: como buenos hermanos, hay compenetración. “Yo soy mucho más intuitivo, con lo que hacemos buen equipo”. Con energías renovadas, pero sin cambios bruscos, en “Ryse Of The Tyrant” vuelven a jugar con estructuras y desarrollos poco convencionales, no simpatizan con la estribillo-estrofa-estribillo. “Componemos a partir de riffs de guitarra, sobre los que construimos la canción como si fuese un puzzle con miles de piezas. Nos gusta utilizar acordes y progresiones poco convencionales. ¡No hacemos canciones de pop precisamente!”. Complejos, pero sin perder la espontaneidad. “Lo grabamos y mezclamos en apenas dos meses, menos tiempo que con el anterior álbum. Al hacerlo así el proceso es muy intenso, aunque mantiene frescura”. Las potentes voces marca de la casa siguen siendo la principal baza que les diferencia de otros nombres del género. Para los no iniciados, sorprenden por su agresividad y por lo guturales que son, además de por una pequeña diferencia: son obra de una vocalista, su carismática líder Angela Gossow. “¡Muchos no se creen que sea una tía la que canta!”. Pero el sexo de su vocalista no es una cuestión importante para ellos. “Entiendo que llame la atención de los medios porque no es habitual, pero para conseguir y mantener público durante años lo principal es que hagas buenas canciones”. Gossow además es la autora de las letras. ¿El ascenso de los tiranos? Amot revela las fuentes de inspiración de su compañera de filas. “No es un disco conceptual, pero las canciones tienen una temática común, tratan sobre la corrupción que conlleva el poder. A las personas les crece mucho el ego cuando están arriba”. ¿Y el death metal melódico del que tanto se habló a principios de esta década, también mantiene su ascenso? “Hubo una explosión hace unos años. In Flames, Dark Tranquilty, nosotros y muchos grupos del sur de Suecia despuntamos y se habló de una escena, sobre todo en Goteborg, la segunda ciudad más grande del país. A día de hoy, creo que todos hemos ido por caminos diferentes”. Se trataba de una oleada de bandas que trataron de llevar más allá de la velocidad y la rabia descontrolada lo que habían aprendido de los grandes del death nórdico de principios de los noventa (Entombed, Dismember, Unleashed…). Michael Amot fue testigo directo. “Todo luce más con el paso del tiempo. Hace poco salió un libro en Suecia sobre el boom de death metal escandinavo. ¡Viendo fotos, flyers y entrevistas la verdad es que me entró nostalgia!”. Tampoco hay muchos motivos para echar de menos el pasado: Arch Enemy es uno de los principales exportadores a escala mundial de metal del viejo continente. “El público es muy diferente según en qué país. En Sudamérica enloquece mucho, ¡igual que en España o Japón”. Otro cantar es al otro lado del charco: América es otra liga. “Es un mercado muy complicado. ¡No sé cuántas giras hemos hecho en ya en Estados Unidos!”. Ellos, sin embargo, han hecho méritos: en su reciente paso por la tierra de las oportunidades junto a Machine Head la críticas no han podido ser mejores.“Si no te pones delante de sus narices, no se fijan en ti”. Así es como deben trabajar las bandas, con determinación y constancia.
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