Es difícil hoy en día encontrar intestinos tan mordaces como los de Blink 182. Sobre todo cuando dan muestras tan escatológicas como las de llamar a una de sus giras norteamericanas «Poo-poo Pee-pee Tour». Sus preocupaciones evacuatorias les han llevado a crear un particular laxante para los oídos, «Enema Of The State» (MCA, 99), disco que ha superado el listón millonario en ventas. Sus ingredientes son lavativas, historias de amor y desamor y punk edulcorado. Tom Delonge es parco en palabras, puede que a las seis cuerdas de su guitarra se explaye de lo lindo, pero al otro lado de la línea telefónica se expresa con exultante economía. Tal vez se reserve la saliva para cuando esté ante un micrófono. «Antes de fichar con Polygram estábamos en un sello pequeño, Cargo Records, –discográfica en la que también repostaron bandas como SNFU o Big Drill Car- pero tuvimos que dejarles porque no nos pagaban el dinero que nos debían». Delonge es una tercera parte de Blink 182, uno de los grupos de punk-pop que más está dando de que hablar al otro lado del charco. Ocho años jalonan una trayectoria ascendente e imparable. A finales de 1998 habían rozado el disco de platino en Estados Unidos, un trofeo que ya habían conseguido en las antípodas australianas. Eso sucedía a raíz de «Dude Ranch» (97), un artefacto en el que se presentaban vestidos de cowboys ante la maquinaria promocional. Y es que Blink 182 deben tener bien asumido el sentido del ridículo, por lo menos al verles en paños menores en la contraportada y en el libreto interior de «Enema Of The State». «El título no tiene ningún significado. Es simplemente un juego de palabras que resulta divertido en América, y espero que resulte también gracioso en Europa». Bueno, Frank Zappa ya nos tenía acostumbrados a este tipo de bromas con su peculiar bandido del enema de Illinois. Aún así no está de más que este trío de desvergonzados -completan la nómina Mark Hoppus (bajo y voz) y Travis Barker (batería)- se preocupen de la salud intestinal de las instituciones y la burocracia estatal. Sobre todo con una enfermera como la que aparece en la portada, deudora de los gustos de Chemical People, otros obsesos sexuales de la escena punk que no se quedaban mancos con las minucias del art-work. «Buscamos una chica guapa para nuestra portada y Janine fue la más atractiva que encontramos». Una actriz porno dispuesta a desatascar los residuos del colon es una buena estrategia de marketing para piezas melódicas de la talla de «What´s My Age Again?», «Adam´s Song» o «All The Small Things». «Nuestras canciones no son políticas. Escribimos sobre chicas. Más que libros o películas lo que más nos influye a la hora de hacer letras son las relaciones con la gente». Solo que apenas se aprecian diferencias estilísticas entre su anterior álbum y «Enema Of The State». «Hay mejores composiciones que en «Dude Ranch» y la producción es mucho mejor. Jerry Finn (productor que ha colaborado con Green Day, Rancid y Pennywise) nos ayudó mucho, él está metido en el mismo tipo de música y entendió muy bien lo que queríamos». Música pegadiza que no anda lejos de la de grupos como Descendents, Screeching Weasel, Lag Wagon o NoFX, especialmente estos últimos. «Hemos tocado muchísimo con ellos en América y son una gran influencia porque les hemos escuchado noche tras noche». Ya lo apunta el dicho, dime con quién andas y te diré quién eres.
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