No cabe duda que los “eskorcistas” tendrán que asimilar que la banda dejó atrás hace mucho tiempo el mestizaje entendido como única forma de fusión. Eskorzo han sido siempre una formación esponja, capaz de estrujarse cuantas veces sea necesario para empapar su música de aquellos sonidos que en ese momento les fueran más sugerentes.
"Fusión es combinar estilos, es comer de todo, no cocinar solo con morcilla y chorizo" |
Si en el “Árbol de la duda” su último trabajo, abrazaban el jazz y sus derivados en este nuevo disco el rock, la psicodelia, los sintetizadores y los estribillos pop fluyen por doquier y esto no significa nigún giro estilístico vertiginoso sino un concepto de fusión actualizado y bien entendido. “Está claro que ahora no ibamos a hacer fusión como se entendía en los noventa, cuando sacamos nuestro primer disco. Fusión no es sólo mestizaje o ritmos latinos, fusión es combinar estilos, es comer de todo, no cocinar solo con morcilla y chorizo. Creemos que es una evolución natural de nuestro último disco, solamente que utilizamos elementos diferentes como el rock o el pop”. Y así es, quien haya seguido la carrera de Eskorzo sabrá que no estamos hablando ya de aquella banda que se dió a conocer tras ganar el Lagarto del 97, con los dieciocho años recién cumplidos, en una mutinacional y en plena eclosión del “buen rollito sound”. “Este disco no es para dar saltos, ni del rollo alza la mano y tal…, pero eso no significa que las canciones no funcionen en directo. Algunas ya las hemos probado en conciertos por Alemania y la gente ha respondido muy bien”. El salto es acrobático pero no mortal. Eskorzo no han practicado un número que no viniera ya ensayado en sus dos discos anteriores donde flirtearon con el jazz, con el ska clásico y con los sonidos porteños sin restar intensidad a su propuesta. Esta claro que este disco es distinto, como distinta ha sido su gestación. “La grabación de ha sido especial, nos hemos dejado llevar a lo que surgiera y por eso muchas canciones las hemos terminado en el estudio. El cambio estilístico ha sido grande, pero no lo hemos perseguido, ha salido así. Lo que nos iba pidiendo el cuerpo sin pensar en la reacción del público luego, sin condicionarnos”. El disco se ha grabado en pleno paraíso de la Alpujarra granadina y producido por Carlos Díaz, guitarrista de la banda y uno de los técnicos de sonidos más emergentes del momento (Lagartija Nick, Amparanoia…). Han buscado el karma adecuado para un trabajo que se ha forjado en el estudio íntegramente, experimentando, un disco muy conceptual donde el fin es más importante que el medio, de ahí la apertura hacia sonidos nuevos. Incluso las letras de las canciones han huido de los habituales planteamientos reivindicativos para buscar un discurso interno. “Las letras son más espirituales, hay menos reivindicación material, un mensaje más orientado a búscate a ti mismo, en resumen son pequeños consejos para ser feliz”. Buscando la llave de la felicidad, así reza el texto del tema que da nombre al disco, una llave que Eskorzo como banda no pierde desde su formación. Los nueve miembros son un ejemplo de hermandad, incluso compartiendo negocios de otra índole logran mantenerse unidos y participar de este último trabajo con unanimidad. “Es el disco más democrático en cuanto a participación de todos los miembros de la banda tanto a la hora de componer como grabar los temas”. También han recibido muchas visitas al estudio. Desde las letras de Jose Sánchez (Matilda) a los coros de Lori Meyers pasando por el dueto de Toni con Aitor Velazquez (Hora Zulú) en el tema “Estoy mucho mejor”. Está claro que este nuevo disco dará que hablar.
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