“La industria produce bandas asquerosas para vender discos a gente que, en realidad, no está activamente interesada en la música” |
Planeamos producir nosotros mismos el disco, pero después de casi año y medio de componer y grabar creímos que nuestras cabezas estaban demasiado saturadas, y ya no sabíamos diferenciar entre lo que estaba bien y lo que estaba mal. Las habíamos escuchado demasiadas veces y no sabíamos qué canciones eran realmente buenas y cuáles malas. Fue entonces cuando pensamos en que alguien debería producirnos el disco. Jacob Hellner fue el elegido porque nos había ayudado en “Deaf, Dumb, Blind” y le conocíamos muy bien, con lo que podíamos imaginar qué pensaba sin tan siquiera preguntarle. Desde ese momento las canciones tomaron cuerpo rápidamente, pero unos problemas con nuestra compañía en Suecia hicieron que el disco se retrasase más de un año”. Tras tanto tiempo muchas debían ser las diferencias entre éste y sus anteriores lanzamientos. Yo no las veo, ellos lógicamente, sí. “Se ha usado más electrónica, los arreglos de las canciones son más simples y es más rock y menos rap-metal. Aparte de estos detalles, somos los mismos cuatro chicos de antes”. En todo caso, no cabe duda de que la actual corriente musical por la que discurre el rock más bien duro resulta totalmente favorable para una banda de sus características. “Para nosotros es un buen momento. Hemos esperado durante mucho tiempo tener nuestra nueva obra y nos da rabia porque durante este período han salido discos que son una mierda y que, en cambio, han tenido éxito. Nos alegra que las bandas de metal tengan oportunidades, y eso obviamente nos beneficia. En 1997 la escena estaba realmente muerta y, aunque no sabemos si la competencia actual es buena o mala, está claro que el rock vuelve a estar vivo de nuevo”. Muchos de los que ahora están en cabeza, eran poco más que unos mocosos sin futuro ni expectativas cuando Clawfinger estaban en su mejor momento. Papa Roach, Limp Bizkit y Slipknot, bien podrían ser aprendices suyos, aunque parece que a ellos les da realmente igual. “Bien, me gusta la buena música y, si lo es, me da igual quién lo edite, lo que digan las revistas o los periodistas. Me gusta el funk antiguo, el metal, amo el rap, a Frank Zappa y me gustan muchos estilos musicales distintos. Con esto quiero decir que me da exactamente lo mismo el término nu metal, de hecho todavía sigo sin saber qué significa. Simplemente me gusta la música que me hace sentir bien y eso, en cada persona, dependerá de su gusto musical. Hay buenas canciones de Limp Bizkit como también las hay de millares de grupos, aunque no creo que el nu metal sea algo muy nuevo, único o especial. La industria musical produce bandas asquerosas para vender discos a gente que, en realidad, no está activamente interesada en la música, pero sí en los vídeos con chicas desnudas que salen en la MTV. Hay grupos que están creados por profesionales reales que aman lo que están haciendo. Son cosas muy distintas. Tengo un problema con eso, odio el negocio de la música, pero la adoro tanto que tengo que aceptar algunas reglas de la industria”. Han girado por todo el planeta con grupos como Alice In Chains, Anthrax o Public Enemy, han tenido problemas judiciales, llegaron realmente arriba con singles como “Do What I Say” –la de la voz del niñito- para después bajar a las catacumbas tras la edición de “Clawfinger” y el álbum de descartes “Two Sides”, y así hasta resucitar justo ahora con “A Whole Lot Of Nothing”. Acabaremos la década y ¿seguiremos hablando de Clawfinger?
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