Una de las palabras que siempre han ido ligadas a ti es “riesgo”. Pero al contario que la mayoría de artistas, que pareciera lo van perdiendo a medida que sus carreras van asentándose, en tu caso, disco a disco la sensación de “riesgo” parece llevarte casi al abismo. ¿Estás de acuerdo? ¿Necesitas el riesgo de lo desconocido, de lo inestable, de lo no seguro para crear?
Estoy de acuerdo. La toma de riesgos es cada vez mayor, porque en ello encuentro un aliciente para crecer. El mayor riesgo sería estancarse y no evolucionar.
Incidiendo en lo anterior, comenzar un disco con algo como “Last Day” es perturbadoramente bello, algo para lo que no hay costumbre. ¿Cómo decides lanzarte desde ese trampolín de lo a capella?
“Last Day” nació hace muchos años. Ha tomado forma siempre con la voz como protagonista. La he interpretado en directo acompañada de golpes, percutiendo el fondo de la guitarra y haciendo sonar mis botas contra el suelo. Pero el día que la grabé, decidí despojarla de todo lo superfluo. La canción fluye con el silencio como continuidad sin necesidad de otros elementos. La decisión de abrir el disco con ella te confieso que supuso la única gran duda en el proceso de producción. Pero una vez más, decidí apostar por el riesgo.
Es que en todo el disco los silencios parecen jugar un papel mucho más importante de lo a priori sospechado. Si “Last day” se basa en ellos, “We are ready” o “Speeding south” juegan también con ellos. ¿Cómo encara un músico, que precisamente pareciera que basa su arte en romperlos, el juego con los silencios, si es que es algo premeditado?
En los últimos años he estudiado y practicado la improvisación libre, sola y en compañía. Uno de los mayores retos es el desarrollo de la escucha, la individual y la colectiva. Enlazando con eso, es importante perderle el miedo al silencio y abrazarlo. En la música, igual que en una buena conversación, si no tienes nada que aportar para mejorar lo que está ocurriendo, te callas.
En las explicaciones que ofreces sobre el disco, basas su esencia en el viaje como hilo conductor. También has estado participando en alguna ópera experimental en Madrid. ¿Cómo repartes tu tiempo actualmente? ¿La supuesta inestabilidad de la vida del juglar es buena argamasa para el proceso creativo?
Actualmente reparto mi tiempo entre los conciertos de presentación de “Every minute” y todo lo que conlleva su lanzamiento, charlas y talleres de autogestión musical, ensayos con la ópera “La maleta roja” (cuyo estreno se prevé para el 2015), mis conciertos de improvisación (sola y con otros proyectos como Archipiel), y el estudio de la Propiedad Intelectual y gestión de derechos. Procuro escribir asiduamente textos de carácter reflexivo que comparto a través de mi página web y también trabajo en un posible libro. Como imaginas, no queda tiempo para mucho más. No considero mi vida como algo inestable, sino todo lo contrario. Esta fuerte actividad creativa es la que me aporta serenidad, aunque reconozco que estaría bien tener algo de descanso de vez en cuando.
Las muchas vueltas de tuerca en cuanto a expresiones (entonaciones extremas en “White”…) tanto de voz como de guitarras, invita a la poco original comparación por parte del crítico con PJ Harvey y Nick Cave. Sin embargo, tu música suena libre ¿Cómo llevas como creadora estos encasillamientos? ¿Se puede ser totalmente libre? ¿Llega un momento en la carrera de un artista en que mantener modelos e influencias puede dificultar su propia personalidad?
Inevitablemente todos soportamos etiquetas y comparaciones, pero en mi caso trato de manterlas al margen en la medida de lo posible. Me considero una artista libre, y muy afortunada de poder hacer la música que me apetece hacer, sin tener que rendir cuentas a nadie salvo a mí misma (que no es poco), y con un público minoritario pero fiel, que es capaz de comprar el disco sin haber escuchado una sola nota. No puedo sentirme más agradecida por la confianza que se me brinda.
¿Cómo fue la grabación? ¿En directo? ¿Requería mucha preparación para encajar elementos tan cortantes o hay buena compenetración con Rubén y Héctor?
Hay tan buena compenetración, que lo que quedó registrado en el disco fue ni más ni menos que la primera vez que tocábamos las canciones los tres juntos. Manejamos un mismo lenguaje y una misma manera de sentir la música. Vivimos a cientos de kilómetros y no nos es posible ensayar, pero hemos encontrado la forma de que los conciertos constituyan ese momento especial que deja entrever cuántas ganas tenemos de tocar juntos, lo bien que lo pasamos, y lo importante que es mantener fresca la relación entre los tres.
Llevas más de diez años publicando con regularidad. ¿En qué punto de tu carrera te ves a ti misma ahora mismo? ¿Permite la situación hoy en día alcanzar una estabilidad o esto es una total utopía?
Bueno, en realidad, desde el 95, si contamos los trabajos con mi anterior grupo. Va a hacer 20 años (23 desde mi primer concierto). Me encuentro en un punto en el que he logrado asimilar las experiencias, buenas y malas, y crear un discurso propio (musical, ético y también político) en el que creo fervientemente. Lucho cada día por dignificar nuestra profesión, tarea que ha de desarrollarse muy poco a poco y de forma constante. Sentirse así, tener un posicionamiento claro y mantenerlo, es lo que a un artista le permite alcanzar la estabilidad. No tiene nada que ver con comer o no comer de ello, sino con vivir o no vivir por y para ello.
Has hecho pública una versión ampliada y actualizada de tu proyecto fin de curso bajo el título “Otro modelo es posible. Análisis y Reflexiones en torno a la gestión de derechos de Propiedad Intelectual en el ámbito musical y su conflicto con el uso de licencias libres”. Habré de admitir que no me ha sido posible aún leerlo, pero ¿cómo ves el actual modelo de gestión de la propiedad intelectual? ¿Hasta qué punto el artista (músico, pintor, escritor…) siendo el centro de todo parece el mayor desplazado por industria, por administración, por gestores, por público…?
Actualmente en el estado español existe un grave conflicto en el sistema de gestión de derechos de Propiedad Intelectual. Las entidades de gestión colectiva siguen defendiendo su posición monopolística, llegando a acuerdos con el gobierno que desoyen las directivas que llegan desde Europa. Afortunadamente, los creadores están empezando a informarse, y personalmente noto una actitud no sólo más crítica, sino también más cercana a la acción, a la movilización. El panorama, lo quieran o no las entidades de gestión, las grandes editoriales, y la industria, está cambiando y somos muchos los que requerimos una alternativa más justa y ética. Mi trabajo es el resultado de más de un año de estudio, documentación y recopilación de información, y, con el objetivo de que se comparta y motive la reflexión de los creadores y otras partes implicadas, he decidido publicarlo en descarga gratuita bajo una licencia que permita su libre distribución y actualización, siempre que se me acredite, se haga sin ánimo de lucro y las modificaciones se redistribuyan con el mismo tipo de licencia.
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