En él condensan flamenco, músicas populares de allende el Atlántico y mucha pasión, con una expresividad poco común. Su música también les da pie a promover el poder sugestivo y catártico del teatro, la danza y las artes visuales: el “colectivo Delirio” que formaron el año pasado pretende “crear obras audiovisuales para cada canción”. Un enfoque artístico total que les ha puesto en el mapa de la creación: en 2019 fueron finalistas del Festival de Cine de Andorra y ganaron el Certamen de Jóvenes Creadores de Madrid, en categoría música.
¿Cómo definiríais “Territorio de Delirio”?
“Territorio de Delirio-Zona Cero” es el punto de partida a partir del que aparecen el resto de canciones. Esta obra contiene muchos matices, timbres y colores por los cuales viajará el disco con sus respectivos delirios. Como referencia hemos usado nuestro cuerpo e imaginario como instrumento para profundizar en cada parte de la canción. Las imágenes que levanta el poema de Patricia Iriarte tuvieron la fuerza para revelar en nosotros un sonido que recorre la energía traída de Latinoamérica con todo lo aprendido en estos años viviendo en Europa.
Habladme del origen del proyecto. ¿Cómo enfocáis vuestro trabajo colaborativo y qué retos os supone de cara al directo?
Cada uno por separado hacía música desde la adolescencia, pero la idea de formar un dúo y crear nuestro primer disco se concretó cuando nos invitaron a musicalizar dos poemas dentro del festival Ellas Crean, encuentro donde participaron diferentes poetas colombianas. De aquí nacieron “Territorio de Delirio” (poema de Patricia Iriarte) y “Pájaro” (poema de Irina Henríquez), y con ellos nos dimos cuenta de que podíamos componer juntos. Desde entonces comenzó la composición del disco con una mezcla de estos dos poemas y la mejor selección de canciones propias que habíamos compuesto por separado en nuestra adolescencia. Queremos que cada canción esté acompañada de una obra audiovisual, entregándole una dimensión cinematográfica que nos dé la oportunidad de escribir, dirigir y actuar estas piezas. Con la colaboración de un equipo al que se van uniendo distintos tipos de profesionales de las artes que estén interesados en la exploración. A este grupo de apoyo le hemos llamado Colectivo Delirio.
La canción arranca muy suave y desemboca en una especie de explosión liberadora. ¿Cómo llegasteis a esa combinación de flamenco y ritmos latinoamericanos acústicos? Incluso creo detectar algo de la melancolía del fado, pero siempre en las coordenadas del “folk”.
La diversidad de influencias de las músicas que ponían en nuestras casas cuando éramos pequeños: Violeta Parra, Los Jaivas, Mercedes Sosa, Los Panchos, Ketama, Paco de Lucía, Joaquín Sabina, Jimi Hendrix, Metallica, Inti-Illimani, Caetano Veloso, Keith Jarrett, Lole y Manuel o Tomatito, entre otros. Estas músicas que perduran en el tiempo se hicieron parte de nuestra memoria e intuitivamente conectamos con ese lugar que tiene que ver con el folclor, con el origen. Desde estas melodías que tejieron nuestro imaginario nace un estilo propio que nosotros también intentamos descifrar.
Enlazando con lo anterior, contadme cómo fue la grabación del vídeo en esos paisajes imponentes y con esa imaginería poderosa y muy física.
Nos acercamos al poema a través del cuerpo y la intuición, y desde allí se despertó nuestro imaginario, que dio paso a diferentes imágenes que trabajamos a nivel actoral. Nos dio un punto de partida para comenzar el rodaje de esta obra, con localizaciones y propuestas del resto del equipo que hicieron que nuestra idea cogiera fuerza y terminara siendo una creación colectiva. Iniciamos un viaje de tres días por Cataluña en un coche lleno de elementos y vestuarios, cámara en mano y un presupuesto mínimo, pero con mucha ilusión y, sobre todo, convicción en lo que imaginábamos.
“Es muy estimulante ver que está habiendo una respuesta positiva en cuanto a nuestro proyecto”
¿Qué me podéis contar de la grabación? Suena muy “orgánica” y natural, me pregunto si era lo que buscabais y si fue difícil conseguir ese ambiente.
La grabación la hicimos en los Estudios Audiomatic, con Jose María Rosillo como técnico de sonido, Diego Galaz como productor, Martin Bruhn a la percusión y Yerik Nuñez al contrabajo. Grabamos en directo con los músicos cogiendo la toma que más nos gustó, confiando en la energía que se generó en ese momento; de esta forma logramos conseguir un sonido orgánico y natural, como bien decís, porque lo que escuchamos responde a lo que estaba sucediendo en ese momento presente.
Enfocáis el proyecto como algo “multidisciplinar” o que engloba diversas expresiones artísticas (música, poesía, teatro, danza, lo visual...) a través del Colectivo Delirio. Es algo poco común, que abre muchas posibilidades, pero, ¿por qué lo decidisteis así?
Con diferentes elementos como son las proyecciones, el cuerpo, la luz, el vestuario y los objetos, como se crean las ficciones en el teatro, queremos proponer una experiencia que se acerca a lo ritual, acercando al público a experimentar la música desde un lugar diferente, con la intención de que viajen con nosotros por este territorio. Con todos estos elementos queremos crear una ficción que acompañe a nuestras músicas, y así compartir y acercar al espectador a nuestro imaginario.
¿Las buenas críticas que ha recibido vuestro trabajo, con algunas comparaciones elogiosas (de Silvia Pérez Cruz a María Arnal y Marcel Bagés), os estimulan u os ponen algo de presión?
Es muy estimulante para nosotros ver que está habiendo una respuesta positiva en la gente en cuanto a nuestro proyecto y utilizaremos esta buena energía para seguir creando y confiando en nuestra intuición.
¿Cuáles son vuestros planes en el futuro próximo?
Este año estamos enfocados principalmente en la grabación del álbum, escribir los guiones de los siguientes videoclips y profundizar en nuestra propuesta de directo para futuros conciertos.
¿En qué medida la crisis sanitaria ha trastocado vuestros planes para este verano o más allá?
Por el momento hemos podido continuar con los conciertos agendados y las grabaciones programadas. Esta crisis sanitaria nos ha permitido tener el tiempo para poder terminar de crear y concretar todo lo que estamos produciendo este año.
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