Creo que ‘Lagunak’ es resultado de un “encargo” de la casa auto-gestionada Bonberenea de Tolosa ¿Cómo ha surgido exactamente este proyecto que finalmente ha derivado en el presente EP?
No lo definiríamos como un encargo, sino como una invitación. Con motivo de esos 25 años de existencia de la mítica casa, Patxi (Bonberenea) nos propuso grabar y editar algunas canciones. Concertamos una fecha y allí estuvimos grabando con Karlos Osinaga (Lisabö) a los mandos. Patxi se encargó de la edición física, Gran Sol de la edición digital y así nació ‘Lagunak’, cuatro canciones de las que estamos muy orgullosos.
¿Diríais que hay algo en estas cuatro nuevas canciones que no estuviera en ningún tema previo de Elle Belga? ¿Hay algo inédito en ‘Lagunak’ con respecto al resto de referencias de Elle Belga?
Creemos que nada, o al menos nada que nosotros podamos reconocer. El proceso compositivo es exactamente el mismo desde que Elle Belga existe. En cuanto terminamos un disco ya empezamos a trabajar en temas nuevos. Así que cuando nos hacen esta propuesta, de todos los que ya teníamos estructurados y pensados, escogimos los que pensamos que deberían conformar ‘Lagunak’.
“Si conseguimos suscitar algún tipo de emoción en los demás será una consecuencia, no un objetivo”
Me gustaría conocer el origen de cada una de las cuatro canciones que componen el EP, comenzando por “Dolores”...
La respuesta enlazaría con la anterior. Son todas fruto de ideas que aparecen y que después se pulen y se arreglan durante las horas de ensayo. “Dolores” puede tener hasta cierto aire de “copla slow”. “Pienso” podría estar en cualquiera de nuestros discos anteriores, “Una pequeña tregua” tiene un aire distinto en la percusión por la viveza del plato para acompañar el motivo principal de la guitarra, pero… nada preconcebido, todo fruto de una idea que se trabaja para desestimarla si no funciona o seguir trabajando en ella. Muchas veces un riff, una melodía o una imagen que te sugiere una canción es fruto de la intuición o de la suerte. O de ambas cosas a la vez. Después las canciones van tomando uno u otro camino tras horas de trabajo. Tan solo “Qué niño soy” tuvimos claro desde el primer momento que sería una buena versión para incluirla en un EP, con el especial motivo de la celebración del Bonberenea.
“Una pequeña tregua” tiene además cierto aire jazzístico.
Es cierto y, sin embargo, no somos especialmente fanáticos del jazz…
¿Por qué decidisteis, entonces, hacer esa versión minimalista del “Qué niño soy” de los siempre añoradísimos Manta Ray? ¿Cómo enfocasteis la (magnífica) relectura de ese tema clásico?
Gracias... Pues como te comentábamos antes, decidimos consciente e intencionadamente que esta sería la versión para incluir en ‘Lagunak’. La conexión con Bonberenea se remonta a la época de Manta Ray. Después, cuando Elle Belga comenzó su andadura, Patxi nos invitó a tocar y desde ese momento se estableció una relación de profundo cariño, admiración y respeto, tanto con el proyecto del Bonberenea como con otras y otros artistas cercanos a este emblemático espacio. Por otra parte, siempre que hacemos una versión tratamos de llevarla a nuestro terreno, empezando por analizar cuáles son los elementos que sostienen la canción. En este caso, llegamos a la conclusión de que eran la melodía de la voz y el patrón rítmico. Así que trabajamos sobre estos dos elementos, armonizamos la voz y buscamos un patrón rítmico distinto a la original, pero que a la vez resultase efectivo.
Personalmente, “Pienso” me ha recordado a Yo La Tengo (y a esa pareja bien avenida que son Ira Kaplan & Georgia Hubley), además de a The Velvet Underground.
No habíamos reparado en ello, pero lo cierto es que los proyectos que has mencionado son una innegable referencia.
El concepto de EP es algo muy romántico que tiene mucho encanto ¿Qué es lo que os atrae de este formato? Creo que habrá una edición física en 10 pulgadas de ‘Lagunak’ (22).
Pues quizás que es un formato que permite mostrar en pocos minutos el calado de un proyecto. Históricamente solía ser la carta de presentación de una banda que empezaba a publicar.
Por cierto, la portada es preciosa ¿Dónde fue tomada la foto?
Ese fotón es de nuestros queridos y admirados Fium. Nos la hicieron en una sesión de vídeos en directo, hace algunos años, en un espacio increíble: la Sala de Pinturas de Laboral Ciudad de la Cultura, de Gijón.
No habéis estado solos para grabar este EP ¿Qué colaboraciones hay en este disco? A vosotros también os gusta colaborar con otros músicos y recientemente lo habéis hecho con Ofrenda Floral, Alondra Bentley y Ruiz Bartolomé o La Villana ¿De qué manera os enriquece, como artistas, el hecho de colaborar con otros músicos?
En ‘Lagunak’ (“amigos”, sería la traducción) han estado con nosotros Pedro Vigil al bajo, Amorante a la trompeta, Borja Iglesias (Purr, Inoren Ero Ni) a la guitarra y Verde Prato a las voces. La mano de Karlos Osinaga en la producción ha sido un elemento esencial en este disco. Tanto las colaboraciones en nuestros discos como las que hemos hecho hasta el momento para otros proyectos, nacen porque ante todo existe una relación personal y una mutua admiración. Es muy reconfortante trabajar con otros artistas que comparten con nosotros la misma manera de entender la música.
Han pasado dos años desde vio la luz vuestro último disco en formato largo, aquel magnífico ‘Simetría’ (20) ¿Cómo percibís ahora, con la perspectiva que da el paso del tiempo, ese álbum? Y en el extremo opuesto ¿Cómo entendéis ahora ‘1971’ (09), aquella obra que significó vuestro debut hace ya más de una década y el proceso acontecido entre uno y otro?
‘Simetría’ supone un final (no el final) del recorrido iniciado en ‘1971’. Ese primer disco supone, en primer lugar, aunar dos personalidades y dos maneras distintas de afrontar el proyecto. Cada uno aporta su bagaje, lo que trae en su mochila, aunque el propósito y la esencia están claros: “Lo que hagamos debe poder ser silbado”. Parte, por tanto, de una intención más acústica, más melódica... También más luminosa y amable. En el viaje se van atravesando distintos momentos vitales y se exploran otros senderos en lo musical cuando se empiezan a componer los temas que conforman ‘Refugio’. Hay que tener en cuenta, además, que mientras se compone ‘1971’ Manta Ray aún está en activo, con lo que inconscientemente se radicaliza la distancia entre los dos proyectos. En ‘Refugio’ llegan las distorsiones, la percusión orgánica, la experimentación con ciertos sonidos, con las capas... la inquietud provocada con el silencio. En suma, empiezan a aparecer trazas de estructuras más propias de una banda de rock que de un dúo acústico. En ‘Euforia’ se transita por el mismo camino, aunque partiendo de la premisa del directo, por eso es un disco con menos arreglos y mucho más seco, más primario. Y, finalmente, en ‘Simetría’ parece que hemos llegado a un claro del camino y que la luminosidad y las melodías más “clásicas” han vuelto, sin perder de vista todo lo que se ha quedado de ‘Refugio’ y de ‘Euforia’, que ya no nos abandonará nunca a la hora de hacer canciones.
Como Elle Belga habéis conseguido un trazo propio que ya casi resulta reconocible al instante ¿Cuál es, en vuestra opinión, ese elemento diferenciador que motiva la fuerte personalidad artística de Elle Belga?
Nos centramos en la esencia de una canción, que para nosotros siempre es la melodía, y huimos del artificio, en cualquier aspecto.
Desconozco el motivo, pero vuestra música, a menudo, me evoca bonitos (y a la vez inquietantes) bosques cubierto por niebla invernal ¿Qué tipo de emociones buscáis levantar en el oyente con vuestra música?
Ninguna. Lo cierto es que la única emoción que buscamos es la nuestra propia a la hora de hacer canciones o de interpretarlas. Si conseguimos suscitar algún tipo de emoción en los demás es una consecuencia, no un objetivo.
José Luis ¿Qué te llevaste de Manta Ray a Elle Belga? ¿Qué podría decirse que exportaste de un proyecto a otro?
Explorar siempre las distintas maneras en que se puede afrontar una canción. Trabajar los distintos caminos... Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que no suelo escoger la fórmula fácil.
¿Cómo definiríais los actuales conciertos de Elle Belga? Lo cierto es que vuestra música está pensada para que cale; y para que eso pase, desde un escenario, se me antoja que en vuestros conciertos debe reinar forzosamente un respetuoso silencio ¿Os encontráis frecuentemente con ese problema o la gente que acude a veros en directo sabe de las peculiaridades (y obligaciones) de la propia propuesta?
Por lo general el silencio del público está presente en cada concierto. Siempre pensamos que ese silencio, que no deja de ser una manifestación de respeto, no se puede exigir al público a través del micrófono pidiéndoles que se callen. Nuestra propuesta la defendemos con honestidad en cualquier espacio, y la atención del respetable se gana (o no), pero no se exige.
Texto: Raúl Julián.
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