Es tu tercer disco en solitario después de varios con Little Red Suitcase. ¿Cómo llegas hasta lo que eres hoy como artista? ¿En qué punto estás de tu trayectoria?
Me veo en una época muy buena a nivel creativo. Seguiré buscando, pero he encontrado cosas con las que digo: esto soy yo. Estoy manifestándome.
Parece que de un tiempo a esta parte te reinventas como songwriter y cantante. ¿Tu momento obedece también a una necesidad de hacer algo más personal? ¿Es quizá también una cuestión de logística, ahora que estás de vuelta en Donosti?
Es más complicado ahora. Me di cuenta de que para un artista de mis características, que ha viajado y vivido en diferentes lugares, que le gusta una música no muy comercial, tienes que ser una mujer orquesta para poder subsistir. Si funcionas en solitario, después puedes colaborar con diferentes personas y funcionará porque ya existe una base sólida. Es difícil sobre todo mover a gente de sitio. Por eso lo principal para mí es que todo me funcione en solitario.
Con tu cambio de paradigma también hay cosas nuevas en lo meramente creativo.
A la hora de crear, al principio empecé con más indagación sonora, improvisación... Escribía canciones, pero eran casi una excusa para jugar. Ahora me he dado cuenta de que escribir canciones me llena mucho, y es algo que necesito hacer. Ahora parto de la canción y voy hacia ella. Esa base sólida a la que me refiero está ahí, y si la base es sólida funcionará con una guitarra y un teclado o con una orquesta sinfónica.
Eso es universal. La música está por encima de los estilos y de los arreglos.
También, si hay algo ahí estará, sea como sea.
"Me di cuenta de que para un artista de mis características tienes que ser una mujer orquesta para poder subsistir"
Has vivido en varias ciudades europeas. ¿Qué han aportado estos diferentes lugares a tu propuesta y a tu visión musical? ¿Hay un punto en el que te nutres de cosas adicionales o diferentes a la hora de hacer música?
Me viene ahora a la cabeza mi época en Copenhague. Yo era parte de la escena underground del jazz y la improvisación. Venían músicos de todas partes, hacíamos un festival, y cada improvisador tenía una identidad. Todos los de Nueva York venían con un bagaje individual, de cada uno, pero todos ellos tenían algo en común, que era diferente a lo que traía gente de otros lugares. Me viene siempre la imagen de que en cada sitio, en cada submundo, hay inconscientes musicales. Maneras de respirar, de abarcar la música. Viví en Londres unos años, también en Barcelona, y bastantes años también en Copenhague. Eso no me lo puedo quitar. Es parte de mi yo musical.
Dices que tus canciones son cuentos y casi historias reales. ¿Cómo surgen tus canciones más allá de lo musical? ¿De qué te nutres?
Te voy a poner el ejemplo de una canción nueva que acabo de escribir, que irá para el próximo disco. La historia vino de forma muy específica. Siempre surgen de un sentimiento, una emoción, que igual me ha pasado hasta un poco desapercibida en el momento pero de la que me doy cuenta después. Un impacto. Yo tengo hijos pequeños, y en el barrio de Donosti donde vivo pues salgo con ellos a jugar al fútbol en la plaza. Había un niño marroquí de once años, que estaba solo. Me contó la historia de su vida, muy complicada. Estaba en un colegio que es un gueto, había aprendido euskera en dos meses. Era un talento enorme. Pensé que ese niño, si no tiene ayuda, se va a quedar ahí en la calle, será otra historia triste.
Precisamente llama la atención que tu música habla de historias con un matiz poético, si se quiere, pero, tanto en lo que cuentas como en el título mismo del disco, hay algo bastante directo y hasta reivindicativo. ¿A qué se debe esto? ¿Qué intención tiene?
Reivindicativo a mi manera. No voy con un arma, voy con una flor. Un poco como Joni Mitchell.
Con Joni Mitchell siempre me viene a la cabeza cómo se dirigió a aquellos miles y miles de personas enfurecidas y al borde de provocar algo realmente desagradable en aquel The Isle Of Wight Festival, en 1970. Eso es proponer otras maneras y hablar desde otros lugares. Es emocionante.
Es brutal, fantástico. El poder que tiene la música. Igual que sus canciones. Este niño del que te hablaba es inmigrante marginado. Esas cosas a mí me llegan mucho, ¿por qué no vamos a ser todos iguales?
Como artista nadie puede exigirte tener una responsabilidad política, pero, si tú eliges querer cambiar cosas o decir algo, es cierto que hay otras maneras que no tienen que ver necesariamente con una agenda ideológica o política, que al final es lo que acaba pudriendo todo.
Yo soy antipolítica. En algunos ámbitos, y mira de dónde vengo, posiciones como la mía durante mucho tiempo se han podido interpretar como que no tomo partido. Pero la realidad es que quiero decir las cosas como yo quiera, no como tú quieras. De otra manera, con otra perspectiva. Si seguimos politizando todo y enfrentando todo no vamos a llegar nunca a fusionar, a acercarnos.
¿Cómo llegas a entrar en contacto con Thrill Jockey (Tortoise, The Sea and Cake, Tom Verlaine...)? He leído que a través de Colleen.
Surge por medio de Colleen, que vive en Donosti. Aunque es parisina, ella tiene una visión muy internacional y muy global de su proyecto y de las músicas que le interesan, que en realidad es la aldea global. Yo le pasé mi música y le dije que podía hacer de embajadora, que yo estaría encantada de abrazar cualquier cosa que viniera, y superagradecida. Pero le dije que lo hiciera sólo si le gustaba; si no, aparca y vámonos.
No me hagas el favor solo por "colegueo".
Es que además ni puedes. Porque si tú no crees en ello no lo vas a enseñar a nadie. Le gustó y aquí estamos.
"Si seguimos politizando todo y enfrentando todo no vamos a llegar nunca a fusionar, a acercarnos"
Más allá de eso, tú propuesta sí que es bastante internacional.
Sí, porque he vivido fuera, canto en inglés... Es lo que me ha llamado. No me reconozco en castellano. No descarto que igual algún día pruebe. Una de mis cantantes favoritas en español era Lhasa de Sela, que cantaba en un español muy particular pero que era español al fin y al cabo. Al final se trata de comunicar y hacer una propuesta que tenga valor.
¿Qué conoces de la escena española? ¿Tienes referentes con los que emparentarte?
Estoy un poco perdida, conozco muy poco. Me gusta mucho Rafa Berrio. Es un personaje y lo que hace es totalmente suyo. Me gustan los francotiradores.
¿Y de fuera?
Ahora, a raíz de conocer a Steve Gunn, que participa en el disco, estoy muy interesada en ese mundo en el que se mueve. Me encantan Mary Lattimore y Meg Baird, que acaban de sacar un disco juntas.
¿Y cómo son los públicos de los festivales y certámenes a los que estás más acostumbrada respecto a los de salas o al público más inclinado hacia artistas de pop y cantantes?
Este terreno es más nuevo para mí. Son circuitos que están separados pero tienen zonas limítrofes comunes. Hay gente de festivales de jazz que también va a salas a ver a grupos. En esa zona limítrofe es donde me gustaría estar. Pero lo que veo ahora, y me interesa mucho, es que en las salas de rock el sonido es más sucio, más directo, me gusta. Entras y hay una estática diferente. El jazz es más de ejecución, más depurado, yo quiero ambiente. Va más acorde también a mi propuesta actual. Tampoco sé bien etiquetar lo que hago, pero a lo que hago ahora le viene mejor eso.
¿Tienes planes más allá de tu actividad sacando discos y tocando como Elena Setién? ¿Algún proyecto con otros músicos?
Precisamente me encantaría hacer cosas con gente como las chicas que te he mencionado, Mary Lattimore y Meg Baird, y músicos de la esfera de Thrill Jockey.
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