Elefante en una cacharrería

La banda valenciana debuta con “Así pasen cinco años”, un álbum inusualmente maduro y de creciente intensidad, que les ha granjeado comparaciones con ciertas luminarias post-rock. Un disco que no escapa a cierto tono conceptual.

La banda valenciana debuta con “Así pasen cinco años”, un álbum inusualmente maduro y de creciente intensidad, que les ha granjeado comparaciones con ciertas luminarias post-rock. Un disco que no escapa a cierto tono conceptual. “Son canciones hechas en periodo de tiempo muy corto. El orden y el que estuvieran enlazadas sí es premeditado”. Tras ganar un concurso local de maquetas, cuyo premio era la grabación de un disco, se vieron en la necesidad de mover el resultado. “Vimos que había quedado distinto a lo que esperábamos. Y queríamos intentar que la promoción fuera acorde con la grabación”. De ahí a firmar por Limbo Starr, todo fue rodado. “Casualidades de la vida quisieron que varios contactos le pasaran a David López las canciones. No nos había dado tiempo ni a buscar otras opciones, así que hemos tenido suerte”. El resultado, no obstante, ya hacía una buena criba con respecto a sus maquetas. “Somos egoístas y descartamos mucho material de las primeras maquetas, que estamos cansados de tocar”. Borja Mompó solo arquea el ceño cuando se le pregunta si, como les sucede a muchos de sus acólitos, la improvisación en el estudio juega un papel determinante. “No me gusta mucho el término improvisación, porque parece implicar algo poco trabajado. Cuando una canción entra en el estudio es como un elefante en una cacharrería. No controlo cómo los temas acaban de la forma en la que acaban. Se me olvida dónde lo he compuesto y por qué, pero tiene mucho de creatividad”.