Y es que, queramos o no, cuando a uno le hablan de Suecia se hace difícil no pensar en las condiciones de frío extremo, los vikingos, los renos, las rubias –sobre todo cuando se vienen a veranear a nuestras costas-, los licores de mil y un sabores y los coches Volvo. The Knife no van a conseguir que dejemos de caer en todos estos tópicos. Pero por lo menos lo que sí que van a lograr con “Silent Shout” es desmentir que la música de baile procedente de Escandinavia es en gran medida anodina e insípida. Olof Dreijer y Karin Dreijer Andersson son los dos tripulantes de esta nave, que ya lleva en órbita siete años. Nos reunimos con Olof, en un restaurante del Poble Nou de Barcelona. Le sorprendo degustando unos suculentos calçots, sin duda toda una delicatessen de la cocina tradicional catalana. Hablamos de su recién estrenado cuarto disco, un trabajo lleno de matices, e incluso contradicciones, como la que encontramos en el propio título del disco – “Grito Silencioso” en castellano.
"Por un lado es ensoñador pero por otro es oscuro como una pesadilla" |
“Creo que hay un montón de razones por las cuales hemos escogido este título. Pero sobretodo tiene mucho que ver con nuestra pasión por los contrastes. Yo parto del contraste a la hora de buscar un sonido. Es un poco el reflejo de lo que puedes encontrar en el álbum. Por un lado es ensoñador pero por otro es oscuro como una pesadilla”. Su anterior disco fue todo un éxito en su país, llegando a conseguir un Grammy sueco al mejor grupo de pop de 2003. Pero las cosas han cambiado de cara a esta nueva entrega. Si su anterior trabajo giraba entorno al electropop y el eurobeat, ahora las miras están puestas en el techno futurista. “Yo creo que este nuevo álbum tiene algo de cinematográfico, que no tenían los anteriores. Y lo digo en un doble sentido. Tanto las letras como la música ofrecen una amplia gama discursiva. Ambos son capaces de expresar, de contarte una historia a un nivel superior al que te puede ofrecer una canción de pop normal y corriente. Creo que este disco te lleva un poco más lejos. Sus contenidos son mucho más amplios. En ´Deep Cuts´, la música se amoldó a las estructuras del pop. En aquella ocasión aportamos contenidos políticos. Con ´Silence Shouts´, la crítica política continúa estando presente, pero no de una forma primordial. Ahora también hablamos sobre nosotros mismos, sobre nuestras preocupaciones. Pero también abordamos un amplio espectro de temas sociales”. En su país cuentan con la misma popularidad que tienen Royksopp en su vecina Noruega, pero ¿hasta donde pretenden llegar ahora? “Por lo menos me gustaría llegar a ser igual de comercial que con el anterior disco; eso seguro. Aunque si te soy sincero, para mi el hecho de poder publicar un álbum ya significa la consecución de mi objetivo principal. Espero poder conectar con la gente. De hecho creo que este disco excitará mucho más la comunicación entre individuos, porque trata de muchos más temas”. Uno de los puntos débiles del grupo ha sido justamente eso, que nunca han tenido un contacto demasiado directo con sus fans. Hasta hace unas semanas solo habían hecho un directo. Aunque parece que la tónica va a cambiar, ya que de cara a este año ya han cerrado cinco fechas. Pero ¿a qué se debe prodigarse tan poco en el directo? “Bueno, nosotros siempre tenemos un montón de ideas para el directo, aunque muy a menudo éstas son demasiado caras para desarrollarlas. Y no es que hayamos ido muy sobrados de dinero hasta la fecha. Andreas Nilson, quien ha trabajado con nosotros desde nuestro primer disco en 2001, ha aplicado el concepto visual de la banda a nuestro directo. Hay un montón de proyecciones, muñecas y decorados. Se ha inspirado en el videoartista americano Tony Oursler. Nosotros nos ocultaremos en una especie de mundo teatral. Vamos a hacer conciertos en Suecia, Londres y Berlín. Después seguiremos buscando fechas para continuar presentando nuestro espectáculo”. Andreas Nilson fue el artífice del éxito de “Heartbeats”, su mejor videoclip hasta el momento. Una pieza excelente basada en los trabajos del animador alemán de los años treinta, Oscar Fischinger. The Knife, además tienen su propio sello Rabid Records. ¿Cuál es su filosofía? “Lo cierto es que su existencia se limita básicamente a promover los lanzamientos de The Knife de una forma libre. Esto es muy importante para nosotros. Hemos publicado algún que otro disco de otros artistas en el pasado, pero no es nada divertido dirigir un sello discográfico. Por eso tratamos de centrarnos únicamente en nuestros trabajos. Aunque, a veces, artistas como Jenny Wilson aparecen con música increíble y nos vemos con el gustoso compromiso de darle salida para que sean conocidos por todo el mundo”. Y como han cambiado las cosas. El sello se activó con la publicación de Honey Is Cool, el primer proyecto de Karin, un grupo alejado de los gustos de Olof. “Se juntó con cuatro tipos más y hacían un rollo parecido a Sonic youth. Era indie rock experimental, o así era como lo llamaban”.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.