“Ya sabes, este es un país hermoso, pero no hay nada romántico en mi estilo de vida”. Cass McCombs arrastra las palabras, como si acabara de despertarse o esto de hablar por teléfono con un desconocido le diera una inmensa pereza o ambas cosas a la vez, mientras me explica por qué razón el nomadismo no debería estar en mi lista de estilos de vida preferidos si volviera a nacer. “La gasolina es más cara que un alguiler. Tengo todas mis posesiones en casas de amigos por todo el país. Vivo en una vieja furgonta Dodge yendo de un lugar a otro”. De Cass McCombs resulta difícil incluso situar su procedencia, aunque lo más común es concedérsela a Baltimore, aunque en realidad nació en Concord, California. Al menos según Wikipedia. “Siempre he vivido así, de manera que no tengo con qué compararlo. Por supuesto, todo te influye cuando estás haciendo música, pero no sé cómo. Supongo que, al viajar tanto, tengo el privilegio de ver a mis amigos y familares todo el tiempo, de ida y vuelta de Costa a Costa. Eso me permite estar cerca de mucha gente y esa cercanía me brinda mucha materia prima”. La de “Catacombs”, su último trabajo, es la misma materia oscura que ha servido de combustible a sus anteriores trabajos, aunque desenvuelta tomando como referencia el sonido sepia de los años posteriores a la segunda gran guerra, un inesperado giro hacia una contención añeja, una pátina clásica y sobria que da mayor fuerza a su voz y espacio para más matices. “Después de publicar 'Dropping The Writ' pasé por un momento especialmente productivo a nivel de composición y reuní unas dieciséis canciones”, explica McCombs. “Enseguida comprendí que eran bastante diferentes a las del anterior disco. Me tomó cierto tiempo decidir qué canciones formarían parte del album y cuáles no. Sabía que quería grabar el disco con Ariel Rechtshaid. Habíamos estado hablando de ello y del tipo de sonido que nos gustaba, viejos discos de blues, country, rhythm'n'blues, gospel y rock'n'roll antiguo... Música de los cuarante y cincuenta. Quería grabar con instrumental antiguo, usar los mismos procesos que usaron esos artistas en el pasado y eso fue lo que hicimos. Simplemente escogí las canciones que encajaban mejor en esa idea, las más líricas y melodiosas”.
La elección de esas canciones y el esfuerzo de McCombs y Rechtshaid por elaborar un sonido cálido y cercano contribuye a situar "Catacombs" más cerca de Cowboy Junkies que de Elliott Smith. Destaca también el uso de los sintetizadores, cuya contraposición a los elementos más naturalistas crea una bella sensación de irrealidad en cortes como "You Saved My Life", uno de los mejores momentos del álbum. “La intención no era copiar otros discos”, añade. “Es un disco moderno, en el sentido en que no podría haber sido escrito en otro tiempo que el actual. De hecho, estoy orgulloso de ello”. No sólo eso: “Catacombs” contiene una carga emocional que sólo podrías encontrar en la maleta de un vagabundo moderno, en sus recuerdos de salones a la hora del cierre, vasos vacios y confidencias. “Hay mucho de ficción en mis canciones, pero siempre parto de mis propias experiencias, de las historias que escucho, de gente que conozco o de mis amigos. En parte, sigo escribiendo canciones para lograr comprender aquello que me confunde. Y no creo que haya logrado nada, porque en ocasiones la canción no hace más que complicar más las cosas”. Eso no significa que vaya a dejar de componerlas. “Pronto vamos a empezar a grabar el nuevo disco. Aún no he decidido con quién, pero en su mayor parte se trata de temas que compuse en la misma época de 'Catacombs' y que no encajaban con los músicos y el proceso”. ¿Será un álbum continuista o volverá a las atmósferas electrizadas de sus antecesores? “Ninguna de las dos cosas. En cualquier caso no le doy tanta importancia a la grabación en sí como a las canciones. Una vez tienes las canciones el trabajo de estudio es hasta divertido, el verdadero trabajo es componerlas”.
“Catacombs” está publicado por Domino/Pias. Cass McCombs estará actuando en el festival San Miguel Primavera Club.
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