“Es más optimista, quizá no tan oscuro. En el primero las letras eran más sarcásticas, ahora son más honestas. Pero lo importante es que sigue sonando a Veronica Falls”. El batería Patrick Doyle atina al describir el segundo álbum del grupo, “Waiting For Something To Happen”. “El título es el de la canción que creemos que mejor lo representa. Pero estar perdido y al mismo tiempo esperando a que ocurra algo podría responder también al sentimiento generalizado del grupo”, asegura.
Despuntar en la escena londinense, girar por todo el mundo o conseguir que la crítica internacional levante el pulgar ante ellos no ha cambiado su forma de sentir las cosas. “Nos ha influido mucho la música que hemos estado escuchando, como The Beach Boys y muchas producciones de Phil Spector, pero no creo que hayamos cambiado mucho”. Como demuestra “Teenage”, su single de presentación, al menos la experiencia les ha valido para cruzar sin miedo a la orilla alegre del pop. Lo han hecho a bordo de Lightship95, un barco-estudio amarrado en los muelles del este de Londres, con su amigo Rory Brattwell a los mandos (quien trabajó en “Found Love In A Graveyard” y “Heart Beat”), pero encargándose ellos mismos de la producción. “Es cierto que un segundo disco siempre asusta un poco, no puedes fingir que no te importa lo que se va a decir. Pero hemos hecho el disco que queríamos hacer, no cambiaríamos nada”,
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