“Al principio de toda escena, hay una energía de creatividad enorme, pero cuando llegan los tipos del dinero todo es blanco o negro, o vendible o no vendible” |
The Bellrays no ocupan portadas, ni rigen la moda estética a seguir, ni hablan de las últimas drogas de diseño. Básicamente, porque los componentes de The Bellrays están más cerca de los cuarenta que de los treinta y ya saben cómo funciona este negocio. Algo malo para estos tiempos de rebeldía inofensiva y titulares falsamente provocativos. (Bob) “En nuestros inicios, chocamos con los prejuicios de los típicos promotores idiotas que no querían contratarnos porque no encajábamos con el grupo al que íbamos a telonear. ¡Que les jodan! Ahora que hemos logrado un estatus de culto en Estados Unidos, y creo que también en Europa, no tenemos porque preocuparnos por esas tonterías. La gente quiere vernos a nosotros, aunque sea abriendo para The Hives, como dentro de unas semanas en Inglaterra”. ¿Cómo responderá el incauto público NME a su vendaval de kicking ass rock y a la cara de pocos amigos de la huraña Lisa Kekaula? El Uncut dirá. En el otro lado del charco, el LA Weekly les eligió, por dos años consecutivos, como la mejor banda de la ciudad californiana, venciendo en una de las ocasiones al mismísimo Wayne Kramer, gurú del Detroit Rock y referencia ineludible para toda banda de rock que se jacte de serlo. (Tony) “Conocer a Wayne y tocar con él fue algo increíble, porque siempre fue una inspiración para nosotros, especialmente para Bob y para mí. Wayne sigue transmitiendo la misma pasión que hace cuarenta años. Si escuchas ´The Hard Stuff´ te das cuenta que eso sigue estando ahí. Aunque tengo que reconocer que la música de MC5, Stooges o de la Sonic´s Rendez-vous Band la descubrí siendo un adolescente, la pillé algo tarde. Yo me crié escuchando los discos de soul que luego influirían a esas bandas; todo el sonido Stax, añejo y primitivo, o los álbumes de Jackie Wilson y Al Green, con esos temas tan extraños y arrebatadores. Cuando era un chaval, mis padres iban a los conciertos de las big bands de Duke Ellington, Count Basie y Tommy Dorsey y yo les pedía que me contaran todos los detalles. Me metí muy a fondo en el jazz e indagué en la música de Miles Davis y Sun Ra, artistas que sin duda marcaron a MC5”. Paren máquinas: oigo unos tacones, aguanto la respiración y giro la cabeza para descubrir a Lisa entrando en escena. Imponente, se sienta al lado de su marido, Bob, y después de decirle algo al oído, me clava la mirada mientras yo tartamudeo al preguntarles por el punk de ayer y hoy. Del CBGB y el “No future” de los Pistols al MTV¿punk? De Sum 41 o Blink 182. (Vince) “Ahora todo es mucho más previsible: el punk actual se basa en cierto tono de guitarra, cierto tono de voz, una cierta manera de vestir... un manierismo irritante. Yo viví la escena punk de Los Ángeles y cada noche que iba a ver un concierto me encontraba con tres bandas totalmente distintas: veía a X, Fear y Los Lobos tocando juntos. De eso iba el punk, era el aspecto creativo lo que hacía la escena y no un estilo determinado de tocar. Hoy en día, cuando dices punk hablas de un concepto mucho más reducido”. (Bob) “Lo mismo pasó con el hard-rock. En los setenta tenías a Led Zeppelin y Aerosmith, pero en los ochenta todo se redujo a Cinderella y Poison, todo se quedó en la fachada glam. Por suerte, hay bandas como Motorhead que siguen fieles a un estilo”. (Vince) “Al principio de toda escena, hay una energía de creatividad enorme, pero cuando llegan los tipos del dinero todo es blanco o negro, o vendible o no vendible, y ahí es cuando se acaba la esencia de lo que debe ser la música”. Al hablar de la “escena" angelina (Streetwalkin Cheetahs, Texas Terri, B-Movie Rats...) Tony se muestra un poco reacio a meter a The Bellrays en ese saco y argumenta que “cada uno va a la suya como en una competición para encabezar los carteles de los clubes”; pero Vince discrepa ya que cree que “hay bandas como Fatso Jetson o Visa que se lo están trabajando muy a fondo, sin ambiciones, sólo luchan para poder tocar”. Lisa toma la palabra: “Nos han cerrado las puertas en muchos clubes; ha sido un trabajo muy duro que nos contrataran para tocar en Los Ángeles, cinco o seis años llamando de puerta en puerta para poder tocar nuestras canciones y ver que no nos hacían ni caso. Esa es la realidad que yo he vivido y, aunque había otras bandas haciendo lo mismo, nunca he visto una escena o algo parecido. Sin duda, las cosas en Europa han sido mucho más fáciles”. Que vuelvan cuando quieran, ya se les echa en falta.
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