Dorian nunca han necesitado ayuda externa para sonar en las pistas de los clubes de indie, pop y rock de nuestro país, pero también es cierto que Marc Gili sabe que dejar canciones en manos de terceros es una forma excelente de aportar novedades y nuevas visiones. Y eso es precisamente lo que han hecho nuevamente con su repertorio.
Los barceloneses han dejado piezas como “Ningún mar”, “El temblor” o “Soda Stereo” en manos de artistas amigos para que los reconstruyesen a su antojo (David Van Bylen, Sidechains, Undo, Lovo, Dapuntobeat o David Kano). Y aquí está el resultado. “Desde nuestro punto de vista el remezclador tiene que transmitir su personalidad a la canción original, pero sin traicionar su espíritu. No me gustan los remixes en los que la canción original es apenas reconocible, y en cambio me fascinan aquellos en los que el remix descubre potenciales ocultos que el track guardaba y que ni siquiera el compositor del mismo había percibido”. De todos modos, como decíamos más arriba, Dorian nunca han necesitado ser remezclados para que la gente bailase sus temas. Quizás los temas de “La velocidad del vacío” no son los más rompepistas de su carrera, pero potencial nunca les ha faltado. “Nuestras últimas canciones son menos bailables que las de otros discos de Dorian, por eso nos animamos a hacer esta reconstrucción electrónica de los tracks. Lo propuso el sello y nos pareció divertido. De las canciones de ‘La ciudad subterránea’ apenas hubo remixes porque como dices tú no hacía falta, ya que ese fue un disco mucho más bailable, con canciones como ‘La tormenta de arena’ o ‘Paraísos artificiales’”.
Ahora falta descubrir cómo se distribuyeron los temas a remezclar, y en manos de quién estuvo la elección. “Cada remezclador tenía muy claro qué tema le gustaba más. A los mexicanos Dapuntobeat les encantaba ‘Tristeza’, David van Bylen nos sorprendió a todos con ese remezclón de ‘Ningún mar’, David Kano tenía muy claro que quería ‘Los amigos que perdí’, y a Undo le iba como un guante la atmósfera oscurilla de ‘Horas bajas’. Así, todos”, apunta Gili. “A nadie se le dijo que el remix tuviera que ser bailable o no bailable. Cada remezclador tiene que hacer lo que sienta en ese momento. Tan solo hubo una premisa: que las líneas vocales de los temas fueran más o menos fieles a los tracks originales, porque a la gente, cuando está en un club o en casa, le gusta reconocer y cantar las canciones”.
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