Mike Ness parece cansado cuando nos atiende en el autobús con el que está girando por su país. Atentamente, sin perder la flema ni la seriedad, dedica unas palabras a los fans que montan guardia en el exterior. Hace frío en Chicago. La ciudad se engalana para la noche de Halloween y las más de tres mil entradas -que permitirán presenciar el a la postre magistral concierto de retorno de Social Distortion a la windy city- están agotadas desde hace días. Quién lo hubiera dicho, cuando hace unos años se temía por la continuidad de la banda. “Escribí ´Don´t Take Me For Granted´ tres días después de que Dennis muriera y entonces me di cuenta de que necesitaba seguir en su honor y en señal de respeto hacia él. Decidí que era probablemente lo que él hubiera querido y, al hacerlo en su honor, seguí con una mayor determinación, aunque ya no sea lo mismo sin uno de los miembros de la familia”. Que no es lo mismo es algo que se aprecia también en el título del álbum, en el que ha sustituido la palabra drugs por love. “No, no estoy diciendo que no se tomen drogas. Trato de reírme de alguna manera de esa imagen del rock & roll de los ochenta a lo Mötley Crüe. Ya sabes, incluso los tipos más duros se enamoran y ¿qué es más peligroso que el amor? Para mí es algo que encaja con estar ‘fuera de la ley’, es igual de peligroso”.
"Trato de reírme de alguna manera de esa imagen del rock & roll de los ochenta a lo Mötley Crüe" |
Enamorado o no, con drogas o sin ellas, lo cierto es que todos sus discos llevan impresos un sello propio que marca distancias respecto a supuestos punks que invaden las listas de éxitos actuales. “Creo que ahora hay cosas buenas y otras que son mierda. Siempre ha sido así. Las discográficas quieren tirarte mierda por encima, pero entonces una buena banda se abre paso, una banda verdadera. Me encantó Nirvana, eran grandes y tenían credibilidad. Me gustan Green Day, The White Stripes, The Hives… pero también hay cantidad de basura ahí afuera. Para mí lo nuestro fue diferente, porque formamos parte de una revolución. Ahora están todos esos chicos blancos, con esa especie de cultura de gimnasio, con los que es difícil encontrar puntos en común”. Otro rasgo diferencial, que ha marcado a SD desde sus inicios, es la incorporación de elementos de la música country a su punk rock. “No es sólo country, es blues, jazz, folk, rockabilly, todos esos estilos primitivos en uno... Todos hablan de temas como la honestidad, la lucha, la era de la depresión, los derechos civiles... Es música de la clase trabajadora, de las clases más bajas, y para mí esto establece una conexión directa con el punk rock. Es como decir: ´Eh! No nos gusta cómo están las cosas, queremos cambiarlas´. Eso es Woody Guthrie, es Bob Dylan, son todos esos viejos bluesmen negros cantando acerca de lo miserables que son sus vidas”. Y también es, desde luego, Johnny Cash, un artista al que SD ya reivindicaron antes de que su trabajo con Rick Rubin y su fallecimiento le pusieran en boca de todos. “Mi Johnny Cash favorito es el de la etapa Sun Records, porque es tan oscuro, fuerte, primitivo... pero me encanta lo que hizo después también. Tomó un gran riesgo, fue despedido por su sello discográfico tras muchos años con ellos y entonces hizo esos discos; fue como decirles: ´¡joderos!´. Fue impresionante que antes de morir regresara así”. Nuestro encuentro con Ness tuvo lugar cuando en Estados Unidos no se hablaba de otra cosa que no fuera las inminentes elecciones a la presidencia del país. Artistas como Bruce Springsteen -quien colaboró con Ness en su primer disco en solitario- tomaron claro partido al respecto. “Estoy de acuerdo con Bruce al cien por cien. Cada noche recuerdo a los chicos que quedan pocos días para las elecciones. No les hablo de derecha o izquierda, ni demócratas o republicanos; les digo leed, mirad cine independiente, tomad una decisión educada y votad. ¡Votad para que no tengamos a un maníaco dirigiendo el país!”. Lo sentimos, Mike, habrá que esperar otros cuatro años.
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