Joan Pons me sigue pareciendo un rayo de pura intuición, muchas veces desmarcada de la cognición, que bebe de universos que son inaccesibles para la mayoría. Más integrativos, más universales. Rayos de luz que iluminan la oscuridad y regalan embriones de sol sin esperar nada a cambio. Un magma de emoción y sensibilidad que se estrella en un presente para regocijo de su público. Joan y el resto de los Eriles sacan partido de esa ignición creativa. Una hermandad que ha encontrado un foco, un camino y una gramática de la creatividad muy propia. Este es el momento apropiado para engancharte a su propuesta. “N.S.C.A.L.H.” es su nuevo paso. Un nuevo destello. El ovillo sigue enmarañado. Y es que, a cada hilo, un nuevo camino.
Si tuvieras que preparar una entrevista contigo, ¿con qué pregunta empezarías?
Uiii… No sé yo… A mí la gente que me interesa siempre me gusta preguntarle de dónde viene, a dónde van, cómo están. Ponerme en situación. Pero no hace falta que te diga que respondería, ¿no?
"Tienes que tener en cuenta que son canciones que tendrás que cantar muchas veces y para mí es necesario que sean flexibles, porque sino me cansaría muy rápido de ellas".
No, tranquilo. Con “Energia Fosca” os vi tres veces, y cada vez que avanzábamos en el tiempo, la idea de control sobre las canciones se iba diluyendo sutilmente. Todo y así aún tenía la sensación de que todo estaba muy controlado. ¿Te asusta que la música pueda ir más allá de tu control?
Sí y no. Somos bastante organizados y nos gusta tener las cosas sobre control, pero también somos bastante impulsivos y nos dejamos ir. Somos las dos cosas. Cuando empezamos una gira hacemos un acto de conciencia. Seleccionamos partes donde cada uno puede ir por libre y otras donde todo está más atado. Pero esto no lo hacemos nunca al principio. Cuando empezamos queremos que el discurso del disco este muy próximo al directo y luego intentamos que se vaya desatando poco a poco. O sea que entiendo perfectamente tu pregunta. Pero creo que no lo hacemos desde el control. Para nosotros es guay tocar las canciones tal y como son y si las deshaces, si las reversionas en seguida, es como que se pierden, y a nosotros nos gusta preservarlas un poco. Creo que lo hacemos más con esta intención. También hay un hándicap y es que nosotros no ensayamos y al principio de la gira todo está más verde y necesitamos sentirnos más seguros con el material nuevo.
En cambio, tengo la sensación de que escribiendo dejas que el imaginario escape las barreras del control, ¿es así?
Es curioso, pero cuando me toca hacer entrevistas me sirve para analizarme e irme construyendo un discurso. Durante estos días he tenido que hacer bastantes y me he dado cuenta de que lo que busco al hacer canciones es un espacio libre y atemporal. Un lugar que no tiene tiempo, ni espacio, ni día ni noche, ni colores. Tiene solo emociones, sentimientos, imágenes y recuerdos. Es un espacio muy libre y desde allá hago las canciones. Por eso creo que mis canciones son difíciles de posicionar en un momento concreto, porque son fruto de mi yo enfrente del universo. Y desde allí me dejo llevar.
"Yo no podría ser buen padre ni buen compañero ni buena persona sino tuviese esa plenitud de poderme expresar haciendo lo que hago".
Desde ese lugar tan libre la parte que aflora del Joan Pons persona está menos presente, ¿no?
No, soy yo en estado puro, pero en un sitio mucho más atemporal. La capa de protección siempre está en todo, es la conciencia, pero cuando escribo desde ahí, que solo lo he hecho en pocas ocasiones, nunca me ha gustado el resultado. No las veo auténticas ni puras. En cambio, las que me salen desde este lugar que te digo, tardo en detectarlas, pero cuando las pillo y las entiendo, me gustan, por muy sencillas que sean. Porque este disco tiene canciones muy sencillas, en el sentido de pocas frases, cercanas al haiku, pero en ellas me siento muy reflejado. Claro, tienes que tener en cuenta que son canciones que tendrás que cantar muchas veces y para mí es necesario que sean flexibles, porque sino me cansaría muy rápido de ellas.
¿Hay diferencia entre Joan Pons y El Petit de Cal Eril?
Ahora sí. Ahora con El Petit muchas veces hablo en tercera persona: mañana tengo bolo con el Eril. Soy un actor más de esta comedia. Sí, con esto me siento súper a gusto ahora y creo que por eso estoy en un momento tan guay de mi vida y de mi carrera musical. Estoy muy convencido de lo que hago, con todas mis dudas y mandangas que me tengo que comer, como todo el mundo. Pero creo mucho en lo que estoy haciendo y veo que el público también lo ha entendido. Me siento muy afortunado. Yo soy Joan y El Petit de Cal Eril es un conjunto de personas, entre las cuales yo también estoy, con las que estoy haciendo cosas muy flipantes y que se han convertido en grandes amigos.
Hay un Joan que es padre de tres hijos. ¿Es compatible esta paternidad con la necesidad artística? ¿Cómo se gestionan las interferencias?
Yo no podría ser buen padre ni buen compañero ni buena persona sino tuviese esa plenitud de poderme expresar haciendo lo que hago. Hemos encontrado la manera logística de conseguir este estado, aunque nunca es fácil. La gente necesita este espacio de consolidarse como individuo, y yo procuro contribuir a que los que están a mi lado también lo tengan.
"Me he dado cuenta de que las letras del disco ponen mucho en duda la matemática, la física y la precisión del tiempo".
La última vez que te entrevisté se empezaba a consolidar la banda. Ahora os habéis convertido en una hermandad. ¿Me puedes explicar este proceso?
Es una cuestión de respeto, amor y música. Nos cuidamos mucho, nos queremos y nos tenemos mucho respeto. Son mis amigos y mis compañeros de viaje y no puedo entender el grupo sin ninguno de ellos, y todo lo que hemos conseguido es entre los cinco, con la ayuda del grupo de gente que hay detrás de los focos.
Creo que estás construyendo una gramática del riff muy propia. Tiene una cierta cualidad andrógina, con una energía masculina y femenina bien enraizadas y presentes. A la vez tienen esta manera tan tuya de desafiar el espacio y tiempo que parece que se puedan escuchar del derecho y del revés. ¿Qué opinas?
Entiendo perfectamente lo que dices. Lo noto mucho cuando alguien hace una versión de nuestros temas. Es muy raro… No les sale bien, no les queda bien. Aunque soy mal guitarrista, tengo una manera muy propia de tocar el instrumento. Y me encanta cultivar el riff y hacer las canciones a partir de ellos.
En una de tus letras dices: “no te'n fiis de les hores no et refiis dels segons no te'n fiis dels rellotges ni dels avions” (“no te fíes de las horas, no te fíes de los segundos no te fíes de los relojes ni de los aviones”). ¿Es el tiempo una prisión insalvable?
Me he dado cuenta de que las letras del disco ponen mucho en duda la matemática, la física y la precisión del tiempo. Es una cosa que siempre la había entendido y vivido así, pero nunca la había verbalizado. Y es que no creo en los relojes. No creo que el tiempo sea una verdad como está marcado y configurado. Esta búsqueda de la precisión y de la exactitud del tiempo es como intentar educar una bestia salvaje. El tiempo es flexible y líquido. Y a veces pasa muy rápido y otras veces lento. Esto es así y nadie te puede decir lo contrario.
Has decidido escribir en italiano, catalán y castellano en un momento en que la lengua es muchas veces utilizada políticamente. ¿Cuál es el sentido para ti?
Ninguno. Me da igual absolutamente. La canción en castellano fue la primera que me salió y me salió como un rayo. No fue adrede ni había ninguna intención. Le veía virtudes y defectos y ganaron las virtudes. El defecto principal es que no me gustan los discos con varias lenguas. Nosotros somos muy críticos con los demás y con nosotros mismos y me encanta poder hacer una cosa que hemos criticado acérrimamente. Yo me veo a mí mismo decir: “¡Qué mareo que alguien cante en tres idiomas!”. Y cuando tuve esta sensación me dije: “pues toma, ahora es el momento. Y no haber criticado tanto”.
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