La calidad artística de Borja Laudo ha estado siempre fuera de toda duda, desde que apareciese su sorprendente debut “That Sentimental Sandwich” (King Of Patio, 06) hasta que “This Is The Begining Of A Beautiful Friendship” (Grabaciones en el Mar, 10) lo confirmase el pasado año como uno de los talentos definitivamente más interesantes del panorama patrio. Ahora llega el turno de “The Orinal Soundtrack”, editado por Grabaciones En El Mar, la esperada nueva entrega del músico y también la más ecléctica y ambiciosa dentro de su ya considerable carrera discográfica. “Ya me he olvidado de los anteriores discos, así que si me pongo a comparar éste con aquéllos seguramente me suspenderás”. Digamos entonces que en el presente álbum los estilos se suceden hasta potenciar el valor añadido del conjunto, al mismo tiempo que evidencian la capacidad del vocalista para asumir y reinterpretar géneros sin que su marcada personalidad se vea mínimamente afectada. Una riqueza estilística que tan pronto recuerda al Bigott austero y anárquico de los dos primeros discos como ofrece un tema de pop electrónico bailable, apela a ritmos exóticos o cierra con un tema atmosférico y complejo que remite a The Velvet Underground con Nico. “No buscaba esa variedad intencionadamente. Supongo que me aburro si todo suena igual. Cuando hago canciones no pienso en que tengan que ver una con otra, simplemente en hacer canciones que me gusten. Me gusta mucha música distinta así que no es raro que salgan diferentes”. Ciertamente queda la sensación de que el aragonés escucha mucha y variada música en su casa. “No recuerdo cuáles escuché en particular mientras hacía el disco, pero alguna cosas que me gusta escuchar son Harry Belafonte, Nick Drake, Sol Hoopii, Caetano Veloso, Camarón, The Feelies, Avi Buffalo, Can... de mor…”. Habrá quien piense que, una vez captada la definitiva atención de público y medios, lo lógico hubiese sido centrarse en una continuación con mayoría de temas que incidiesen en la veta pop y accesible del anterior álbum, con la que rematar la aceptación popular. “No sigo ninguna estrategia con mis discos, si la siguiera sería un estratega malísimo. Pero tampoco soy consciente de que el disco anterior fuera accesible o de que no lo fuera”. La consecuencia no planificada es un disco de apariencia madura, elaborada e incluso densa en alguna de sus paradas, en una descripción que su autor, con su tradicional sorna, no termina de ver del todo clara. “De mí salen cosas densas, pero ¿maduras y elaboradas?… lo veo difícil. ‘The Orinal Soundtrack’ es un buen disco, no ha matado a nadie. Cosa que no pueden decir los dos anteriores”. El disco llega fiel a su habitual regularidad, a razón de nueva entrega cada temporada, respetando la inhabitual frecuencia a la que el artista ha acostumbrado a su público. “Mantendré el ritmo mientras me divierta hacerlo. Tengo muy mala memoria y si no grabo discos se me olvidan las canciones”. Una inspiración desbordante que ya ha alumbrado un total de cinco elepés en el mismo número de años, con virtudes y defectos que el autor no parece demasiado interesado en recordar. “Cuando grabo y presento un disco me olvido de él y son sólo temas entremezclados que toco en los conciertos. Ahora mismo no sé de qué disco son las canciones que toco en directo. No tengo perspectiva caballera, me queda un poco de isométrica y estoy harto de la simetría”. Otra de las características novedosas de “The Orinal Soundtrack” son las dimensiones adicionales alcanzadas gracias a las sensibles aportaciones de los actuales miembros de la banda. Paco Loco, Clara Carnicer “Clarin”, Muni Camón, y los hermanos Esteban y Pedro Fernández (de Lêda Tres) aparecen ya convertidos en parte activa del proyecto, multiplicando exponencialmente la posibilidad de detalles y giros adicionales que enriquecen las composiciones. “Clarín y yo bajamos al Puerto de Santa María a grabar (creo que "Fin") y nuestra banda no podía venir. Paco metió entonces algunos arreglos de teclado y guitarra y le pedimos que llamara a un batería del Puerto para tocar el teclado, pero luego decidimos que era mejor que tocara la batería. Andrés Perruca (ex El Niño Gusano y ex Tachenko) no podía seguir tocando con nosotros por su trabajo, así que Esteban pasó a ser el batería oficial; Muni entraba al estudio de vez en cuando para hacer coros o tocar el teclado. A Pedro lo encontramos en un concierto en Barcelona, me dijo que tocaba el ukelele y le dije que se subiera a tocar. Desde entonces tocamos todos juntos”. Una troupe singular en la que cada uno entrega presencia y una serie de ideas y detalles apreciables tanto en las nuevas canciones como en la evolución y mutación de composiciones pasadas sobre las tablas. “Las canciones las compongo yo y Paco aporta buenas ideas y toda la producción en el estudio. Se graban cómo me apetece en ese momento, pero después en directo van tomando otra forma y todos aportan su parte”, aclara el entrevistado antes de sentenciar que “Bigott es ahora el proyecto de Bigott con cinco miembros, que no pollas”. La conclusión es que todos disfrutamos con los perros verdes. Personajes peculiares que se escapan de lo establecido en base a altas dosis de ironía, espontaneidad y despreocupada naturalidad. Quizá la clave del éxito de Bigott sea la mezcla de excelentes canciones con personalidad arrolladora y un innato toque excéntrico. “¿Qué éxito? Entonces mi manager se debe de estar haciendo rico y a mí me dice que la cosa no va muy bien”. Me refiero a una aceptación cada vez mayor, con la prensa firmando indiscriminadamente críticas positivas a pesar del (o gracias al) extravagante trato del protagonista con los medios. “No leo prensa musical ni otra prensa, pero le doy la importancia suficiente para contestar entrevistas porque es una promoción necesaria. Yo también suelo trataros muy bien”. Por su parte, una extensa gira ha convencido masivamente a un público que ha caído rendido ante las virtudes del frontman. Ahora todo el mundo parece querer a Bigott. “Y que siga siendo así, por el amor de Dios (que no existe). La gira fue muy bien. Nos encanta tocar en directo. Con este disco pretendo hacerlo mucho… y tocar también”. Ciertamente parecen ansiosos por salir a la carretera y defender en directo las nuevas composiciones. “Ya hemos hecho bastantes temas del disco nuevo en algunos conciertos y me gusta cómo suenan. Hacen el repertorio más animado: ahora toca bailar”. Cuando debutó, Bigott seguramente no podía imaginarse que pocos años después iba a ser reclamado para tocar en los festivales más importantes del país como FIB, Primavera Sound, Faraday, Luna Lunera o Sonorama. “Nunca me planteo si llegará algo o no, así que si llega lo disfruto y si no llega no lo echo en falta. Lo mejor de tocar en festivales es que hay más gente para ver los conciertos y que tienes zona VIP, que no sirve para nada pero te sientes muy VIP”. Precisamente en el Lunera tuvo ocasión de cruzarse un mensaje críptico con el mismísimo Elvis Costello. “Lo encontré bajando por la escalera del hotel, le dije: ‘Elvis!’ y él contestó con algo que se parecía a un ladrido”. Cosas de genios.
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