El negro blanco
EntrevistasJamie Lidell

El negro blanco

Javier López — 14-11-2008
Fotografía — Archivo

El soul ha vuelto. Eso dicen. Primero fue Amy Winehouse, figura que ya casi ostenta la categoría de mito a causa de sus correrías con las drogas. Luego esas cándidas Duffy o Adele. El nuevo nombre en discordia es un hombre. Se llama Jamie Lidell. Es guapo, tiene carisma y canta como los grandes. Su “Jim” (Warp/Pias) debe triunfar.

El inglés Jamie Lidell tiene talento. Eso es algo que sabíamos desde hace tiempo. Sus dos discos en solitario: el experimental “Muddlin Gear” (Spymania, 00) y el celebrado “Multiply” (Warp, 06), así como su proyecto conjunto con Cristian Vogel, Super Collider, habían situado a Lidell como uno de los estandartes más reconocibles del soul-pop de filia underground y con querencia a la electrónica. Pero es ahora, con la edición de su tercer álbum, “Jim”, cuando este dandy perdulario se descubre como un intérprete de primera división.

"Mi objetivo ha sido crear una obra pop que pudiera escuchar todo el mundo: jóvenes, mayores, niños…"

Lidell ha dejado de lado la electrónica, se ha procurado una solvente banda de acompañamiento y ha tirado del manual del soul de todas las épocas (aquí hay ecos de Stevie Wonder, Sam Cooke, Al Green, Sly Stone y Prince, entre otros) para marcarse diez canciones, sólo diez, que deberían ser reconocidas entre lo mejor de la temporada. Por no hablar de su voz (negrísima, cálida, de múltiples registros). Da envidia escucharle. Él sabe que ha hecho un disco sobresaliente. “Sí, tío, he hecho un gran álbum. He crecido mucho con respeto a ‘Multiply’. Estoy muy contento con el resultado, y preparado para todo…”. Lidell ha abierto un nuevo capítulo en su carrera y ha ido a la factura de un álbum de soul pop total, accesible a todos los públicos. Hace poco escuché “Another Day”, el tema que abre el compacto, personalmente una de las melodías más hermosas de los últimos años, en una emisora comercial y me alegré enormemente de ello (y por Warp Records, que perseguía desde hace tiempo jugar en ligas más populares…). “Con ‘Jim’ mi objetivo ha sido crear una obra pop en todos los sentidos. Un obra que la puedan escuchar jóvenes, mayores, niños… La buena música popular llega a todo el mundo. Yo he querido hacer eso…”, reconoce.
El disco suena negrísimo. Hay momentos pop, arrebatos funk (“Little Bit Of Feel Good”), baladas a lo Otis Redding (“All I Wanna Do”, “Rope Of Sand”), pasajes rítmicos deudores de George Clinton (“Hurricane”), un evidente homenaje a Al Green (“Green Light”), medios tiempos dinámicos como “Figured Me Out” que evocan al Prince más azucarado y bailable… “Me he inspirado en artistas negros de todas las épocas. Pero es cierto que me he centrado en replicar un sonido deudor de la música negra de los años sesenta y los setenta”. Otro cambio sustancial que aporta “Jim” es que ahora Lidell tocará con una banda. “Era otro de mis objetivos. Antes llevaba las bases programadas y eso me limitaba mucho cada actuación. Acababa aburriéndome, todas las noches hacía lo mismo. Con una banda puedes improvisar y buscar ese feeling e inmediatez que deben tener la música negra. En directo me acompañarán un par de saxos, un batería, un guitarra, bajo… Una formación clásica”. El disco lo grabó en Los Ángeles. “Estuvimos dos semanas allí. Lo pasamos genial, cada día de grabación era una fiesta. Es importante pasarlo bien mientras grabas, se nota en el resultado final…”. Parte de la culpa de que todo suene a gloria es de su buen amigo Mocky (el canadiense trabaja con gente como Gonzales y ya participó en “Multiply”). “Mocky es como mi hermano. Lo hemos hecho todo juntos. Es el complemento perfecto. Tengo mucha suerte, porque no es fácil encontrar una persona con la que puedas trabajar tan estrechamente y no desgastar tu relación personal. Es un gran productor, sabe darle a las canciones lo que necesitan”.
El amor es uno de los motores de este disco. Pero el amor como sentimiento exultante, como fuerza vital… y planea en buena parte de las letras del álbum. “El disco es un pedazo de Melinda, mi novia. Muchas de las canciones son declaraciones a ella. Siento que con las letras le expreso todo aquello que no le puedo decir cuando estoy de gira, lejos de casa. Ahora voy a dejar Berlín para mudarme a París a vivir con ella…”. La gran pregunta: Jamie ¿te cuidas? ¿proteges tu voz? “Sinceramente, he fumado mucho grabando este disco. No creo que mi valor recaiga en mis capacidades como vocalista. Creo que la voz es el reflejo natural de la persona, y, en mi caso, cuidármela no sería un reflejo honesto de cómo soy y de lo que me gusta hacer… Cuando estoy de gira es diferente. Para completar una gira con éxito has de estar en forma, no puedes estar de fiesta todas las noches y castigando tu garganta con alcohol y tabaco, porque si no a los tres días de tour estás muerto (risas). Aún así, lo importante es cantar con pasión, tengas la voz que tengas”.
Sir Elton John sabe que Lidell es de los que canta con pasión, por eso le llamó personalmente para invitarle a ser su telonero en su gira de estadios por el Reino Unido hace unos meses. Desechó su invitación porque ya tenía compromisos cerrados. “Me sorprendió mucho su llamada y soy consciente de que he dejado escapar una gran oportunidad para dar a conocer mi trabajo y crecer en el mercado inglés. Pero tenía la actual gira casi cerrada y eso significaba renunciar a todo el trabajo hecho y dejar de visitar Estados Unidos. Respecto a Elton John, es un artista que he ido respetando con el paso del tiempo, es un gran compositor y tiene canciones increíbles”.

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