Contesta cansado, educado y tranquilo. “La verdad es que estoy contento con cómo está saliendo todo con el disco”. Habla despacio y piensa mucho antes de responder. Silencios. Da tanto temor interrumpirle como pulsar el ‘pause’ escuchando su disco. M. Ward es un artista que por fin está recibiendo el calificativo de ‘geniecillo’ que algunos ya le otorgaban desde sus inicios, sobre todo desde el álbum que publicó en 2003 y que le consagró internacionalmente, “Transfiguration Of Vincent”. “Es muy agradable escuchar eso, claro, que alguien lo crea. Siempre pienso que lo puedo hacer mejor. El arte debería ser eso: mantener siempre el objetivo de crear más y mejor. Mentalmente ya estoy pensando en el próximo disco. Intento no mirar hacia atrás nunca. Porque no quiero puntos de vista externos que puedan adivinar cuál es el siguiente paso. Sólo quiero guiarme por mi inspiración desde un punto de vista más inmediato y no por las opiniones de fans o críticos”. ¿Hasta qué punto las opiniones de los críticos son más importantes que las sensaciones de los fans?
"El arte debería ser eso: mantener siempre el objetivo de crear más y mejor"
“Normalmente, los fans son también extraños. Me gusta saber qué piensan del disco porque es interesante. Es una de las cosas que más me interesan. Hay miles de interpretaciones distintas y me encanta saber algunas. No es nada matemático”. Efectivamente, los caminos, para que a uno le reflejen, han de ser sobre todo subjetivos. Y en esa ruta que inició este solista en 1999 con “Duet For Guitars #2”, la elegancia se ha convertido en la base de casi todo lo que toca. Ser clásico sin impedir la evolución de su música. Ser original sin perder de vista en ningún momento el folk de raíz de siempre. “Hace mucho tiempo de mi etapa como compositor al uso en el trío Rodriguez, mi primera banda. Ahora la música es el resultado de los experimentos que surgen en mi casa, en el cuatro pistas, yo solo. Baso mi carrera en esos experimentos”. Experimentos que han tenido el apoyo incondicional de los buenos amigos que ha hecho Ward a lo largo de sus años en la escena folk-country norteamericana. Porque allí, de forma real y palpable, hay escena. “No sé qué decirte respecto a eso, puede que sí. Yo sólo puedo hablar por mí mismo, de las cosas que hago, y las reacciones que estoy recibiendo son muy positivas y muy emocionantes. No me puedo quejar”. Llámalo como quieras, escena o liga folk. Pero todos colaboran con todos. Tortoise con Will Oldham. Calexico con Iron & Wine. Genios con genios en Undertow Orquestra (Will Johnson, Mark Eitzel, Dave Bazan, Vic Chesnutt).
"Si tuviera que elegir a alguien con quien tocar sería alguno de mis amigos, sin duda, pero desde luego hacerlo con Young sería increíble"
“Hay una sensación muy fuerte de comunidad, es cierto. A mí me encanta llevar a mis amigos porque siempre hacen cosas inesperadas y eso enriquece la música. Con mi cuatro pistas, me he acostumbrado a saber cuáles son mis instintos. Ellos, sencillamente, añaden a las canciones cosas que yo no podría hacer porque tienen otra forma de trabajar”. Y sus amigos no son el del estanco ni el que le pasaba los apuntes en el instituto. No. Él habla de Howe Gelb de Giant Sand o Calexico, uno de sus descubridores y quien le editó un primer disco en su sello, Ow Om Recordings, en el año 1999 (“me abrió muchas puertas en Europa y en América, es muy amigo desde entonces”). Habla de Jim James (My Morning Jacket) y Conor Oberst (Bright Eyes), con quienes ha girado conjuntamente. Habla de Neko Case o de John Parish (Ward y él formaron parte de la banda de Giant Sand durante una gira hace un par de años). Y habla de Daniel Johnston, autor de “To Go Home”, segundo corte del álbum, y uno de sus ídolos. “Fue increíble estar con él. Hace tres años giramos por Estados Unidos juntos y siempre he sido fan de él, con lo que durante esos conciertos acabamos tocando canciones juntos en el escenario”. Matt, pelo negro, piel clara, heredero del Neil Young más arriesgado (“si tuviera que elegir a alguien con quien tocar sería alguno de mis amigos, sin duda, pero desde luego hacerlo con Young sería increíble”), y continuador de la modernidad bien entendida de Mark Eitzel, sabe unir a sus composiciones y a su voz una emoción digna del mejor Jason Molina. Eso sí, con un punto sucio que lo aleja de la crudeza de Songs:Ohia o Magnolia Electric Co. Ahí está la inteligencia de una producción que lejos de ornamentar, lo que hace es ampliar el sonido del que es su mejor disco hasta la fecha. “Sí, intentaba recrear el sonido de las viejas radios. Tuvimos dos baterías a la vez en el estudio, trabajé con Mike Mogis (ex Lullaby For The Working Class, miembro de Bright Eyes y productor de artistas como The Faint, Rilo Kiley, Cursive...) en Nebraska, para añadir detalles. Quería que hubiese partes más duras, más ásperas”. Matt lleva varios años obsesionado con ese toque ‘herziano’, algo que culminó en el año 2005 con el álbum “Transistor Radio”. Ward escuchaba mucho la radio de pequeño. Descubrió la música a través de las ondas. Ama ese sonido, alejado lo más posible de la tecnología digital. De ahí la nostalgia que sobrevuela cada disco que este californiano publica. Y lo consigue no solamente con sus propios temas, sino con las versiones con las que se ha atrevido: desde “You Still Relieve In Me” de los Beach Boys, hasta el clásico de Bowie, “Let’s Dance”, que The Futureheads acaban también de reinterpretar. “Por encima de todo me veo como alguien que hace canciones, y luego, algo secundario, como alguien que informa de eso”. Pocos motivos quedan ya que te impidan salir corriendo a pillarte “Post War”. En todo caso, aún se pueden añadir un par más a su favor. Sus excelentes letras y lo mucho que dice adorar España. De hecho, entiende el castellano, aunque hoy no sea su día, por la forma en la que evita hacerlo. Su madre es mexicana. “Me encanta España y no he podido girar por ahí por problemas de calendario. Siempre intento pasar mucho tiempo en casa, también, por eso mis giras no son muy largas. Ahora creo que vamos a España para un festival en noviembre”. Se refiere al Tanned Tin, evento que se celebra en Castellón y que este año cuenta con uno de los mejores carteles independientes de la temporada. Por cierto, recomiéndanos un grupo que te haya sorprendido últimamente. “Hay tantos, qué difícil. No sé, a ver, por ejemplo me encanta el disco de Yeah Yeah Yeahs”.
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