Con un cuarto disco que ya desde el título, “Folk”, promete sorpresas, Howie B trata de ampliar el hueco que empezó a forjarse cuando “Music For Babes”, notable fábula en formato ambient-trip-hop, sentó su particular cátedra. Dos discos más volubles, pero quizás menos concretos y redondos como aquél camuflaron la trayectoria de un nombre al que muchos sólo relacionaban con aquellas personalidades con las que se codeaba Howie. Ahora le toca el turno a un álbum con, mucho cuidado, concepto. “Bueno, “Folk” hace referencia a la tradición musical que tenemos, no a un estilo concreto de música. Es nuestra herencia. Esta vez he partido de esa idea para darle distintos matices al disco, para intentar absorber en un mismo álbum muchas influencias dispersas por mi bagaje musical y el de los colaboradores del disco”. Ese abanico se basa en puntuales visitas a estilos aparentemente lejanos de la órbita Howie B que ayudan a dar color a su propuesta.
“El flamenco me parece algo increíble, una de las fuerzas musicales más expresivas del mundo” |
Hablamos de flamenco, por ejemplo. Marina Heredia y Raimundo Amador abultan la larga lista de firmas ilustres que se dejan ver por el disco. “Soy un gran ´fan´ del flamenco, sin duda. No soy un gran entendido, ni mucho menos, pero cada vez que vengo a España me empapo de flamenco. Me parece algo increíble, una de las fuerzas musicales más expresivas del mundo. Pero como te he dicho, no soy un gran experto, así que para ´Making Love On Your Side´ creí necesario contar con gente ligada al flamenco de verdad, gente del entorno flamenco. Y bueno, Marina y Raimundo son excepcionales, qué puedo decir”. Desconcertante, primero, olvidable, después, esta incursión flamencóloga de Howie B huele a pegote dentro de un álbum que propone conceptos e ideas sin llegar en ningún momento a profundizar en ellas. Y así, esta aportación flamenca no tiene valor conceptual, como propone el productor y DJ británico, sino mero peso anecdótico. Lo mismo sucede con el resto del álbum. Se respira sensación de ´corta y pega´ en su desarrollo, y la intención cohesiva de su autor no se percibe por ninguna parte, más bien todo lo contrario. “Con los dos discos anteriores quizás me obsesioné demasiado con determinados aspectos creativos que ahora han dejado de interesarme tanto. Creo que eran discos muy densos, más experimentales, también, y con el tiempo los veo de otra forma. Puede ser que “Folk” tenga más relación con “Music For Babes”, aunque los considero bastante diferentes expresivamente. Este suena más variado, con muchos más elementos musicales esparcidos en las canciones. Los tres anteriores eran más homogéneos, en ese sentido”. Pero el principal error de este cuarto Lp radica, precisamente, en la mala interpretación que Howie B hace del eclecticismo como vía aperturista. No hay hilo narrativo en este disco, tan sólo una serie de leves capítulos (armados con una prosa musical brumosa... entre el sopor y la liturgia chill-out) desordenados que desmienten el aceptable concepto inicial y salpican de tedio su contenido, sin duda alguna, el más débil de toda su carrera.Visiblemente afectado por una intoxicación narcótica humeante, Howie B contesta con nubarrones dialécticos a través del teléfono. No está en plena forma, puedo asegurarlo. No se le nota especialmente interesado en defender su nueva obra o en aportar datos de interés que superen a cualquier hoja promocional que se precie. Incluso le cuesta recordar el elenco de colaboradores que han desfilado por su nueva obra al enumerar todo el listado. Espesura, lo llaman. “El criterio es bastante básico: que me guste su trabajo. Da igual que sean más o menos conocidos, o que su background musical sea totalmente distinto del mío. Todos ellos son buenos amigos y admiro lo que hacen o lo que han hecho en el pasado. Y también hay gente poco conocida por el público, como Karmen (Karmen Wijnberg, vocalista), que tienen mucho talento como para pasar desapercibidos. Así que, en realidad, el criterio a la hora de elegir a la gente es sencillo”. Incluso el propio Howie B se ha atrevido a ponerse delante del micro para dar forma a las ideas que le rondaban por la cabeza en relación al álbum. La verdad es que, una vez vistos los resultados, lo mejor hubiese sido mantener el porro en la boca durante todo el proceso de grabación. “No sé, no me lo planteé mucho. Me apetecía cantar y lo hice. También se dio la circunstancia que la canción se adecuaba a lo que yo podía ofrecer, que tampoco es mucho (risas)”.
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