Muchos fans de The Jayhawks (yo incluido) coinciden en la importancia de Mark Olson como elemento esencial del sonido clásico de los de Minneapolis. Su voz nasal, sus composiciones cercanas al country, daban al sonido melódico del grupo un contrapunto muy especial, algo que los desmarcaba del resto. Sin desmerecer la carrera posterior de The Jayhawks sin Olson (que es brillante), mucho nos tememos que cuando Olson se fue, cinco años atrás, a todos nos dio la sensación de que se llevaba consigo algo especial. Los motivos de la marcha no parecen importar a estas alturas. Hay versiones diferentes sobre el asunto, pero lo único que queda claro es que la retirada a su rancho-estudio del mítico desierto de Joshua Tree se debió al profundo amor de Olson por la música de raíces y, cómo no, por su esposa, Victoria Williams. "Creo que algo estallaba dentro de mí. Quería intentar nuevas cosas, personal y musicalmente, y cambiar mi estilo de vida. Lo principal es que habíamos comprado una casa- estudio y vi que trabajar en ella era una vía para salir fuera y volver a respirar aire fresco de nuevo. No estaba realmente envuelto en el proceso de toma de decisiones de The Jayhawks y sentía que estaba mal, porque fui yo el que inició la banda. Así que me moví despacio y aprendí lo que necesitaba saber para caminar solo. Haber estado en The Jayhawks fue una experiencia de aprendizaje. Suelo tener contacto con ellos de tiempo en tiempo. Les deseo lo mejor, honestamente". A partir de entonces, Mark Olson recuperó la tranquilidad que los días de mainstream le habían robado y se dedicó a vivir la vida como un simple granjero, grabando lo que venía en gana y seleccionando sus movimientos.
"Haber estado en The Jayhawks fue una experiencia de aprendizaje. Suelo tener contacto con ellos de tiempo en tiempo. Les deseo lo mejor, honestamente" |
Siempre acompañado por la colaboración de su esposa, Victoria Williams, y de su amigo íntimo y músico, Mike "Razz" Russell, grabó entre 1997 y 1999 nada menos que tres discos: "The Original Harmony Ridge Creek Dippers" (1997), "Pacific Coast Rambler" (1998) y "Zola And The Tulip Tree" (1999) son tres trabajos magníficos, alabados por la crítica especializada de country americano (la publicación No Depression y demás). Lo fascinante del asunto es que esos discos no se han editado y los vende el propio Olson en su página web (www.thegrid.net/creekdipper/). Es impresionante el grado de independencia y autogestión de un músico que perfectamente podría vivir de las rentas de su pasado o de su presente (esposo de Victoria Williams) y más en unos tiempos en los que se trafica con la autenticidad y honestidad. Pero, por fin, a finales de 2000, se ha decidido publicar para el pequeño sello Hightone (Glitterhouse en Europa) su pequeña obra maestra, el excepcional "My Own Jo Ellen". "Llegamos a un punto en el que pensamos que sería hermoso tener los compactos en algunas tiendas. Era incapaz de controlar por mí mismo la venta. Ha sido para nosotros una lenta construcción y, como cada año, hemos visto que las cosas han progresado, el siguiente paso era involucrar a los sellos". "My Own Jo Ellen" es una especie de manual de country-rock, grabado en tan solo cinco días, con la compañía de varios músicos aparte de los fijos The Original Harmony Ridge Creekdippers (Olson, Williams y Russell). Las armonías vocales de Olson y Victoria Williams y el paraje del desierto de Joshua Tree rememoran la figura de Gram Parsons (que acabó sus días en este desierto), y sus duetos con su también esposa aquel entonces, Emmylou Harris. "Creo que Vic y yo somos quienes somos. No tratamos de mimetizar a Gram Parsons o a nadie más. He oído un montón de country de los sesenta, gospel, soul, bluegrass y otras buenas músicas que me gustan". Sería injusto y simplista no destacar el intento de Mark Olson por regenerar en estos tiempos el country-rock, aglutinando todas sus variantes y versatilizando un género a menudo tachado de rígido. "Bueno, esa es la idea, tomar un idioma y trabajar dentro de él, doblarlo aquí y allá, pero la aproximación artística verdadera es no reventar el idioma, como hago en ocasiones. Eso es algo que achaco a mi experiencia en bandas de garage". Por cierto, no hay que perder de vista las historias narradas en el álbum: cotidianas, pequeñas, familiares, íntimas y muy espirituales. Para terminar, dos cosas, felicitarme por la enorme libertad artística de Mark Olson, algo que el no comparte. "No, no me siento libre sobre ello. He tomado duras decisiones para intentar escribir la mejor música de la que era capaz. Si eso está bien, entonces creo que a la gente le gustará y que seré capaz de girar y hacer lo que quiero en la vida, tocar música. Si la composición no funciona, me tendré que dedicar a otra cosa". Por otro lado, sería interesante anunciar la enorme intención que tiene Mark Olson de tocar en Europa allá por el próximo mes de junio, una noticia tremendamente excitante, puesto que más de uno habíamos dado por perdido a este gran compositor.
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