Objetivo, las estrellas
Por la ventanilla del coche pasan palmeras, luces de neón imposibles, el cartel de Beverly Hills, las concurridas terrazas de Sunset Boulevard, más palmeras. Nos dirigimos con el grupo y su manager Pau a una de las mejores hamburgueserías de West Hollywood. “El otro día vimos aquí a Danny Trejo rodeado de fans”, explica el bajista David González señalando House Of Blues. Durante el mes que llevan en Los Ángeles han asistido a algunas fiestas, como la del ascendente as del dubstep comercial estadounidense Skrillex o la presentación mundial de “Into The Locust”, de Machine Head, en el mítico Roxy. “Fuimos con Ross –Robinson, productor de “Haria”-, es muy amigo suyo. Según él, todo forma parte de la grabación y puede inspirarnos”. Acabamos la noche justo al lado, en el no menos histórico Rainbow. Los altavoces escupen Mötley Crüe, Pantera y Mercyful Fate. En un rincón de la zona de restaurante descubrimos a Dino Cazares de Fear Factory cenando en muy buena compañía –sobre su cabeza, un disco de oro enmarcado de “Obsolete”-; en la terraza identificamos a Cypress Hill; y sí, amigos, Lemmy Kilmister aparece al final de la barra luciendo su uniforme y gorra militares y jugando con su inseparable máquina tragaperras. Nos acercamos para comprobar que no es un muñeco de cera y nos damos por satisfechos. “No le gusta que le interrumpan mientras juega”, nos avisan. De regreso al hotel, a todo volumen y con los cristales bajados, “Haria” invade las calles de Hollywood. Aun tratándose de una mezcla provisional, suena grandioso, con cuerpo, crujiente.
Pop duro
Potente. Voluminoso. Directo pero con matices. Y falta por escuchar la masterización final de Robinson y Steve Evetts (Sick Of It All, The Dillinger Escape Plan, Snapcase). Compositivamente, “Haria” posee guitarras más metálicas pero constituye, también, una apuesta definitiva por la melodía. Gorka Urbizu (voz y guitarra) “Es un disco más contundente, aunque tiene canciones descaradamente pop. Sobre todo por las melodías vocales, pero también por las estructuras. Nunca lo hemos escondido, pero en este disco queda más patente. Está claro que somos un grupo de rock, e incluso de fondo puede haber más metal, pero hemos acentuado ese contraste”. El nuevo batería Galder Izagirre (Dut, Kuraia), añade: “Entre nosotros lo llamamos ‘pop duro’ (risas). Es un término gracioso pero muy representativo”. Por decirlo de otro modo, “Haria” posee más profundidad -“tiene un mayor empaque, muchas más capas de guitarra y más ambientes, que es algo que nunca habíamos probado”, señala Gorka- sin renunciar a su habitual inmediatez. “El sonido crudo es algo que tenemos ya como banda; nunca nos ha gustado la superproducción. Aunque por encima de todo, este es un disco bastante más pasional”. Pasional y pop. Que a nadie le extrañen estos términos. El propio cantante impulsa un proyecto de power pop llamado Peiremans+ (además de Katamalo, basado en canciones acústicas sobre poemas de Gotzon Barandiaran), y Matt Sharp de Weezer, con quien Urbizu ya había colaborado, ha grabado voces para uno de los temas de “Haria”. Más ejemplos de pluralidad: entre los títulos provisionales que Berri Txarrak ponen siempre a sus canciones figuran esta vez “Kvelertak”, “Mayhem” o “At The Gates”, aunque charlando aparecen más nombres de grupos como Mermaid -“nos hizo mucha ilusión encontrar un vinilo suyo en Amoeba”-, Wilco, Bonnie Prince Billy, Elbow o Bon Iver, a quien han visto en directo en el The Shrine Auditorium. “Fue mágico, con momentos brillantes como ‘Perth’ o ‘Skinny Love’. Pelos de punta”.
California Über Alles
La implicación en “Haria” de Ross Robinson, figura clave en el hardcore y el metal de los noventa –suyos son los dos primeros discos de Korn y Slipknot, y las obras cumbre de Sepultura (“Roots”) y At The Drive-In (“Relationship Of Command”)- ha sido fundamental. “Es la primera vez que dejamos que un productor meta mano en nuestras canciones. Sin corromper los originales, ha agrandado los temas y les ha dado color”, prosigue Gorka. La diferencia entre su método y el de Steve Albini –productor de su anterior “Payola”, que grabaron de forma analógica en Chicago en apenas catorce días- es poco menos que abismal. Para empezar, el ritmo ha sido mucho más distendido. El estudio está ubicado en los bajos de la casa de Robinson, en primera línea de mar en la soleada Venice Beach; una mansión que Ross suele alquilar cuando no trabaja y en la que el grupo ha vivido durante las seis semanas de grabación. “Dave McClain de Machine Head durmió aquí la semana pasada”. Y Beyoncé quiso alquilarla… sin éxito. “Fue cuando los Grammy Awards. Ross nos dijo: ‘Ha llamado Beyoncé, que quiere alquilar la casa para cuatro días’. Todos callados. Y él: ‘Le he dicho que no puede ser, que estamos grabando baterías’ (risas)”. (David) “Ross te acoge en su hogar y en su intimidad”. (Gorka) “Todo forma parte de la grabación. Para conseguir el acercamiento psicológico que busca, necesita convivir con la banda. Tú te das cuenta más tarde, pero desde el minuto uno del partido, él está atento a eso”. En ese contexto cabe enmarcar las famosas conversaciones de Robinson. “Sabía que iba a llegar el momento, pero la primera vez me pilló por sorpresa. Te pregunta ‘¿este tema de qué habla?’. Y podíamos estar hablando media hora. Ross busca la clave, el fondo de la canción para provocarte y motivarte”. Eso sí, “tanto Robinson como Albini priman la toma natural, la energía y el feeling por encima de la técnica. Y nosotros casamos totalmente con eso”. (David) “Grabando todos juntos, un día nos sorprendió dando golpes a las cuerdas del bajo y gritando que tocáramos más fuerte. Esas notas han quedado registradas”. (Galder) “Y yo rompí en más de una ocasión el parche de la batería. ¡Ross nos dijo que nunca había visto nada igual! (risas)”.
Sol. Música. Pasión
“Tenemos muchas ganas de que salga el disco, hemos trabajado mucho en él”, confiesa Gorka. “Además, veníamos de un contexto difícil en el que nos ha costado encontrar el camino, el hilo conductor del que tirar”. De ahí el título “Haria” (hilo), que, una vez más, acepta distintas lecturas. “También tiene una connotación de fragilidad, todo pende de un hilo”. (David) “Frágil pero consistente. El hilo que te une pero que también te ata. Estar en la cuerda floja”. (Gorka) “Habla de huir de uno mismo y de lo que la gente espera de ti. ‘Payola’ tenía unas letras políticamente muy pesimistas, fue el disco del hastío, y éste tiene definitivamente otro aire”. Admiten que el clima soleado y despertar frente al mar cada mañana puede haber influido, pero no olvidan el riesgo y la mala leche. (Gorka) “Cuando el rock pierde ese punto de peligro, me deja de interesar. El elemento punk y la actitud de provocar es básica. Como también lo es aprovechar el altavoz que tenemos para decir cosas que inviten a la reflexión”. El álbum contiene, sin embargo, conceptos como el de veneración a la música, caso de “Harra”. “Significa ‘gusano’, ese gusano que tienes dentro y que te mueve. Hay algo mágico en la música que sigue estando ahí y que es la puta razón por la que seguimos adelante con la misma ilusión del primer día. Hay mucha pasión en este disco”. Pasión. Una palabra que repiten bien alto y que empapa la última obra de este trío inclasificable con tanta ambición como perseverancia e indiscutible talento. “Lo nuestro está basado en la ilusión y en la constancia, y eso va a seguir siendo así”.
Ross Robinson: El jefe de todo esto
Ross Robinson es conocido por sus vecinos como ‘ese tipo tan majo’ o como ‘el amo de Carl’, nombre al que responde su mascota, un Golden Retriever con eternas ganas de jugar, incluso durante esta entrevista. “Es un perro muy punk, hace lo que quiere pero es muy leal, siempre regresa”. Robinson es un tipo afable y algo místico, aspecto que contrasta con los siniestros cuadros que presiden el salón de su casa en Venice Beach y que conviven, eso sí, con barras de incienso y figuras budistas. Los rayos de sol y el rumor del oleaje se cuelan por la ventana mientras el productor recuerda su primera impresión al escuchar a Berri Txarrak. “Lo primero que me llamó la atención fue su inquietud y su rechazo a cantar en otra lengua que no fuera la suya, a pesar de saber que mucha gente no iba a entenderles. Eso me pareció muy cool. Muestra una verdadera actitud punk. Me gustó esa postura y su sentido de la integridad”. El grupo ha ido avanzando y creciendo disco tras disco, pero parece que con éste el salto puede ser aún mayor. ¿Qué opina Ross? ¿Están preparados? “Lo están, desde luego. Su responsabilidad como personas es disfrutar de este momento, respirar hondo cada segundo. Lo que venga después, sea lo que sea, será un increíble ejemplo de éxito. Si no hay un cambio en ese sentido, ellos ya son felices. Aman el hecho de crear música, y la música es Dios. No piensan en los resultados, y por eso son un ejemplo de buena banda”. Al comentarle que el grupo está muy satisfecho con su método de trabajo, suspira secándose el sudor imaginario de su frente. “¡No estaba para nada seguro! (risas)”. Conocer a la persona detrás del músico, ¿es básico para conseguir los mejores resultados? “Si no me interesara cómo son, qué hacen y de dónde vienen, no estaría preocupado por obtener los mejores resultados. No busco la perfección técnica. Me interesa conocer la historia detrás de las letras, escarbar y hacer preguntas profundas y personales para encontrar el significado real de las canciones. Es algo que da miedo a mucha gente, pero estos chicos han respondido muy bien a eso. No tienen nada que ocultar”. Ese mismo método utilizó para gestar los pilares de la renovación del metal en los noventa. ¿Qué cree que motivó el éxito de los debuts de Korn y Slipknot –sus discos de oro comparten espacio con la colada-, o “Roots” de Sepultura? “Creo que esos discos constituyen una gran muestra de coraje. Contienen un sentimiento que se había perdido. Muchas bandas de metal graban de forma automática. Son falsas. La emoción de las canciones debe contagiar a todos los músicos. No es el sonido, es mucho más. Y no hay escuela para esto”.
Estoy deseando escuchar el nuevo disco. Aupa Berri!! Pa grande Gorkita! Rati